El Minotauro come carne de mujer. José Manuel García

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Название El Minotauro come carne de mujer
Автор произведения José Manuel García
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788418212529



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href="#u204a2ef9-26b0-51f3-a005-2a1daab2c015">SI PUEDES

       IV

       EL PROFETA

       POSTRERO

       EL PROFETA

       Datos de autor

      El minotauro come carne de mujer "Quien se sumerge en un laberinto adquiere de sí la percepción de sí como lo ajeno, una dificultad más para intentar algún algoritmo o sueño con el que pretender la salida, porque la amargura de no alcanzarse constantemente apenas permite caminar por sus vericuetos, y en un laberinto no se encuentran lugares de descanso o acogida; proseguir siempre constantemente impelido, a la intemperie, caracteriza la intensa opacidad de sus paredes y la angostura; en ocasiones no se puede caminar de frente. Ahí estás, dentro, sin aquí o allí, en la espesura de un continuo comienzo. Y en el laberinto habita el Minotauro. En todos los laberintos habita el Minotauro.En su centro. Y el Minotauro come carne de mujer"

logoequili El minotauro come carne de mujer

       El minotauro come carne de mujer

      © 2020, José Manuel García González

      © 2020, La Equilibrista

      [email protected]

      www.laequilibrista.es

      Primera edición: 2020

      Maquetación: La Equilibrista

      Imprime: Ulzama Digital

      ISBN: 978-84-18212-52-9

      ISBN Ebook: 9788418212536

      Depósito legal: T 934-2020

      Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier parte de este libro, incluido el diseño de cubierta, así como su almacenamiento, transmisión o tratamiento por ningún medio sea electrónico, mecánico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin el permiso previo por escrito de: NOCTIVORA, S.L.

      DEDICATORIA

      Para los descarriadas; para las tristes; para los amantes; para las clérigos; para los imberbes; para las rencorosos; para los inconsistentes; para las poderosos; para los audaces; para las muertos; para los derrotadas; para las impotentes; para los doncellas; para las saciados; para los incomprendidas; para las imbéciles;

      para los imberbes;

      para las buenos;

      para los indolentes;

      para las intelectuales;

      para los filósofas;

      para las asesinas;

      para los simples;

      para las bellos;

      para los mujeres.

      para las hombres.

      DEDICATORIA COMPLEJA

      Para quienes se paran a pensar.

      Para las que suponen.

      Para los que suspiran ante un paisaje.

      Para las que lloran sin saber por qué.

      Para quienes entendieron y callan.

      Para los que siempre van a llegar.

      Para las muertas por ser mujeres.

      Para los palestinos asesinados.

      Para las que advierten futuro.

      Para quienes leen poemas.

      Para las madres con hijos débiles.

      Para las ferroviarios y los sicofantas.

      Para las estudiantes de Salamanca.

      Para algunos de los que odio.

      Para los sonrientes borricos.

      NO SE LO DEDICO

      A quienes sobrevuelan el dolor y la amargura.

      A los que fuerzan el destino de las personas como si fueran cosas.

      A los que crean monstruos semejantes al Minotauro.

      A los que diseñan, cotidianamente, la brutalidad del laberinto.

      PÁJAROS DEL ESTÍNFALO

      ¡Tantos profetas!

      Y ese constante grito de la noche por la que caminamos,

      que llena de llantos y quejidos

      los bordes oscuros de la vereda fugaz

      y de los pasos medidos.

      Dios, solamente, creó el miedo,

      lo demás es cosa nuestra.

      Y nos bastamos.

      PÓRTICO

      En los laberintos se indaga la salida. La entrada carece de importancia. En eso se asemejan a la vida, a los ríos, a los errores, a la mirada de una mujer. En eso se diferencian del cielo, del infierno, de la risa y de los poemas.

      ¿Por dónde salir del laberinto? Cuando alguien advierte que busca una salida, se sabe ya inmerso en la maraña de ciénagas del sentimiento donde se trastornan las personas, pero intuye, a ciencia cierta, que no buscó ni solicitó ni indagó la entrada.

      Los laberintos, más que en lugares, se ubican en los recuerdos y los presentimientos, en ese espacio sutil por donde discurre la memoria y, técnicamente, da igual que sean reales o imaginarios.

      Incluso cabe pensar en laberintos múltiples o entrelazados, formando combinaciones en el plano o en varias dimensiones, porque traban entre sí, como escamas de pescado, imbricación se denomina, múltiples hechos, no todos ellos fantásticos.

      Quien se sumerge en un laberinto adquiere de sí la percepción de sí como lo ajeno, una dificultad más para intentar algún algoritmo o sueño con el que pretender la salida, porque la amargura de no alcanzarse constantemente apenas permite caminar por sus vericuetos, y en un laberinto no se encuentran lugares de descanso o acogida; proseguir siempre constantemente impelido, a la intemperie, caracteriza la intensa opacidad de sus paredes y la angostura; en ocasiones no se puede caminar de frente.

      Ahí estás, dentro, sin aquí o allí, en la espesura de un continuo comienzo.

      Y en el laberinto habita el Minotauro. En todos los laberintos habita el Minotauro. En su centro.

      Y el Minotauro come carne de mujer

I

      EPIFANÍA DEL LABERINTO

      Y de súbito, con la certeza de la muerte,

      del odio,

      con la lucidez del pensamiento,

      con la sorpresa del amor de quien no quieres,

      sobre mí,

      en torno a mí,

      frente a mí,