Hacia el sentir común. Raimon Caor

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Название Hacia el sentir común
Автор произведения Raimon Caor
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9788412295870



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de ocio reflejan un estilo de vida y una cultura que en términos generales, manifiesta abigarramiento, pérdida de visión y sensibilidad, y un normalizado estilo de “usar y tirar”.

      Aunque cualquier actividad de ocio ya pueda ser un fin en si misma, vale una reflexión personal sobre qué tipo de persona quieres ser, cómo sería la sociedad y el país en que te gustaría vivir, y que estás construyendo con tus acciones y con los actos de tu existencia. Entonces quizás recuperemos el verdadero significado y el sentido del ocio: un ocio creativo y recreativo consciente, libre de absurdos residuos materiales y psicológicos.

      Si la censura inquisitorial de antaño nos aislaba del conocimiento, la actual saturación de información consigue el mismo efecto mejorado: el exceso de información nos intoxica y confunde.

      El fenómeno de absorber más de lo que humanamente se puede procesar ha sido definido por el consultor y estratega Alfons Cornella como “infoxicación”: sus consecuencias son la ansiedad y lo que técnicamente se denomina information overload, que es la sobrecarga de información que puede producir caos mental e imprevisibles efectos colaterales.

      Según Cornella: “el ancho de banda”, es decir, la cantidad de información que se recibe por unidad de tiempo, no para de crecer. Los estímulos crecen descontroladamente y es cada vez más barato enviar bits, pero la atención que es la variable humana más crítica, es justamente la opuesta del ancho de banda: la cantidad de tiempo que podemos dedicar es cada vez menor, porque debemos repartir la cantidad de tiempo del que disponemos a más elementos de información.

      El recurso realmente escaso es nuestra capacidad de atención.

      Como emisor/a, la clave está en comunicar con eficiencia, sintetizar el mensaje, presentarlo de forma atractiva, combinar textos e imágenes, explicar historias más que saturar de datos, y crear formatos que den faciliten la comprensión. Se trata de sintonizar lo que quieres comunicar con el momento de atención del receptor y en saber encontrar cuándo está en el mejor estado de ánimo para poder asimilar y procesar la información que se le da. Como receptor/a, conviene optimizar nuestro tiempo de atención, selección y contraste de la información porque existen muchas noticias y datos falsos, por lo que conviene ser muy selectivo/a. En el ciberespacio podemos usar organizadores y herramientas como los selectores de feed para recibir automáticamente lo que se va publicando en las páginas que nos interesan, sin necesidad de acudir a ellas.

      Ciertamente, los contenidos y la información que llegan sin criterio, sin pasión, o sin alma, son ruido, y el ruido no solo molesta sino que daña. Ante la desproporcionada cantidad de información negativa y confusa que irrumpe en los medios convencionales, es conveniente procurar noticias y eventos que transmitan coherencia, positividad y alegría de vivir.

      La vida cotidiana del ser humano del siglo XXI depende de numerosos accesorios tecnológicos, lo que nos convierte en cyborgs: criaturas que a sus componentes orgánicos se le añaden dispositivos mecánicos con la intención de mejorar sus capacidades. Qué duda cabe de las facilidades que aporta la tecnología en la medicina, en la cirugía y en las comunicaciones. Resulta impensable prescindir del uso del ordenador y de internet, así como del teléfono móvil, localizadores, y otros muchos electrodomésticos. También muchas personas mantienen su vida y su salud a través de implantes y prótesis; pero a la vez que existen ciertos beneficios, también existen problemas relacionados con el desarrollo tecnológico, muchos de ellos con consecuencias altamente dañinas para el ser humano, para los animales y para el medioambiente en general. La ambivalencia de la tecnología manifiesta que hay productos diseñados para bien, con plena consciencia de su inocuidad, y otros que aparentemente son útiles, pero con notables efectos colaterales. Asimismo muchos productos tecnológicos pueden ser utilizados para fines nobles o perversos, como por ejemplo el uso de ciertos componentes de telefonía e informática que a la vez sirven para la fabricación de misiles y otras armas, así como el uso de las altas radiaciones de microondas y de satélites que son usados para el control y la represión.

