Название | El regalo del lobo |
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Автор произведения | Irene Henche Zabala |
Жанр | Языкознание |
Серия | Irene Henche |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788417241926 |
Junto con las aportaciones de Jung, también es fundamental la contribución de Marie-Louise von Franz. Esta autora estudia cómo los cuentos maravillosos o de hadas están totalmente saturados de arquetipos, que solo se manifiestan a través de imágenes arquetípicas, ya sean personajes, objetos o escenas. Estas narraciones contienen una serie de motivos universalmente significativos que permiten la proyección y recreación de contenidos propios de toda persona.
He podido constatar en los grupos de psicodrama que he dirigido cómo determinados objetos simbólicos daban a los participantes la oportunidad de expresar, de manera inconsciente, contenidos de la máxima importancia. Por ejemplo, los grupos que iniciaban su trayectoria incorporando árboles en el universo imaginario en que se desarrollaba la escena simbólica, tenían mejor pronóstico que aquellos en los que este motivo no aparecía. Durante una de las sesiones con adolescentes muy afectados, ya que la mayoría tenía un diagnóstico de trastorno de conducta o disocial, convirtieron a Blancanieves en una guerrera que, con su metralleta iba destruyendo el bosque y todo lo que encontraba a su paso. Al detener la escena y pedir soliloquios, que es una técnica propia del psicodrama, uno de los niños pudo contar que un árbol se había salvado de la quema. Este elemento representaba el alma del grupo, que permanecía viva a pesar del universo tan dañado que existía dentro de estos adolescentes sometidos a situaciones personales y sociales verdaderamente desventajosas y traumáticas.
Este tipo de imágenes arquetípicas tienen un poder curativo y ello es así porque proceden de las energías profundas de la psique y de un alma total, colectiva, lo que Jung llama inconsciente colectivo. Este es un continente universal de las experiencias vitales y esenciales de la existencia humana, y guarda energías y códigos profundamente significativos que pueden reactivarse y recrearse en cada individuo, ya sea en sus sueños o a través de su dimensión creativa. Los sueños son vías espontáneas y no intencionales de expresión y acercamiento a esta dimensión inconsciente. El Psicodrama Simbólico es una vía, intencional y voluntaria, de conexión y descifrado de lo inconsciente, así como de recreación y transformación personal.
El método de Psicodrama Simbólico aporta el marco de una gran imaginación activa, que yo denomino imaginación creativa, tomando como guías las imágenes arquetípicas que se encuentran de manera muy potente y sencilla en los cuentos maravillosos. Constituye una forma privilegiada de acceso a los arquetipos, a los que solo se puede llegar a través de imágenes, alcanzando de este modo el inconsciente personal y el inconsciente colectivo.
La tercera gran coordenada, por lo tanto, son los arquetipos presentes en los cuentos de hadas en forma de imágenes, escenas y personajes. Mediante la entrada en los relatos y en los materiales simbólicos que contienen, y a través de la imaginación creativa del Método Simbólico, esta base arquetípica va a hacer que despierte en cada persona el lenguaje olvidado de los símbolos, posibilitando su expresión mediante esta lengua con mayor competencia.
Este es el recorrido que se posibilita a través de los Doce Cuentos. La experiencia alquímica del viaje a través del Psicodrama Simbólico permite la ampliación de conciencia y la dialéctica creadora entre conciencia e inconsciente. De esta manera se abren las propias posibilidades de lo simbólico personal.
El cuarto punto cardinal: la creatividad
El Psicodrama Simbólico plantea una síntesis creadora en la que podemos distinguir conceptos esenciales de tres autores: Jung, Moreno y Winnicott.
Jung nos dice que la psique posee cuatro funciones de procesamiento, dos de las cuales son de captación de la realidad, percibir e intuir; y otras dos son de enjuiciamiento de la misma, pensar y sentir. Señala asimismo una quinta, que él llama la función trascendente y que se refiere a la imaginación; se vincula con las otras cuatro, de manera que permite la repetición y la combinación de lo conocido de una manera original. Jung creó el método de la imaginación activa para realizar una conexión más profunda con la dimensión inconsciente.
