El Libro de Urantia. Urantia Foundation

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Название El Libro de Urantia
Автор произведения Urantia Foundation
Жанр Религия: прочее
Серия
Издательство Религия: прочее
Год выпуска 0
isbn 9781883395049



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Espíritu Infinito, se produce un Hijo de Dios nuevo y original, un Hijo Magisterial Paradisiaco. Estos Hijos constituyen la orden de Avonales, en contradistinción con la orden de Micaeles, los Hijos Creadores. Aunque no son creadores en el sentido personal, están estrechamente asociados con los Micaeles en toda su tarea. Los Avonales son ministros y jueces planetarios, los magistrados de los reinos del tiempo y del espacio —de todas las razas, para todos los mundos, y en todos los universos.

      20:2.2 (225.1) Tenemos razones para pensar que el número total de hijos magisteriales en el gran universo es de alrededor de mil millones. Son una orden autogobernante, dirigida por su concilio supremo en el Paraíso, el cual está constituido por Avonales experimentados sacados de los servicios de todos los universos. Pero cuando están asignados a un universo local y comisionados en él, sirven bajo la dirección del Hijo Creador de ese dominio.

      20:2.3 (225.2) Los Avonales son Hijos Paradisiacos para servicio y autootorgamiento en los planetas individuales de los universos locales. Ya que cada Hijo Avonal tiene una personalidad exclusiva, puesto que no hay dos que sean idénticas, su tarea es individualmente singular en los reinos de su estadía, donde frecuentemente se encarnan a semejanza de la carne mortal y a veces nacen de madres terrestres en los mundos evolucionarios.

      20:2.4 (225.3) Además de su servicio en los niveles administrativos más elevados, los Avonales tienen una función triple en los mundos habitados:

      20:2.5 (225.4) 1. Acciones judiciales. Actúan al final de las dispensaciones planetarias. Con el tiempo se pueden ejecutar decenas —centenares— de tales misiones en cada mundo individual, y pueden proceder innumerables veces al mismo mundo o a otros mundos como terminadores de dispensación, liberadores de los sobrevivientes adormecidos.

      20:2.6 (225.5) 2. Misiones magisteriales. Una visitación planetaria de este tipo generalmente ocurre antes de la llegada de un hijo de autootorgamiento. En tales misiones, el Avonal aparece como adulto del reino mediante una técnica de encarnación que no comprende el nacimiento mortal. Después de esta primera visita magisterial usual, los Avonales pueden servir repetidamente en capacidad magisterial en el mismo planeta tanto antes como después de la aparición del Hijo autootorgador. En estas misiones magisteriales adicionales, el Avonal puede aparecer o no en forma visible y material, pero en ninguna de ellas nacerá él en el mundo como infante desamparado.

      20:2.7 (225.6) 3. Misiones de autootorgamiento. Cada Hijo Avonal se otorga a sí mismo, por lo menos una vez, en una carrera mortal en algún mundo evolucionario. Las visitas judiciales son numerosas, las misiones magisteriales pueden ser plurales, pero en cada planeta aparece sólo un Hijo autootorgado. Los Avonales autootorgadores nacen de una mujer así como Micael de Nebadon fue encarnado en Urantia.

      20:2.8 (225.7) No hay límite a la cantidad de veces que los Hijos Avonales pueden servir en misiones magisteriales y de autootorgamiento, pero generalmente, cuando se ha atravesado la experiencia siete veces, hay una suspensión en favor de aquellos que han tenido menos de tal servicio. Estos hijos de experiencia múltiple de autootorgamiento son entonces asignados al elevado concilio personal de un Hijo Creador, volviéndose así participantes en la administración de los asuntos de un universo.

      20:2.9 (225.8) En toda su tarea por los mundos habitados y en los mismos, los Hijos Magisteriales son asistidos por dos órdenes de criaturas de los universos locales, los Melquisedek y los arcángeles, mientras que en las misiones de autootorgamiento también les acompañan las Brillantes Estrellas Vespertinas, también de origen en las creaciones locales. En cada esfuerzo planetario, los Hijos secundarios Paradisiacos, los Avonales, están apoyados por el poder pleno y la autoridad de un Hijo primario Paradisiaco, el Hijo Creador de su universo local de servicio. Para todos los fines e intentos, su tarea en las esferas habitadas es tan eficaz y aceptable como lo sería el servicio de un Hijo Creador en aquellos mundos de habitación mortal.

