Название | El reino de los olvidados |
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Автор произведения | Mikel Arzak |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788416181384 |
Julia echó a andar y Carlos tuvo que acelerar para colocarse a su lado. Por el rabillo del ojo vio cómo Kane, desde el mismo callejón de antes, los seguía con la mirada.
Las calles estaban iluminadas por unos postes altos que asombraban a Carlos, pues no se parecían a nada que él conociera. Emitían bastante luz, mucha más que los candelabros a los que estaba acostumbrado.
No sabía qué decir, pero no quería quedarse callado, y no parecía que ella fuera a dar de nuevo un primer paso. Así que cogió aire, se armó de valor y se atrevió a preguntarle lo primero que se le vino a la cabeza.
-¿Qué eres, la mano derecha del alcalde?-preguntó.
Idiota, se reprochó. ¿En serio eso es lo primero que se te ocurre?
Julia rió.
-No, que va. Sólo soy su secretaria. Todos trabajamos en algo en esta ciudad. Algunos, como yo, nos dedicamos a organizar las citas y reuniones del señor alcalde, y otros se dedican a la agricultura. Por suerte para ti, tienes dos semanas de descanso antes de que se te asigne un trabajo.
-¿Las mujeres también trabajan?
Julia lo miró con el ceño fruncido.
-Claro que sí. ¿Te extraña?
Carlos abrió la boca para responderle que sí, pero prefirió no hacerlo. No quería meter la pata. Por suerte, la mujer se detuvo instantes después frente a una casa. Estaban casi al lado de la plaza. Aún podía oírse la música a todo volumen.
-Es aquí, vives a dos casas de mí, así que podría decirse que somos vecinos ¿no crees?-comentó con una sonrisa.
-Sí, supongo que sí.-respondió Carlos, sonriendo también.
-Bueno, pues espero que disfrutes de tu estancia y… bienvenido. Ha sido un placer conocerte. Si necesitas algo ve al ayuntamiento, el alcalde te resolverá cualquier duda.
Julia dio media vuelta, pero Carlos la retuvo.
-¡Espera! Tengo una duda. No conozco la ciudad, y no sabría por dónde moverme. ¿Te importaría enseñármela?
Julia giró la cabeza, con una ceja alzada y una sonrisa pícara.
-¿Me estás proponiendo salir?
Carlos no conocía aquella expresión, pero creyó entender su significado.
-Puede. ¿Te molesta?
Julia soltó una risita nerviosa. Sus ojos verdes se clavaron en los suyos. Carlos creía que se le iba a saltar el corazón.
-Mañana trabajo hasta las ocho, puede que después pueda pasarme por aquí y enseñarte todo esto. ¿Te parece?-preguntó.
Carlos sonrió aún más.
-Sí, claro, me parece genial.
-Pues entonces hasta mañana, Carlos.
-Hasta mañana, Julia.
La mujer dio media vuelta y se alejó, riendo por lo bajo. Carlos se quedó allí, embobado, viéndola marchar. En aquellos momentos no le importó estar muerto.
Se sentía más vivo que nunca.
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