Historia de la evangelización en el Perú. Juan B. A. Kessler

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Название Historia de la evangelización en el Perú
Автор произведения Juan B. A. Kessler
Жанр Документальная литература
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Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9786124252914



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Penzotti estuvo en el calabozo, la congregación que había establecido haya podido seguir funcionando. Hubo amenazas terribles contra los creyentes y el sacerdote Vidal y Urías intentó provocar problemas cuando se llevó a unos niños para atacar a los que asistían al culto protestante. Pero resultó que las autoridades encarcelaron a Vidal y Urías por un día191. Noriega e Illescas se encargaron de la predicación y no se perdió ni un culto192 ni se abandonó el trabajo de colportaje193. El uruguayo Arancet tuvo que suspender su trabajo, pero salta a la vista que no se trataba por igual a los obreros extranjeros y a los creyentes autóctonos. Posiblemente creían que si se deshacían de los extranjeros, los peruanos al verse solos pronto se someterían. Si eso creyeron, se equivocaron de medio a medio, porque, como David Vila lo expresó más tarde, “estos creyentes peruanos siguieron adelante con sus cultos dispuestos a morir si fuera necesario”194.

      ¿Cómo se explica el triunfo de Penzotti? Según Bahamonde, se debe a que fue el primero en tener el apoyo de una misión bien organizada, pero esta explicación es inaceptable. Obreros como Murphy y Thompson representaban iglesias influyentes como la Anglicana y la Presbiteriana. Otros obreros se quedaron más tiempo que Penzotti, sin embargo ninguno logró formar una iglesia capaz de reproducir su fe en otros. Los dones de Penzotti, por grandes que hayan sido, tampoco ofrecen una explicación. Hombres como Diego Thomson, Murphy y Swaney también eran muy capaces. Es cierto que Penzotti enfatizó más que los otros la dedicación a Cristo. Sin embargo, los otros también enseñaban esto, y se trata de una diferencia no muy marcada. Penzotti, sin duda, recibió un apoyo muy importante del liberalismo, que desde el tiempo de la Independencia había avanzado en forma lenta, pero segura. Sin embargo, este factor favorecía casi por igual los esfuerzos de Thompson y Baxter. La diferencia dramática entre los logros de Penzotti y los de sus antecesores tiene varias explicaciones, pero el factor crucial fue que él desde un principio involucró a los recién convertidos en la propagación el evangelio, dándoles la oportunidad de aprender en la práctica el significado del evangelio, mientras sus ideas y mentes eran todavía flexibles.

      Diego Thomson hizo lo mismo, pero, a diferencia de Penzotti, trabajó dentro de la Iglesia Católica. En aquel entonces la influencia del liberalismo era todavía tan débil que no había otra opción. El hecho de que ni Thompson ni González Vigil ni Vaughan pudieran provocar una reforma interna demuestra que en situaciones de tan estrecha identificación entre la religión y las aspiraciones del pueblo como en el caso del Perú, la división es el precio que se debe pagar por el progreso. Lo mismo se puede decir de los judíos en el tiempo de nuestro Señor Jesús. Por eso el Señor dijo: “¡Pensáis que he venido para dar paz en la tierra! Os digo no, sino disensión” (Lc 12.51). Ni Jesús ni Penzotti provocaron una división que no existiera antes. Tanto el antagonismo que había entre los saduceos, fariseos y esenios en Judea, como el que enfrentaba a conservadores y liberales en el Perú era de carácter político-ideológico. Lo que hicieron nuestro Señor y su seguidor Penzotti fue darle a las divisiones existentes un carácter más espiritual. En vez de estar en contra o a favor de los romanos, nuestro Señor retó a los judíos a identificarse con Él en su entrega total a la misión del Padre hacia toda persona. En forma similar, Penzotti retó a los peruanos a entregarse a la misión de Cristo y crear así la posibilidad de un cambio mucho más fundamental que el que buscaban los liberales.