Para Moreno todo ser humano posee un potencial innato de espontaneidad y creatividad, de manera que la persona puede llegar a producir a lo largo de la vida opciones originales y nuevas, por contraposición a los estereotipos que uniformizan y carecen de la subjetividad creativa.
Y finalmente Winnicott nos dice que «si hay algo que hace que la vida merezca verdaderamente la pena de ser vivida, es más que ninguna otra cosa la apercepción creadora», es decir, la visión subjetiva, individual y original sobre todo lo que existe, incluidos nosotros mismos. Esta visión será la fuente de la creatividad y la base de las grandes aportaciones humanas, como la ciencia, el arte, la filosofía y la dimensión trascendente.
El Psicodrama Simbólico va a despertar la espontaneidad y a potenciar la creatividad y la imaginación, de manera que, a través de los símbolos, cada persona y cada grupo pueda transitar de manera propia y absolutamente original en un viaje hacia sí mismo y hacia su vinculación con los otros y con el mundo.
En ese viaje recorreremos, a través de la lengua de los símbolos, los Doce Cuentos y alcanzaremos el descubrimiento de sus imágenes arquetípicas. En el trayecto contactaremos con nuestra historia de vida. La vida puede ser entendida como un devenir, como una obra de teatro, como una película, como una novela. Hay un guion que se está desarrollando y revelando desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte. Nuestra vida es una totalidad, como lo es también la de la especie humana. La gran misión de este modelo es abrir nuestras vías interiores para ampliar nuestra sensibilidad, nuestra conciencia y mejorar nuestros actos. Así, ese guion de vida, ese viaje, puede ser una historia única con sentido y belleza en sí misma, de la que no solo somos protagonistas sino autores en la mayor medida posible. Y esta posibilidad de autoría de nuestro propio guion de vida constituye el objetivo esencial de este modelo, que puede ser aplicado en muy diversos contextos y cuya versatilidad permite otros nuevos.
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1 «Leyendas, mitos, dioses y religiones aparecieron por primera vez con la revolución cognitiva. Muchos animales y especies humanas podían decir previamente: “¡Cuidado! ¡Un león!”. Gracias a la revolución cognitiva Homo sapiens adquirió la capacidad de decir: “El león es el espíritu guardián de nuestra tribu”. Esta capacidad de hablar sobre ficciones es la característica más singular del lenguaje de los sapiens». Harari, págs. 37 y 38.
2 Cada vez que una persona visualiza una determinada escena de un cuento, la recrea y se convierte en su autora. Tal y como dice Marie-Louise von Franz, el arquetipo requiere la recreación de un individuo para volver a estar vivo. Por otro lado, podemos considerar que la autoría de los cuentos de hadas procede del inconsciente colectivo, es decir, del ser humano universal.
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Aprendiendo la lengua de los símbolos
The imagination is not a state: it is the Human Existence itself.
WILLIAM BLAKE
Desde la más temprana infancia el niño crea el universo del como si, una dimensión que le acompañará toda la vida, y que es también la que encontramos en los albores de la especie humana y nos hace afirmar que estamos ante una nueva especie, la especie simbólica.
Esta dimensión que nos permite jugar al como si se inicia con la creación del objeto transicional1, del que nos habla Winnicot, con el que el bebé, totalmente indefenso y dependiente, puede conformar un trasunto de la figura cuidadora y primigenia, generalmente la madre, que le permita permanecer íntegro y vinculado en ausencia de esta. Así los seres humanos van a experimentar de manera universal su gusto por las ficciones, por las historias, por el arte, como santuarios en los que vuelven a conectar con aquel poeta original que creó el mundo cuando aún no entendíamos las palabras.