Antiperonista es tu culpa. Matías Pérez Manghi

Читать онлайн.
Название Antiperonista es tu culpa
Автор произведения Matías Pérez Manghi
Жанр Социология
Серия
Издательство Социология
Год выпуска 0
isbn 9789874666420



Скачать книгу

radicaban en su origen o en sus vínculos de sangre.

      A pesar de todo, el nivel de vida de la clase obrera todavía tendría un amplio margen de mejora, y si no que se lo digan a Karl Marx que no trabajó nunca y vivió de su acaudalado padre trabajador.

      Karl tuvo un eterno “Plan Descansar” y eso lo llevo a pensar cosas muy raras. Ideas que, décadas después, generaron los mayores genocidios de la Historia de la Humanidad.

      ¿Cuál fue el principal avance tecnológico de la Revolución Industrial?

      La máquina de vapor fue un invento que perfeccionó el ingenio del escocés James Watt. Esta máquina consiste en un motor de combustión externa que transforma la energía térmica de una cantidad de agua en energía mecánica. Una caldera de carbón cerrada herméticamente genera vapor de agua, lo cual produce la expansión del volumen de un cilindro empujando un pistón mediante un mecanismo de biela manivela. El movimiento lineal alternativo del pistón del cilindro se transforma en un movimiento de rotación que acciona una rueda.

      Los modelos anteriores de máquinas de vapor se habían usado para el bombeo de agua. La máquina de Watt introducía el movimiento rotatorio por lo que se pudo usar para suministrar energía motriz a otras máquinas, como un molino harinero. También se utilizó para el martillo neumático de forja, que permitió elevar la construcción de elementos necesarios para las máquinas productoras.

      La introducción de la máquina de vapor en las distintas industrias fue el paso definitivo para el éxito de la Revolución Industrial, ya que su uso significó un aumento espectacular de la capacidad de producción. Al elevar la capacidad de producción se disminuyó el tiempo de fabricación de los productos, dando paso a la producción en serie.

      Se simplificaron tareas complejas en varias operaciones simples que podía realizar cualquier obrero sin necesidad de que fuese mano de obra calificada. De este modo se bajaron los costos de producción y se elevó la cantidad de unidades fabricadas.

      Pronto se realizaron los primeros experimentos para aplicar el vapor al transporte terrestre. George Stephenson comenzó experimentando con el transporte de grandes cargas en las minas de carbón cuando puso a punto su primera locomotora. La construcción del ferrocarril de Liverpool a Manchester en 1829 consolidó su fama para siempre. El ferrocarril permitía transportar materias pesadas a 40 kilómetros por hora, una velocidad hasta entonces impensable, acortando extraordinariamente el tiempo de los desplazamientos y permitiendo el desarrollo del comercio interior escasamente explotado hasta entonces. El volumen de los intercambios también se multiplicó.

      El vapor se aplicó además en otro ámbito de la industria del transporte: la navegación fluvial y marítima, a partir de la introducción de los barcos de vapor.

      Otro avance digno de mención fue el alumbrado público de gas, gracias al cual las ciudades se convirtieron en lugares más seguros. Así se redujeron las tasas de delincuencia, y para cuando la Revolución Industrial llegó a su fin, las ciudades se habían transformado por completo.

      De una nación agraria, Inglaterra de pronto se había convertido en la primera nación industrial del mundo y su población se había triplicado en el espacio de un siglo. Hasta entonces jamás se había vivido una evolución similar. Este dato del aumento de población es absolutamente determinante. Según los datos estadísticos de Hans Rosling (médico sueco que se desempeñaba como profesor de salud internacional en el Karolinska Institutet y director de la Fundación Gapminder, que desarrolló el sistema Trendalyzer), entre el año 10 mil antes de Cristo y el año 1800, es decir durante 11.800 años, la población del mundo aumentó en mil millones de personas aproximadamente. Gracias a la Revolución Industrial, y a pesar de que ésta tardó en llegar a muchas partes del mundo, la población llegó en 2017 a 7.722.727.000 de habitantes en apenas 220 años. Es decir, su crecimiento fue 7.720 veces más rápido en 220 años que en los 11.800 años previos. Increíble pero real.

      Por otro lado, la Revolución Industrial trajo consigo un verdadero cambio de paradigma, un cambio que transformó el mundo para siempre. Por primera vez el trabajo, ahora industrial, no se centró en atender las necesidades de las clases más adineradas, sino en producir en masa para proveer a las masas.

      De hecho, la fábrica clásica de los primeros tiempos de la revolución industrial, la fábrica que todos estudiamos, fue la fábrica de algodón, que no era un producto precisamente demandado por las clases más pudientes. Los ricos vestían de seda y lino, y no utilizaban prendas fabricadas en masa sino las que confeccionaban sus propios sastres.

      Estamos, por tanto, ante el desarrollo del capitalismo de masas, la filosofía de producción que en palabras de Schumpeter tiene como misión transformar los bienes de lujo en bienes de consumo masivo. Joseph Schumpeter (1883-1952) fue un intelectual y economista austro-norteamericano que trabajó como profesor en la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos. Schumpeter fue un conservador que observó el inevitable ascenso de las masas a la política y la aceptó, pero ofreciendo un modelo liberal y aristócrata para absorber este fenómeno. De alguna manera, Schumpeter legitima el sistema democrático aristocrático. Un ajuste a la idea de un gobierno de elite.

      El aumento de la producción y la cada vez mayor competencia entre empresas permitieron orientar recursos a la investigación y a la innovación, desarrollándose con ellas un amplio abanico de productos tales como medicamentos, vacunas e instrumental hospitalario. La medicina fue una de las industrias con mayor desarrollo desde la Revolución Industrial. En 1800 la pareja tipo tenía seis hijos pero cuatro de ellos morían jóvenes. Las mujeres en su mayoría morían en los partos. Vimos que había más hombres que mujeres hasta el año 1800.

      Del mismo modo, la mayor producción permitió también liberar recursos para desarrollar las primeras legislaciones sociales que incluyeron por ejemplo límites a la jornada laboral y al trabajo de los menores de edad. Y, por supuesto, el mayor poder adquisitivo propició incluso que las familias pudiesen cuidar mejor de sus hijos, de tal forma que tan sólo entre 1818 y 1833, en apenas 15 años, el número de niños escolarizados se duplicó.

      Hay mucha gente que piensa que antes de la Revolución Industrial los campesinos y trabajadores eran felices y vivían en libertad, disfrutando de una vida en el campo y la naturaleza. Nada más falaz que ese pensamiento. Más allá de que se mejoraron las técnicas agrícolas y ganaderas para mecanizar el campo y aumentar asimismo su producción, el trabajo rural era agotador, no había prácticamente días de descanso. Toda la familia tenía que trabajar muy duro, por supuesto también los niños, y la supervivencia ni siquiera estaba garantizada. Todo dependía de las condiciones del tiempo, de la lluvia y de la temperatura.

      Por ello no resulta extraño que cuando se produjo la Revolución Industrial automáticamente se produjesen masivas migraciones del campo a la ciudad, buscando