Название | Geopolítica, soberanía y "orden internacional" en la "nueva normalidad" |
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Автор произведения | Miguel Ángel Barrios |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789876918756 |
Es decir, el poder desarrolla las funciones de obtención (creación de resultados, destrucción de los mismos), las de promoción y subordinación. Las conclusiones reduccionistas y unilaterales han adjudicado al poder solamente la última función, ser agente subordinado. (Labourdette, 1984: 26)
Es justamente en el campo político donde se desarrolla el espacio de realización de la política. Es el lugar donde se desarrollan los cursos histórico-sociales probables y posibles. También es el lugar donde los actores sociales ponen en juego sus proyectos.
El campo político es un espacio extenso donde las grandes tendencias históricas, los ciclos sociales, las fuerzas políticas y los sucesos educacionales toman consistencia y relevancia. Sucede que la política carece de bordes.
Los cuatro subcampos de la política son los siguientes:
1) Subcampo sociopolítico. Aquí la política se manifiesta como proceso básicamente de mediano y largo plazo. En este subcampo se tienen en cuenta las grandes corrientes sociales que forman los cursos históricos.
2) Subcampo estratégico. La segunda distinción del campo político en relación con el nivel de importancia y significación alcanzado corresponde al campo de la estrategia. En este ámbito la política se desenvuelve como un ejercicio deliberado del poder para lograr los objetivos programados, “como lugar donde concurren y se entrecruzan el conjunto de las estrategias existentes” (Labourdette, 1984: 12). Es decir que aquí entramos en el centro del meollo: es en el campo político donde se desarrollan las estrategias y, dentro de él, en el subcampo estratégico principalmente. En este punto estamos demostrando que la estrategia es una praxis deliberada con un objetivo programado desde el poder político, desde un marco ideal. La estrategia no es un subcampo autónomo del poder militar, como se creyó mucho tiempo.
Poder y proyectos componen el par fundamental de la política estratégica, porque esta implica necesariamente otro par: acumulación y realización, en cuanto condiciones indispensables del poder y de los proyectos. “Nuestra definición se construye en esta dirección: la política estratégica es el producto de la acumulación de poder y de la realización de proyectos. El poder es la capacidad de logros” (Labourdette, 1993: 13). Por consiguiente, la política es por sobre todas las cosas realización. Por eso política y estrategia están íntimamente ligadas.
Evidentemente, los dos primeros subcampos –el sociopolítico y el estratégico– ocupan el espacio principal y fundamental del campo político.
3) Subcampo coyuntural. Este subcampo corresponde a los hechos de naturaleza coyuntural. Son un subproducto del choque de las líneas estratégicas. La coyuntura corresponde al nivel de los problemas menores, de corta duración, que dejan solo rastros residuales a su paso. No afectan a los grandes problemas o lo hacen levemente. Los hechos coyunturales ocupan el escenario de la vida cotidiana. Es el subcampo de la inmediatez y el que acapara generalmente el interés del público, de los políticos y de los especialistas.
4) Subcampo periférico. Se refiere a la multitud de acontecimientos que ocurren en la vida cotidiana. Son hechos puramente anecdóticos y que se agotan en sí mismos. Son los hechos que no afectan a los tres subcampos anteriores, aunque pueden confundirse bastante con los hechos de coyuntura.
Todo ensayo, todo proyecto y toda realización de carácter estratégico requiere tiempo. En ese sentido puede decirse que es un factor o un recurso escaso y necesario.
Todavía se discute qué es el tiempo, tanto filosófica como científicamente. Aunque no existe ninguna seguridad acerca de lo que es el tiempo, la estrategia establece una relación privilegiada con él. Es decir, ella necesita del tiempo para poder realizarse. Necesita establecer un control sobre el tiempo.
El tiempo crea y destruye el poder. Siempre se agota anticipadamente, y en esto es inexorable.
Los cinco elementos de la estrategia conforman un mapa conceptual, ideal, teórico-práctico, y nos sirven para dejar en claro que la estrategia tiene fundamento para crear poder. Por lo tanto, está subordinada a los objetivos de un proyecto político.
