Название | Derecho a la comunicación en América Latina |
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Автор произведения | María Magdalena Sofía Paláu Cardona |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786078768219 |
La literatura sobre el tema omite o presenta de manera difusa la distinción entre medios y periodistas. Usualmente, se propone que la presencia de medios capturados tendrá consecuencias para la calidad del debate público y la toma de decisiones (entre otros, ver Besley & Prat, 2006; Enikolopov & Petrova, 2016; Stiglitz, 2017), pero no se problematiza la manera en que la práctica periodística se desarrolla en sistemas mediáticos que responden a estas características. Por el contrario, de manera implícita se presenta a los periodistas como agentes que operan acríticamente dentro de aquellos sistemas.
En la última Encuesta Estado del Periodismo Nacional (EEP) realizada por la Universidad Alberto Hurtado (2017), y aplicada a 299 periodistas que se encontraban activos en medios de comunicación, incluidos diarios, revistas, televisión, radio, agencias informativas y medios digitales, se hizo un diagnóstico respecto de los principales problemas y fortalezas del ejercicio periodístico en Chile. Esta evaluación recoge múltiples inquietudes, pero identifica claros focos de conflicto respecto del modo en que se hace periodismo en Chile, y que, en último término, se constituyen en una reflexión colectiva acerca del rol del periodista y del ejercicio periodístico en la actualidad. Así, las respuestas más frecuentes entregadas por los profesionales de la comunicación apuntan a la problemática relación que se establece entre medios de comunicación, poder político y económico, y sus consecuencias para la autonomía editorial y la calidad de los contenidos difundidos. Puntualmente, 44% de los periodistas encuestados identificaron de manera espontánea distintos mecanismos de captura sobre los contenidos como el principal problema del periodismo en el país. A esto se suma la inquietud por estándares profesionales decrecientes, lo que a juicio de los periodistas, responde tanto a las lógicas comerciales que permean las operaciones de los medios como a cambios tecnológicos que no han hecho más que reforzarlas.
En su edición de 2017, la Encuesta Estado del Periodismo Nacional contempló una innovación metodológica en relación con ediciones anteriores, pues se tomó la decisión de iniciar el instrumento con dos preguntas abiertas sobre los principales problemas y fortalezas del periodismo en el país, con la finalidad de construir inductivamente un diagnóstico sobre el estado de la profesión por parte de aquellos periodistas que trabajan en medios de comunicación. Así, este capítulo se informa del análisis de esas respuestas para presentar y discutir los elementos centrales del diagnóstico realizado por los periodistas chilenos en la última EEP. Con esta base empírica, se sostiene que el diagnóstico sobre la práctica periodística realizada por los periodistas chilenos da cuenta de una serie de afectaciones que dialogan con las principales categorías de análisis del concepto de captura mediática, lo que pone en tela de juicio los niveles de pluralismo informativo presentes en los medios de comunicación masivos, y por extensión, los derechos informativos de quienes interactúan con ellos.
Explorando la relación entre medios capturados y práctica periodística
El término “captura” ha sido adoptado de modo relativamente reciente por los estudios sobre medios y comunicación. No obstante, su uso es extendido en la literatura económica151 para referirse a prácticas de influencia concertada e indebida de un sector sobre otro. Por ejemplo, prácticas de “captura regulatoria”, en las que entidades que cumplen funciones reguladoras establecen relaciones excesivamente cercanas con las industrias que deben regular. O prácticas de “captura estatal”, referidas a la capacidad de redes corporativas de modelar decisiones políticas y marcos normativos en beneficio propio. En esta misma línea, la captura mediática se refiere a mecanismos de presión sobre los medios de comunicación, ejercidos tanto por actores políticos como por actores corporativos, y que resultan en una capacidad disminuida de aquellos medios “capturados” para informar a la ciudadanía de acuerdo con criterios autónomos.
Así, la captura mediática dista de ser un fenómeno exclusivo de regímenes autoritarios; por el contrario, estudios comparativos observan el fenómeno de modo empírico en sociedades democráticas, donde los incentivos de las élites para capturar el output de los medios son mayores que en regímenes autoritarios (Petrova, 2008). En el contexto Latinoamericano, el término liberal-capturado que proponen Guerrero & Márquez-Ramírez (2014a), recoge explícitamente esta paradoja y define a los sistemas mediáticos de la región a partir de la existencia de mecanismos de captura en sistemas de medios predominantemente liberales. Al beneficiar intereses políticos y económicos específicos, la operación de estos sistemas pone en tela de juicio las expectativas normativas puestas sobre medios de comunicación que operan en mercados supuestamente libres de influencias externas.
Una revisión de la literatura especializada permite identificar dos dimensiones complementarias del fenómeno de captura mediática. Por una parte, el fenómeno se ha estudiado, discutido y explicado en conexión con las características estructurales de los entornos donde los medios se insertan. Por otra, aunque en menor medida, el fenómeno se ha abordado desde el punto de vista de las prácticas asociadas a la captura mediática, especialmente en el ámbito periodístico. A continuación, abordaremos ambas dimensiones de manera breve y las relacionaremos con el caso chileno a fin de establecer en qué medida los antecedentes disponibles permiten hablar de un escenario favorable a la captura mediática en este contexto nacional.
Condiciones estructurales de la captura mediática
La investigación desarrollada en torno a captura mediática destaca que ciertas características estructurales, tanto de los sistemas de medios como de distribución de la riqueza, facilitan o dificultan este fenómeno. Besley & Prat (2006) plantean que el pluralismo mediático provee protección efectiva contra la captura de los medios. Por el contrario, se presume que en sistemas poco plurales serán menos los actores mediáticos que deben ser presionados o capturados para modelar la cobertura de determinados temas, lo que facilitaría esta práctica. Asimismo, estos autores exponen que otro agente protector contra la captura mediática son las estructuras de propiedad desconcentradas e independientes del poder político.
Estas dos características identificadas en la literatura (falta de pluralismo y concentración en la propiedad de los medios), están presentes en el sistema de medios de comunicación chilenos. La concentración de propiedad y sus consecuencias para la calidad y diversidad en el debate público han sido problematizadas por décadas y explicadas como consecuencia de acciones e inacciones de la esfera política respecto de la configuración de las distintas industrias de medios de comunicación (Sunkel & Geoffroy, 2002). Las estructuras de propiedad de los principales medios de comunicación están ancladas en el mercado, por lo que son relativamente independientes del poder político. No obstante, son altamente concentradas. En el caso de Chile, esta concentración no es de tipo conglomeral como en otros países de la región, sino vertical: pocos actores dominan las distintas industrias (prensa escrita, televisión, radio, telefonía etc.) de forma preponderante. De esta forma, en los estudios comparativos a nivel Latinoamericano, Chile destaca por ser un país que presenta niveles de concentración mediática superiores al promedio de la región (Becerra & Mastrini, 2017).
Uno de los elementos centrales de la discusión sobre captura mediática es que no se limita el fenómeno de captura a las élites políticas gubernamentales, sino que se extiende hacia otras élites, particularmente corporativas. Una posibilidad de captura mediática por elites económicas se produce a través de la propiedad de los medios. Respecto a esto, Cárdenas & Robles-Rivera (2018) demuestran que cuando los medios de comunicación están insertos a través de su propiedad en redes corporativas altamente conectadas entre sí, se favorece la captura mediática por parte de estos actores, logrando obstaculizar la circulación de contenidos desfavorables a sus intereses, por ejemplo, en discusiones sobre política tributaria. El caso chileno no está lejos de este escenario, ya que entre los principales operadores de medios de comunicación destaca la presencia