Название | Enséñales a amar |
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Автор произведения | Donna Habenicht |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877983432 |
Dedicatoria
Este libro está dedicado a Herald, quien me amó durante la producción de cada página.
Una palabra al lector
Estimados padres (abuelos, maestros, y cualquiera que ame a los niños):
Cuando mis hijos eran pequeños, leí el libro La conducción del niño una y otra vez. Abrigaba el profundo deseo de ayudar a mis hijos a crecer espiritualmente. Pero a veces me desanimaba. Las normas parecían ser muy elevadas y no sabía qué hacer con todos los problemas diarios. Como resultado de eso, necesitaba de alguien que me diera ideas, y que me las hiciera prácticas.
Mi intención en este libro es ofrecerte ideas prácticas. Ninguna familia podría jamás poner en práctica todas las sugerencias dadas en estas páginas. Este es un manual de ideas, como también una explicación de cómo los niños se desarrollan espiritualmente. Cuando entiendas cómo ocurre el desarrollo espiritual durante la niñez, los problemas de todos los días no te parecerán tan abrumadores. Escoge, entre las muchas ideas presentadas aquí, aquellas que parezcan adecuarse mejor a tu familia y a los niños que amas.
Cuando miro hacia atrás, siento el deseo de que muchas cosas hubieran sido diferentes. Pero a pesar de mi ineptitud juvenil, Dios nos bendijo. Me doy cuenta ahora de que él ama a nuestros niños, aún más que nosotros. Su Espíritu los sigue por dondequiera que van. Anhela acunarlos en sus brazos, bendecirlos y ofrecerles la vida eterna. Y nunca se desanima. Su Espíritu está con ellos cada minuto; su promesa es segura.
Que su Espíritu esté contigo al leer estas páginas.
Donna J. Habenicht
Capítulo 1
Primeros pasos: el amor
“Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. Jeremías 31:3
Cuando traías orgullosamente a casa a tu bebé desde el hospital, envuelto en una mantilla blanca, regalo de la abuelita, y con instrucciones de las enfermeras acerca de cómo alimentarlo,
hacerlo eructar, bañarlo y cambiarlo, es probable que lo último en lo que estuvieras pensando fuese el crecimiento espiritual de tu angelito. ¡Oh, sí, ciertamente tenías algunas preguntas acerca del desarrollo del carácter y, mientras esperabas la llegada del niño, leíste una buena porción de La conducción del niño! Pero lo que encontraste parecía tan abrumador: ¡una norma de perfección maternal que solo los ángeles podrían alcanzar! Y en ese momento, los asuntos más urgentes eran: la alimentación, hacerlo eructar, el baño, el cambio de ropa, y –no lo vayas a olvidar– el sueño. Crecimiento espiritual… eso vendrá después, seguramente.
En realidad, cada vez que alimentabas, hacías eructar, bañabas y cambiabas a tu bebé, le estabas enseñando sus primeras lecciones espirituales: lecciones de amor y confianza. Hace mucho tiempo Elena de White, inspirada por Dios, escribió: “Mientras la madre enseña a sus hijos a obedecerle porque la aman, les enseña las primeras lecciones de su vida cristiana. El amor de la madre representa ante el niño el amor de Cristo, y los pequeñuelos que confían y obedecen a su madre están aprendiendo a confiar y obedecer al Salvador” (El Deseado de todas las gentes, p. 474).
En esta corta declaración, Dios ha revelado el misterio del crecimiento espiritual durante la temprana infancia. El amor, la confianza y la obediencia son las lecciones espirituales más importantes en los primeros años, y los niños las aprenden a través de sus relaciones terrenales.
Como es habitual, Dios va directamente al meollo del asunto, al fundamento mismo de nuestra relación con él: amor, confianza y obediencia. “Esto es lo que tus niños necesitan aprender”, declara. “Necesitan saber que siempre los amo, más de lo que son capaces de imaginar. Los amo si son buenos o si son malos. Los amo sea que respondan a mi amor, o no. Anhelo gozar de su amistad. En mi amor, les envié a un Salvador que los rescatara de los engaños de Satanás, de modo que podamos gozar de mutua compañía por la eternidad. Mi amor se extiende a ellos, llamándolos tiernamente para que me amen en respuesta, y para que luego alcancen a otros con mi amor.
