56. Guillermo Baldomero Castro

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Название 56
Автор произведения Guillermo Baldomero Castro
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9789878717357



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sé cuándo comenzó…

      Y revertir esta enfermedad... también es un proceso. Dese tiempo…

      Lo primero que vamos a intentar eliminar, es la ansiedad de la sanación. De lo contrario, estamos agregando ansiedad… a la ansiedad.

      O lo que es lo mismo, intentamos sofocar el fuego, echando alcohol…

      Vamos a reemplazar la ansiedad por curarnos... ¡por la alegría de saber que nos podemos curar!

      La ansiedad de lo inmediato…-¡por la satisfacción de lo que podemos lograr en el tiempo!

      Y así, como el que se restablece de un estado gripal generó anticuerpos contra esa cepa de microbios, también de esta dolencia, saldrá fortalecido para los días que vendrán.

      T —Tomas esbozó una sonrisa un poco forzadamente y dijo:..

      dicen doctor… que lo que no mata… fortalece…

      AZ —Un poco así.

      Los síntomas que usted tiene Tomás... sin duda responden a un estado de stress muy marcado y diría que muestra un cuadro depresivo que no es bueno descuidar…

      La transpiración de noche, la falta de sueño, dificultad en la concentración, irritabilidad, el sentido de fracaso, la angustia, acompañada de miedo, todas esas manifestaciones son sin duda el espejo del estado anímico por el que está pasando.

      Desgraciadamente son millones y cada vez más, los que padecen esta sintomatología en el mundo.

      Podríamos decir que es casi la enfermedad del siglo...

      T —¿y todos tienen este mismo síntoma?

      AZ —No precisamente. El stress cuando es muy acentuado y se descontrola, deriva indudablemente en algún cuadro de tipo depresivo, y se manifiesta de distinta manera según el individuo. Es digamos… pendular.

      Puede presentarse como un estado de hiperactividad, tanto en la actividad como en la iniciativa.

      O tomar el otro extremo en que disminuye la autoestima, genera sentimientos de culpa, perturba o bloquea la iniciativa… en fin, hay un espectro muy amplio entre ambos extremos y un sin número de efectos colaterales de naturaleza individual, pero la raíz es la misma, aun cuando se los clasifica para diferenciarlos como Distímicos unos, Bipolares otros, Cuadro Depresivo Mayor, etc.

      Por cierto no hablamos de síntomas derivados de alcoholismo, Drogadicción, o algún factor genético.

      Ahora bien Tomas, quiero que medite un poco sobre lo que hemos hablado. Lo que está pasando en su cuerpo.

      Lo que usted ha hecho –por cierto involuntariamente– es activar mensajes durísimos, a lo que su organismo está respondiendo de la única forma que sabe y se lo trasmite a través de todos esos síntomas que percibe.

      Pero desactivar esos mensajes enviados y restablecer el metabolismo normal en su interior… no es tarea sencilla, ni trabajo de un día.

      T —¿Entonces me puede curar?…

      AZ —No. Yo no lo puedo curar.

      Podría indicarle algún psicofármaco más potente que quizá lo sedaría o indicarle largas caminatas para distraer su atención y fortalecer el tono muscular, o que practique alguna gimnasia que también ayudaría en la relajación muscular y aliviar esas contracciones que siente, pero eso no lo curaría.

      Es como hacerle un sangrado a un hipertenso para bajar la tensión sanguínea…

      No es curación. Serian sucedáneos que aliviarían un poco, pero no atacaríamos el mal de fondo...

      T —Pero doctor, si usted que es el médico, no me puede Curar…

      ¿Entonces quién...?

      AZ —Usted mismo Tomas. ¡Sólo usted!

      T —¿Quiere decir que yo, debo ser mi Doctor?...

      AZ —Así es Tomas. Así es…

      Usted debe tomar la decisión de sanarse…

      Usted debe dar los pasos en tal sentido…

      Y nadie más puede hacerlo por usted.

      Como nadie puede tomar por usted, los medicamentos que usted toma.

      Ningún profesional puede obrar milagros de curación definitiva sin la total colaboración del paciente, es decir… si usted no predispone toda su voluntad y esfuerzo para conseguir ese propósito.

      Los médicos no curamos. Solo estimulamos a través de fármacos o de otros medios para que el organismo reaccione favorablemente.

      Cuando toma un antibiótico... no es el antibiótico el que cura... es el mismo organismo el que reacciona ante el antibiótico y juntos desencadenan los procesos que restauran la salud. Y en el caso del Stress o la Depresión es más necesaria aun esa actitud del paciente, ya que se trata particularmente de fenómenos subjetivos y preconceptos que valorizan hechos vividos.

      ¿Me comprende bien lo que quiero decir?

      T —¡Pero doctor!... ¿Quién más que yo puede querer sanarse?

      AZ —Tomas… no siempre lo que pensamos, es la “verdad” de lo que sentimos…

      Sucede a menudo que a nivel inconsciente, no deseamos verdaderamente lo que manifestamos conscientemente.

      Digamos que hay dos seres que coexisten en un mismo cuerpo al mismo tiempo y no van precisamente por caminos paralelos.

      Y aquel hombrecito que maneja el inconsciente es sumamente poderoso porque actúa en función de la memoria. De todo aquello que escuchó, tocó, vio, de las sensaciones, recuerdos y experiencias vividas.

      El hombre consciente en cambio proyecta hacia el futuro, lo que querría ser o hacer. Pero su conducta, casi siempre está condicionada por lo que ordena el inconsciente que es digamos… quien tiene la experiencia.

      En su devenir, el hombre consciente va generando nuevas situaciones que alimentan continuamente la reserva histórica de su compañero oculto.

      El primero analiza y genera. El segundo, sin discernir, guarda.

      Pero ejercerá poderosamente su influencia en las acciones próximas.

      Y entonces ¿qué pasará con aquellas circunstancias o conceptos que el consciente evaluó con criterio erróneo y así fueron almacenadas en la inmensa biblioteca de su amigo?

      Pues, seguirán ejerciendo con aquel error, el peso de su influencia sobre las acciones venideras del primero.

      Es por ello, que encontramos tan frecuentemente en nosotros mismos, una incoherencia manifiesta entre la prédica y la práctica. Entre el querer y el hacer. Entre lo que pensamos que fuimos y lo que realmente somos.

      T —Doctor… a ver si lo entiendo…

      ¿Me está diciendo que mi inconsciente quiere estar enfermo y por eso estoy pasando todo lo que paso?...

      AZ —No. No es que su inconsciente quiera estar enfermo, sino que la visión de su realidad, está influenciada por los mensajes que su inconsciente le trasmite.

      Y estos mensajes, con toda seguridad, tienen algún vicio de error con el que fueron almacenados en su momento.

      ¿Y esto como se corrige?

      Pues necesitamos reescribir el texto. O de otro modo… reemplazar el viejo libro de la biblioteca, con su código mal escrito, por uno nuevo, con la fórmula correcta.

      T —Entiendo lo que me dice… pero no entiendo de que manera lo llevamos a cabo…

      AZ —Todo a su tiempo Tomas… hay que darse tiempo… y dejar que trabajen los anticuerpos…

      —Zazar torció ligeramente su brazo y miró su reloj…

      Al ver el tiempo transcurrido levantó ligeramente las cejas y dijo: