El Ministerio Pastoral según el Apóstol Pablo. James W. Thompson

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Название El Ministerio Pastoral según el Apóstol Pablo
Автор произведения James W. Thompson
Жанр Документальная литература
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Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789584410375



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los pragmáticos procedimientos administrativos, olvidándose de su raigambre tradicional, la administración de la iglesia se ha convertido en una disciplina huérfana, preguntándose vagamente acerca de su verdadera procedencia. La pérdida de una identidad centrada en el ministerio se refleja en la excesiva carga hacia la especialización de las disciplinas tendientes a servir y unificar el ministerio.4

      El currículum del seminario hace muy poco para producir un concepto coherente de la labor ministerial. La división del currículum en áreas separadas de especialización, desarrollado bajo la influencia del modelo alemán utilizado al final del siglo XIX, acrecienta el problema al separar el ministerio de las demás disciplinas teológicas.5 Edward Farley ha descrito la separación de las disciplinas teológicas bajo la influencia de los intelectuales alemanes, señalando que las escuelas teológicas contemporáneas han heredado el concepto del siglo XIX, ubicando la teología práctica dentro de un currículum teológico. Farley se remonta al período comprendido entre el tiempo en el que la “teología práctica” determinaba todo estudio teológico hasta la época en la que se volvió una disciplina separada. En el paso inicial hacia esta separación, la teología práctica incluía la teología moral, la política de la iglesia y otras actividades pastorales. Cuando la especialización aumentó, la teología práctica fue apartada de la teología moral como un área perteneciente a las actividades fundamentales de la iglesia.6 El enfoque se volvió a las habilidades necesarias para el mantenimiento de la iglesia y el cuidado de la gente en problemas. La teología práctica llegó a estar segmentada en una variedad de subdisciplinas. Con este enfoque sobre las habilidades necesarias para el mantenimiento de la congregación, los seminarios e iglesias ofrecían definiciones alternativas y aún competitivas acerca del ministerio pastoral. Aunque el grado del seminario requiere tanto de la teoría como de la práctica, las dos áreas están insuficientemente relacionadas la una con la otra para proveer una base teológica para el ministerio. Sin una base teológica, el ministro se convierte con demasiada facilidad en el que asegura la competitividad de la iglesia en el mercado de consumo religioso.

      A pesar de las presiones que a menudo llegan de la iglesia y la sociedad para definir el rol del ministro en términos pragmáticos como el mantenimiento y el crecimiento de la institución, la respuesta a la pregunta sobre la identidad ministerial, como Ellen Charry ha argumentado, es un asunto teológico.7 En este libro, yo me dirijo a esta dimensión perdida en la discusión acerca del ministerio ofreciendo una teología pastoral que descansa en una conversación con modernos intérpretes de la teología paulina. Examinando las bases teológicas y las metas del trabajo pastoral de Pablo, puedo decir que la visión paulina contribuirá a la discusión que hoy ocupa a las iglesias y seminarios a través de Norteamérica. Qué es un ministro? Para qué roles preparamos a nuestros futuros ministros? Cuáles son las metas del ministerio? Como un erudito del Nuevo Testamento que a menudo trabaja en las fronteras entre los estudios bíblicos y el ministerio práctico, deseo iniciar una discusión entre las dos disciplinas, porque Pablo provee una visión pastoral coherente que puede ser la base para una teología pastoral contemporánea. Mi propósito es movernos mucho más allá del enfoque sobre los roles del ministro y de la literatura sobre el ministerio para determinar las actuales metas de nuestro trabajo. Otros nos han desafiado a renovar esta dimensión teológica volviendo a los textos clásicos sobre el ministerio.8 Aunque apoyarnos en los textos clásicos es un ejercicio valioso, propongo que consideremos ir más allá de estos antiguos textos hacia una reconsideración de la importancia de la teología paulina para definir las metas del ministerio.

      Pablo no es la única guía para una teología pastoral, como algunos intérpretes han dicho. Eugene Peterson sugiere que el Megilloth – Cantar de los Cantares, Ruth, Lamentaciones y Eclesiastés – aportó un gran propósito pastoral en el antiguo Israel, que puede ser útil para darle forma a la imaginación de la iglesia contemporánea.9 Gustav Stählin afirma que “el Nuevo Testamento es de principio a fin un libro pastoral,” pero él hace un énfasis especial en la narración de Mateo como un ejemplo del ministerio pastoral.10 Mateo refleja la preocupación pastoral por la situación de sus lectores; la combinación de la historia y la instrucción dan gozo y dirección a una comunidad afligida. Paul Walaskay la base teológica para el ministerio pastoral en las tradiciones de sanación del Antiguo Testamento y los Evangelios.11 Otros miran los retratos de Jesús en los Evangelios para identificar una orientación básica para el ministerio pastoral.12 Aún así, las cartas de Pablo tienen un valor especial en la delineación y comprensión de la meta final del ministerio. Las cartas nos permiten escuchar la guía pastoral de Pablo para sus iglesias y observar su teología pastoral en la práctica. Ellas presentan un estudio longitudinal parcial del rol de Pablo como evangelista, plantador de iglesias y pastor; tal entendimiento de la finalidad del ministerio no tiene paralelo en otros escritores bíblicos. Por lo tanto, la teología paulina constituye una guía indispensable para determinar la meta final de nuestro ministerio.

      Tratar juntos los estudios paulinos y pastorales en una discusión es enfrentar asuntos metodológicos que surgen de varios factores. Primero, carecemos de una simple definición del ministerio o ministerio pastoral como una base para compararla con Pablo. Segundo, ni Pablo ni sus compañeros de trabajo obraron en una forma similar al moderno concepto del ministro; el ministro en nuestro tiempo es muy diferente de cualquiera en la historia cristiana y judía o el Nuevo Testamento.13 Y tercero, enfrentamos el desafío hermenéutico de apropiar el ministerio de Pablo a la situación contemporánea, porque uno no puede simplemente leer una teología pastoral o sacarla de las páginas de m la Biblia sin mezclar los horizontes del mundo bíblico y el nuestro.14 Estos problemas indican las dificultades metodológicas de descubrir una teología paulina del ministerio pastoral.

      Aún, yo estoy convencido de que encontraremos esa visión en Pablo, que provea una base para la iglesia contemporánea. Debido a que sería infructuoso empezar con nuestra propia definición del ministerio y luego examinar el cuerpo paulino para encontrar un corolario, sugiero que empecemos con una definición preliminar y general en la que veamos puntos de contacto entre nuestro propio concepto y el encontrado en las Cartas Paulinas. Uno de ellos es el reconocimiento de que Pablo es el evangelista que no sólo llama a otros a volverse a la fe sino que también tiene una “preocupación por todas las iglesias” (2ª Corintios 11:28). También podemos observar similitudes funcionales entre nuestro propio concepto del ministerio y las actividades de Pablo en su preocupación por los que él ha ganado.15 Aunque el énfasis ha variado a través de los siglos, ciertos elementos han permanecido constantes, incluyendo el ser compasivos, el edificar y animar a otros, especialmente a los miembros de la comunidad cristiana. El trabajo de Pablo es lo suficientemente análogo a nuestra propia concepción acerca del ministerio como para reconocer en él un modelo para el mismo, especialmente en las metas que él establece.

      Un Estudio Previo de la Teología Pastoral Paulina

      No soy el primero en sugerir que las Cartas de Pablo son la base para una teología pastoral. De hecho, los intérpretes acuden a ellas para apoyar las diferentes alternativas a las metas del ministerio anteriormente mencionadas. Para algunos, Pablo es la base para ver en primer lugar al ministro como un evangelista; para otros, Pablo es la base para concebir al ministro como terapista. Y según la reciente literatura sobre el crecimiento de la iglesia, Pablo proporciona la base teológica para el ministro como un plantador y edificador de iglesias. La declaración de Pablo, “Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento” (1 Corintios 3:6), es la base para un ministerio enfocado en el crecimiento. La misión de la iglesia según esta visión, es crecer y extender el reino de Dios mediante la plantación y el desarrollo de iglesias.16 La metáfora de Pablo de la construcción en 1 Corintios 3:10-17 proporciona una imagen adicional del ministro que construye la congregación mediante la eficiente planeación y organización.

      Aunque Pablo emplea el lenguaje de crecimiento de la iglesia en 1 Corintios 3:6-9, no lo usa de una manera que apoye el llamado contemporáneo a este pasaje de Pablo. El contexto del pasaje indica que la mayor preocupación de Pablo no es el crecimiento numérico sino la madurez de la iglesia plantada por él. En 1ª Corintios 3:1-5, Pablo usa la imagen de la niñez y la madurez para describir el desarrollo de la Iglesia que él quiere. No obstante, los corintios no han dejado de ser niños, porque están enredados en los celos y contiendas que los caracterizaban antes de ser cristianos.