Breve historia de los cineastas del Caribe colombiano. Gonzalo Restrepo Sánchez

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costeña

       Cineastas caribeños de la década

       Luis Fernando ‘Pacho’ Bottía

       Heriberto Fiorillo

       Los elegidos (Sergio Soloviev, 1984)

       Diógenes (Diobeth) Guerra

       Enrique Ortiga Pareja

       Juan Carlos Ensuncho de la Bárcena

       Caribeños, cineastas por una vez

       Gabriel García Márquez en los años ochenta

       Los cuentos del Capitán (1982)

       El río Magdalena en el cine

       Un canal regional para el cine

       Años noventa y la nueva generación del siglo XXI

       Normas de regulación cinematográfica

       Entidades mixtas de fomento y conservación

       Ernesto McCausland Sojo

       Taller de guiones de Gabriel García Márquez

       Mujeres cineastas del Caribe colombiano: Martha Yances Peña, Lila Campanella Monsalvo, Margarita McCausland, Sara Harb Said, Jessica Grossman, Tatiana Villacob Meléndez

       Festivales de cine del Caribe

       La nueva ley de cine

       Cineastas del Caribe colombiano: Francisco González Rosales, Erlin Salgado, Alessandro Basile, La esquina del cine, Iván Wild, Roberto Flores Prieto, Antonio Merlano, Juan Manuel Buelvas, Reynaldo Sagbini, Jorge Cadena, David David Celedón, Armando Bolaños Rangel, Juan Camilo Olmos Feris, Alberto Marenco y Rafael Martínez Moreno

       Colectivo de Comunicaciones Montes de María Línea 21

       Otros cineastas del Caribe: Martha Noss, Nina Paola Marín Díaz, Laura Morales Guerrero, Mariana Stand, Adriana Lucía, Tatiana Villacob Meléndez e y Amado Villafaña Chaparro (cineasta arhuaco)

       Jóvenes cineastas caribeños: Los sonidistas

       La animación en el Caribe colombiano

       Ciro Guerra

       Epílogo

       Bibliografía

       Bibliografía suplementaria

      “Dedicado a aquellos pioneros del cine, quienes sufrieron y lucharon tanto como nosotros”.

      Gonzalo Restrepo Sánchez

      “Cuando apareció el cine, este ya existía desde siempre, no como una máquina de invención de la técnica, sino como cinema”.

      Serge Daney Oliveira –crítico de cine–

      Agradecimientos

      A mi hijo Alfonso Enrique (por los datos magdalenenses), ‘Juancho’ de Biase y su esposa Connie, Julio Charris Gallardo, Ricardo Cifuentes Caballero, Sara Harb Said, Roxana Castillo Pacheco, Jaime Muvdi Abufhele, Alfredo De la Espriella, Pedro M. Conde Santos, Edgar Rey Sinning, los hnos. Carlos y Armando Ordóñez Vives, Rito Alberto Torres, Patrimonio Fílmico Colombiano, Laura Morales Guerrero (directora del Programa de Cine y Audiovisuales de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Magdalena), dr. Jorge Elías-Caro, escritor Clinton Ramírez (por sus observaciones), Ernesto Galvis Lista (Vicerrector de Investigación) y el dr. Pablo Vera Salazar (rector de la Universidad del Magdalena).

      Prefacio

      Habiendo escogiendo las ciudades de Barranquilla, Cartagena de Indias, Santa Marta y Ciénaga, este texto, en su condición de instrumento de compilación toma e indaga cada década, a partir de 1897, cuando llega por primera vez el vitascopio —un proyector de cine— al Puerto de Colón, en Panamá, por entonces territorio colombiano, hasta el año 2018. A lo largo de este periodo, se escrutan las intenciones de todos aquellos caribeños que se pusieron detrás de una cámara, tuvieron algún tipo de experiencia en la industria del cine y proyectaron una evolución histórica en el campo del arte cinematrográfico —proyecciones, salas de cine, festivales, etc.—; siendo constructores de identidad y nación, en medio de las diferentes condiciones sociales y políticas del país.

      Algunas acotaciones demasiado lacónicas sobre cineastas casi desconocidos o sobre temas no muy visibilizados, que se encuentran dispersos a lo largo de este texto, se deben al hecho de que, en algunos casos no existe en las ciudades seleccionadas y otros lugares de la región Caribe colombiana algún tipo de memoria audiovisual al respecto. Además, antes de la aparición de la Fundación Cinemateca del Caribe (con la necesidad de consolidarse aún más para el estudio del cine de la región y demandar así, un cambio de percepción de nuestra propia realidad), las convocatorias regionales para debatir y compilar el cine de la región son inexistentes.

      Sin ir a contracorriente, al evocar el texto ¿Qué es una buena película? (2002) de Laurent Jullier, abraza la observación y la necesidad de insistir sobre el hecho de que los cineastas del Caribe colombiano rodaron muy poco, durante un largo periodo de tiempo, y que poco a poco algunos temas de interés fueron llevados al celuloide (y al video, a partir de su advenimiento) sin aspaviento, aunque con poco compromiso —quizás— con la construcción social de la creación cinematográfica.

      Si el nacimiento del cine está íntimamente ligado a un reflejo inmediato de la realidad cotidiana, de acuerdo con este argumento el nacimiento del Programa de Cine de la Universidad del Magdalena, en su relación con la región, sería su fiel reflejo. “La persona, en cuanto que puede ser un objeto para sí, es esencialmente una estructura social y surge en la experiencia social” (Mead, Morris, Germani y Mazía, 1982, p. 172).

      El