      El programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia, fue un proyecto financiado por las Fuerzas aéreas, la Marina de EEUU y la Universidad de Alaska con el objetivo de estudiar las propiedades de la ionosfera y mejorar la tecnología de las radiocomunicaciones y especialmente su uso en los sistemas de vigilancia estratégica. Aunque durante el siglo pasado los científcos aprendieron a usar las propiedades de la ionosfera, todavía hay mucho desconocimiento acerca de su física, su composición química y la respuesta dinámica a la influencia solar y el efecto sobre los seres vivos de la biosfera. Los actuales estudios están centrados en los sistemas de comunicación al servicio de los buques comerciales, los aviones transoceánicos y los sistemas de vigilancia y comunicación militar desde los satélites. Algunos “conspiranoicos”, han culpado al proyecto de una amplia gama de efectos catastróficos, como inundaciones, sequías, huracanes, tornados, tormentas eléctricas, terremotos y tsunamis, relacionados con las acciones de geoingeniería sobre el control del clima. La mayoría de estas propuestas trabajan con la manipulación tecnológica de la atmósfera, el clima y las lluvias, según convenga a las balanzas de la macroeconomía, y esto conlleva efectos impredecibles y finalmente incontrolables. En su conjunto, el actual despliegue tecnológico genera potentes campos electromagnéticos en todas las frecuencias e intensidades. Tras largas polémicas e investigaciones realizadas en todo el mundo se ha demostrado que las alteraciones biológicas a causa de campos electromagnéticos artificiales intensos —tanto de alta frecuencia (antenas de radio, TV, radar, etc.) como de baja frecuencia (líneas de alta tensión, pantallas de televisores, ordenadores y transformadores, etc.)—, pueden producir efectos nocivos para la salud.

      El despliegue de la telefonía móvil y la actualización de los 5Gb está elevando la contaminación electromagnética por radiofrecuencias, a las que se suman las emisiones de los electrodomésticos y las malas instalaciones eléctricas en viviendas y lugares de trabajo. En sus diversos grados de magnitud, todo ello puede tener una incidencia en los estados de ánimo, en la depresión, en las funciones reproductoras, provocar alergias y desarrollar enfermedades degenerativas. La estimulación directa y a distancia con ondas electromagnéticas de diferentes frecuencias capaces de modificar la actividad cerebral y los patrones de comportamiento ya han sido constatadas por la neurociencia. Las “armas psicotrónicas” han sido utilizadas en operaciones militares y servicios secretos de diversos gobiernos, y se sigue investigando en su uso en aplicaciones de control y desarticulación de objetivos. Actualmente todo el mundo tiene un celular, y quien no, tampoco podría escapar de las invisibles radiaciones. Por mi propia sensibilidad electromagnética puedo constatar que esto ya está influenciando a toda la humanidad.

      En cualquier modo la tecnocracia pervierte los medios y desmarca los fines, eliminando el cuestionamiento ético en pro de una sociedad relativista, ortopédica y funcional, donde todo es valorado de forma similar a como funciona la tecnología, es decir, mecánicamente. El ser humano se convierte en algo tan efímero y sustituible, como son sustituibles todos los componentes tecnológicos. Se aplican controles y protocolos que rayan lo absurdo, tergiversando el sentido común y la obviedad acerca de la verdad, el bien o la belleza. Se propaga un mundo de aparente perfección instrumental, pero de una total confusión del sentido y de la finalidad.

      Es la tecnología que se dedica al diseño y manipulación de la materia a nivel de átomos o moléculas, con fines industriales o médicos, entre otros. La nanotecnología trabaja a escala molecular modificando la disposición de los átomos.

      La química, la biología y la física son algunos de los campos de aplicación de la nanotecnología que aparece como un reto para la manipulación y creación de la materia. Uno de sus primeros logros ha sido la comprensión del ADN como un factor decisivo en la regulación del organismo tal como las moléculas son determinantes en los procesos de vida. Junto a la cibernética