Название | Isósceles |
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Автор произведения | Juno B |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788418730016 |
Estoy tan segura
como de que tienes unas alas preciosas,
para volar por mis páginas mientras lo haces.
Es tan importante como que sepas
que estás viendo un trocito de mí,
y que de alguna manera
estamos conectados.
Hagas lo que hagas,
y decidas lo que decidas,
solo quiero que tenga un sentido.
Yo escribo en mi cuarto,
bajo una tira de luces suaves que forman estrellas,
las cuales me iluminan lo suficiente,
para enfocarme en lo importante,
y ver mi pelo un poco más cerca del color del sol.
Mi olor favorito es la lavanda,
se cuela entre mis dedos el humo de su aroma
y el llanto de sus campos.
Me cubre un jersey viejo pero calentito,
es de mi persona favorita,
y me siento afortunada de que la misma
haya dejado un platito de nueces
cerca de mi escritorio.
«Se te hará tarde», me dice.
«Como siempre que escribes».
Mis oídos prefieren escuchar melodías
de algún músico que se enamoró de un saxo
en el mundo eterno del jazz.
Aquí te dejo unas cuantas ideas,
para que puedas decorar tu momento,
y nos encontremos en algún punto de esta lectura,
estando más cerca aún, si cabe.
Música
Este libro es un viaje, un viaje que pasa de un océano donde apenas llega la luz a la más masificada ciudad. Acompañemos este viaje del mejor recuerdo que tenemos: la música.
Aquí escrito te dejo mi Instagram, dentro del cual encontrarás una playlist con las canciones que me acompañaron en mi viaje de escribir Isósceles: @_junob
En caso de que no tengas, te dejo también mi correo electrónico para que puedas ponerte en contacto conmigo si lo necesitas: [email protected]
Aclaraciones previas
El término «apapache», el cual verás repetido varias veces a lo largo del libro, es una creación propia a partir de la palabra apapachar, el significado de la cual es “palabras que te acarician y abrazan el alma”. Yo intercalaré, pues, apapaches que a lo largo del libro puedan tocar un poquito la tuya.
I
RESILIENCIA
Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
Apapache I
Cuando dejes de etiquetar las cosas, como si fuéramos productos, empezarás a comprenderlas.
1. La geografía de la noche en tu cuerpo
La noche que decidiste quedarte
me miraste por dentro,
y no te pude mentir.
Tus ojos redondos como la luna
se burlaban como diciéndome que esta vez
habría fase nueva.
Tus rodillas eran rombos cuarteados por el tiempo,
y las ondas de tu pelo
aterrizaban ariscas en mi piel.
La noche que decidiste quedarte
te tumbaste sin ropa mirando por la ventana,
y descubrí que la curva de tu cintura
era la única carretera
en la que me quería ver viajando desde entonces.
Y fue entonces cuando sucedió.
Tan inconexos,
como el rectángulo de una cama,
perdido en un mundo redondo.
Quise capturar ese momento
y guardarlo para siempre,
hacerlo eterno como un marcapáginas
en la mejor parte del libro.
Quise sentir la inconsciencia de que ese amor
acabaría por matarnos,
y que esta sería la última historia
que escribirían mis manos
en la demografía de tu espalda.
Era como mirarte continuamente a los ojos,
mientras tú hacías otras cosas.
Es difícil huir cuando no sabes si esos brazos abrazan,
o atrapan.
Es difícil cuando es fácil ver la vida
desde el balcón de tus pestañas,
tomar un vino en la terraza,
llegar a pensar que estás a salvo
y sentir el precipicio a la de tres.
La geografía de tu cuerpo era imperfecta,
la notaba sinvergüenza entre mis manos,
fugaz como espuma entre mis dedos,
que, como tal, se iban apagando.
La noche que decidiste quedarte
supe que sería la última vez.
Ahora no estás aquí,
y aunque todo está en calma,
sigue descuadrando.
Por fin me he dado cuenta,
era isósceles jugando.
2. Secreto
«Todo el mundo siente su dolor como algo grande e inmenso». Bebe
William Cowper dijo que
alejarnos de lo que amamos
es peor que la muerte.
Yo he dejado trocitos de mi corazón roto
por el camino,
por si decides salir a buscarme.
Decirte adiós es complicado,
algo así como volver a casa para morir en tu cama,
porque sabes que ya no volverás.
Yo he caído otra vez en tu forma de mirarme,
como la piedra a la que siempre recurro y amo,
y nada es una excusa,
pero es que no hay nada más impactante
que ver a tu cerebro
intentando conquistar un corazón,
y con razón.
Recuerdo el día que te pedí
que escucharas una canción que habla de mí.
Lo