“Necesitan saber también que pueden confiar en mí. Por cuanto los amo tanto, siempre haré lo mejor para ellos. Del mismo modo como pueden depender de mí para proveer a sus necesidades, así pueden también confiar en mí en relación con su vida –toda ella–, sus gozos, tristezas, ambiciones; el desarrollo de su carácter, su salvación y vida eterna; aun sus dudas. Nunca los dejaré caídos, porque quiero lo mejor para ellos.
“Cuando me amen y confíen en mí, hallarán que les resultará más fácil obedecerme. Sabrán que, aunque obedecer es difícil, es lo mejor para ellos, y que siempre estaré allí para ayudarlos. Cuando me obedecen, están simplemente confiando en mí para desarrollar en ellos mismos una semejanza de mi persona.
“Porque mientras aprendan lecciones espirituales de amor, confianza y obediencia, tus niños descubrirán también cómo soy yo. Llegarán a saber, en lo íntimo de ellos, que se puede confiar en Dios y que las mentiras de Satanás acerca de mí son justamente eso: esfuerzos por disminuir su confianza en mí”.
Estas lecciones fundamentales de amor, confianza y obediencia, forman la estructura básica de todas las experiencias espirituales posteriores. Son absolutamente esenciales para una comprensión de Dios, puesto que él es la combinación perfecta y balanceada de cada atributo. Como es la combinación integrada de misericordia y justicia, él no es ni lo uno ni lo otro, sino ambos. Por cuanto es el mismo ayer, hoy y mañana, se puede contar con él, se puede confiar en él.
Pero los niños pueden aprender lecciones de amor, confianza y obediencia de una sola manera: a través de la experiencia. Como no son “lecciones de un libro”, los niños solo pueden adquirirlas mediante una relación amante y confiable con las personas de mayor importancia para ellos: sus padres (y otras personas que cuiden de ellos). Y las aprenden tempranamente.
Aprender a confiar es la primera etapa en el desarrollo de la personalidad. Todo crecimiento posterior de la personalidad descansa sobre el fundamento de la confianza. Una bebita que se desarrolla normalmente aprende a confiar durante su primer año de vida, en la medida en que amantes adultos satisfacen sus necesidades y la convencen de que el mundo es un buen lugar, donde puede confiar en otros. Naturalmente, una niña puede desaprender más tarde a confiar, si la vida le proporciona experiencias crueles en las cuales ella tiene que tornarse suspicaz y desconfiada, a fin de sobrevivir.
Es aquí donde alimentar, hacer eructar, bañar y cambiar a la bebita entran en acción. Aprender las lecciones espirituales de amor y confianza involucra mucho más que abrazos y besos, aunque estos son importantes. Para la bebita, amor es tener alimento cuando tiene hambre, consuelo cuando está atribulada y tibieza cuando tiene frío. Amor es tener a una persona sonriente hablándole. Es seguridad, sentirse abrigada y calentita cerca de mamá y papá, especialmente si, además de estar en brazos, tiene también algo bueno para comer.
A través de toda la primera infancia, aprender acerca del amor significa tener padres “sintonizados” con las necesidades de su niño. Escuchan la estación radial emocional de su hijo o hija, de modo que sus necesidades se oyen con voz potente y clara y ellos responden apropiadamente.
Sienten cuando el Sr. Dos Años está temeroso, y le ofrecen consuelo y la seguridad de sus brazos, sin restar importancia a sus temores jamás. Reconociendo que hay cosas que espantan a los pequeñuelos, saben también que solo el consuelo –no la vergüenza– los ayudará a superar sus temores y les enseñará las lecciones espirituales del amor y la confianza.
Los padres “sintonizados” perciben cuando la Srta. Tres Añitos está enfadada porque tiene hambre –y no, meramente, por contrariar–, de modo que hallan la forma de distraerla hasta la hora de comer, en lugar de regañarla. Procuran también tener las comidas a horas regulares.
Padres