Para cerrar este punto, cabe mencionar una metodología empleada en las fuerzas armadas de Estados Unidos que sirve para el trazado de planes de manera simplificada. Este método se conoce como METTT, acrónimo en inglés de misión, enemigo, tropas propias, terreno y tiempo. Se utiliza en situaciones de corto plazo cuando no hay posibilidades de un adecuado planeamiento, o sea, es la excepción; lo normal es el proceso de planeamiento correspondiente. Con esto, nos encontramos con las cinco variables a las cuales atender para desarrollar planes estratégicos y tácticos. Primero, la misión nos señala cuál es el objetivo o tarea a cumplir. Segundo, el enemigo, nuestro rival, que se interpone entre nosotros y la misión. Tercero, las tropas propias, es decir, todos los recursos humanos y materiales para batir al enemigo y cumplir la misión. Cuarto, el terreno, es decir, el ámbito geográfico en que debe combatirse y cuyo conocimiento es esencial para maximizar las propias ventajas y minimizar nuestras debilidades. Quinto y último, el tiempo, esencial para llegar en el momento oportuno, en el lugar oportuno, con las tropas oportunas para batir al enemigo y cumplir la misión. El tiempo es esencial para impulsar o frenar las acciones. Asimismo, debe tenerse siempre en mente a quién beneficia y a quién perjudica el paso del tiempo (Refoyo Acedo, 2020). Por supuesto, esta metodología nace en el ámbito militar, pero se puede aplicar igualmente en ámbitos políticos y económicos.
Como segundo apunte adicional cabe tratar de vuelta una cuestión denominada “geopolítica de las mentiras” (Refoyo Acedo, 2016). En líneas generales, en el breve artículo de Enrique Refoyo Acedo se pretendió resumir una cuestión siempre recurrente en los ámbitos nacional e internacional. Tal cuestión es el uso de las mentiras como una herramienta más en el arsenal de posibilidades. Esto puede ser muy polémico, pero ciertamente mentir es muy habitual, y se miente por dos motivos en la vida diaria: para mantener una sorpresa (positivo) o para ocultar algo (negativo). Dejamos de lado las consideraciones religiosas o penales, porque en primer lugar en ese artículo se toma el ámbito militar como punto fundamental, dado que en ese ámbito la mentira es absolutamente inherente y fundamental en cualquier acción. ¿Por qué es así?
Ya desde la época de Sun Tzu y su famosa obra El arte de la guerra, se habla de esto cuando se alude a los movimientos simulados, las noticias falsas, etc., todo orientado a generar un clima de confusión en el enemigo para que no sepa cuál es la verdad y, por tanto, la realidad. Las mentiras sirven, por ende, para ocultar realidades y propósitos. En una palabra, sirven para volvernos impredecibles y, por ello, difíciles de prever y contrarrestar (este sería el sentido positivo, o sorpresa, del accionar de una mentira). También las mentiras sirven para ocultar en lo posible aquellas acciones difícilmente justificables a la luz pública (el sentido negativo). Concluyendo con esta perspectiva, las mentiras son de uso corriente y tienen esos dos sentidos. La mentira positiva, según la definimos, es totalmente esencial en el arsenal de herramientas porque cualquier predictibilidad es una vulnerabilidad y significa una desventaja seria ante un rival que controle efectivamente la información de situación.
En capítulos posteriores sobre geopolítica y guerras híbridas abordaremos puntos clave en el desarrollo de las actuales guerras informativas y por supuesto en la red, lugar clave en el mundo de nuestros días.
3. La estrategia política en función de un proyecto nacional en Juan Domingo Perón
Para brindar un ejemplo de la estrategia en función de un proyecto político podemos tomar el de los planes quinquenales de los dos primeros gobiernos de Perón y el plan trienal del tercer gobierno. Sin entrar en un análisis discursivo del primer peronismo, vamos a enumerar las realizaciones de Perón en la búsqueda de una Argentina soberana. En forma general y rápida, abordaremos las estrategias utilizadas por Perón cuando introdujo la planificación en el Estado argentino. Desde la acción, Perón buscó resolver la dicotomía “unidos o dominados” en