      20:3.1 (226.1) Los Avonales son conocidos como Hijos Magisteriales porque son los altos magistrados de los reinos, los adjudicadores de las dispensaciones sucesivas de los mundos del tiempo. Presiden el despertar de los sobrevivientes adormecidos, juzgan el reino, terminan una dispensación de justicia suspendida, ejecutan los mandatos de una edad de misericordia probatoria, vuelven a asignar las criaturas espaciales del ministerio planetario a las tareas de la nueva dispensación, y regresan a las sedes de su universo local en cuanto completan su misión.

      20:3.2 (226.2) Cuando se sientan para juzgar los destinos de una edad, los Avonales decretan el destino de las razas evolucionarias, pero aunque puedan fallar la extinción de la identidad de criaturas personales, no ejecutan dichas sentencias. Los veredictos de esta naturaleza no son ejecutados sino por las autoridades de un superuniverso.

      20:3.3 (226.3) La llegada de un Avonal Paradisiaco a un mundo evolucionario para el fin de terminar una dispensación e inaugurar una nueva era de progresión planetaria no es necesariamente ni una misión magisterial ni una misión de autootorgamiento. Las misiones magisteriales son a veces las de autootorgamiento, las misiones de dotación son siempre autootorgamientos; o sea, durante tales asignaciones los Avonales sirven en un planeta en forma material —concreta. Sus otras visitas son «técnicas», y en esta función un Avonal no se encarna en el servicio planetario. Si un Hijo Magisterial viene solamente como adjudicador dispensacional, llega al planeta como ser espiritual, invisible para las criaturas materiales del reino. Dichas visitas técnicas ocurren repetidas veces en la larga historia de un mundo habitado.

      20:3.4 (226.4) Los Hijos Avonales pueden actuar como jueces planetarios antes de sus experiencias magisteriales o de autootorgamiento. En cada una de estas misiones, sin embargo, el Hijo encarnado juzgará la edad planetaria que está llegando a su final; del mismo modo lo hace un Hijo Creador cuando está encarnado en una misión a semejanza de la carne mortal. Cuando un Hijo Paradisiaco visita un mundo evolucionario y se transforma en uno de sus habitantes, su presencia termina una dispensación y constituye un juicio del reino.

      20:4.1 (226.5) Antes de la aparición planetaria de un Hijo autootorgador, un mundo habitado es generalmente visitado por un Avonal Paradisiaco en misión magisterial. Si ésta es una visita magisterial inicial, el Avonal siempre se encarna como un ser material. Aparece en el planeta de asignación como varón maduro de las razas mortales, un ser plenamente visible y capaz de hacer contacto físico con las criaturas mortales de su día y generación. Durante la entera encarnación magisterial, la relación del Hijo Avonal con las fuerzas espirituales locales y universales es completa e ininterrumpida.

      20:4.2 (226.6) Un planeta puede experimentar muchas visitaciones magisteriales, tanto antes como después de la aparición de un Hijo autootorgador. Puede ser visitado muchas veces por el mismo Avonal o por otros, que actúan como adjudicadores dispensacionales, pero dichas misiones técnicas de juicio no son ni autootorgamientos ni misiones magisteriales, y los Avonales en estas ocasiones nunca son encarnados. Aun cuando un planeta es bendecido por repetidas misiones magisteriales, los Avonales no siempre se someten a la encarnación mortal; y cuando verdaderamente sirven en semejanza de la carne mortal, siempre aparecen como seres adultos del reino; no nacen de una mujer.

      20:4.3 (227.1) Cuando se encarnan en misiones de autootorgamiento o magisteriales, los Hijos Paradisiacos tienen Ajustadores experimentados, y estos Ajustadores son distintos para cada encarnación. Los Ajustadores que ocupan la mente de los Hijos de Dios encarnados no pueden tener jamás la esperanza de obtener la personalidad mediante la fusión con los seres humano-divinos de su residencia, pero frecuentemente son personalizados por un mandato del Padre Universal. Dichos Ajustadores forman el concilio supremo de dirección de Divinington para la administración, identificación y despacho de los Monitores Misteriosos a los reinos habitados. También reciben y acreditan a los Ajustadores que regresan al «seno del Padre» cuando se disuelve por la muerte su tabernáculo terrestre. De esta manera, los Ajustadores fieles de los jueces del mundo se tornan jefes excelsos de su clase.

      20:4.4 (227.2) Urantia nunca ha recibido a un Hijo Avonal en misión magisterial. Si Urantia hubiese seguido el plan general de los