Название | Fundamentos de microeconomía |
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Автор произведения | Marco Antonio Plaza Vidaurre |
Жанр | Зарубежная деловая литература |
Серия | |
Издательство | Зарубежная деловая литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789972455353 |
Hayek nos brinda una definición de problema económico distinto; si nos fijamos en la deficion anterior, la economía estudia cómo asignar los recursos de manera óptima; acá se está asumiendo qué se puede optimizar porque se sabe que recursos se requieren y se disponen de estos, se conoce la técnica para procesarlos, y que también se conocen los costos de los insumos y del bien final. Esta definición, que es la que abunda en los textos de microeconomía, nos dice, de manera implícita, que el problema económico puede ser visto como un ejercicio matemático en donde se tiene una función de ingresos, costos y rentabilidad económica y que por tanto se puede estimar un óptimo; igual sucede con el consumidor, pues, se asume que conoce bien sus preferencias y que estas no varían en el tiempo, y además tiene la información de los costos de todos los productos y que sus diferentes tipos de necesidades se mantienen en el tiempo. Si existiese toda esa información la economía podría ser dirigida de manera centralizada, lo que sabemos es un imposible. Hayek innova este concepto explicándonos que el consumidor y el productor no tienen información perfecta, y que conseguir información necesaria para la toma de decisiones tiene un costo de oportunidad; y en adición, que la economía es dinámica por lo que el ejercicio de optimización es muy limitado. Hayek define así dos fases que se presentan en la acción de lograr un objetivo económico: primero, obtener información y tomar conocimiento del mercado, y segundo, la acción propiamente dicha, ya sea, consumo o producción.
En cuanto al sistema económico, Ropke (2007) lo visualiza como “… una construcción dotada de la diferenciación más elevada y sutil dentro de una fundamental anarquía. Y, sin embargo, ni el más obstinado pesimista podrá negar que, pese a ello, todo se dispone en un conjunto ordenado” (p. 17).
Se refiere a la anarquía económica como una característica de los mercados libres de toda dirección política:
Mientras la anarquía política aboca irremisiblemente al caos, comprobamos con asombro que la anarquía económica que caracteriza a nuestro sistema económico dista tanto del caos, que casi pudiera hablarse de un cosmos. Nuestro sistema económico es anárquico, pero no caótico. (p. 17)
En estas dos citas de Ropke, vemos que la economía, si bien es cierto, es un sistema anárquico de producción, precios y consumo, existe un orden que evita que sea caótico. Se usa el término anarquía porque no existe una dirección centralizada de los procesos del mercado. Cosa distinta sería en un sistema político anárquico, como señala el autor, en donde la sociedad sí se volvería caótica. Esto es lo sorprendente del libre mercado. Cabe destacar que Ropke, quien incide mucho en el orden económico, es un representante del ordoliberalismo, que se asocia con la escuela económica de Friburgo, de donde nació la economía social de mercado.
El economista de la escuela austriaca Ludwig von Mises (2013) desarrolla un concepto profundo sobre las bondades del buen funcionamiento de los mercados cuando no se ve afectado por la intervención del gobierno. Von Mises1 plantea que la economía investiga los fenómenos del mercado, los tipos de intercambio entre bienes y servicios, en un momento dado y también a través del tiempo. Esto implica los procesos que se presentan en todo mercado libre de intervenciones donde los individuos eligen libremente qué comprar y qué vender. Para esto, separamos a los actores del mercado en dos grupos: los que compran y consumen, y los que compran insumos para procesarlos, para producir y vender un producto elaborado. Sin embargo, es importante resaltar que, en la realidad, todas las personas son consumidoras aun siendo empresarias, pero para analizar los procesos del mercado, los reunimos en grupos diferentes.
Von Mises (2013) define la economía de la siguiente manera:
La economía de mercado es un sistema social de división del trabajo basado en la propiedad privada de los medios de producción. Cada uno, dentro de tal orden, actúa según le aconseja su propio interés; todos, sin embargo, satisfacen las necesidades de los demás al atender las propias. (p. 313)
En relación con los medios y fines, von Mises (2013) sostiene: “El hombre es al mismo tiempo medio y fin; fin último para sí mismo, y medio, en cuanto coadyuva con los demás para que puedan alcanzar sus propios fines” (p. 313).
En estas dos citas, von Mises nos explica que la división del trabajo es fundamental para que en una sociedad se produzcan bienes que permitan la satisfacción de las necesidades; sin embargo, se debe destacar que este autor enfatiza que la división del trabajo es espontánea y ocasiona que los individuos se especialicen en determinadas actividades económicas de acuerdo a sus intereses. Al buscar cada persona cómo cubrir sus necesidades, se convierte en un fin, es decir, produce, vende y tiene como objetivo que las familias cuenten con los artículos y alimentos que necesitan; también la compra de bienes, se considera un fin; así, para que esto suceda, las personas venden su fuerza de trabajo o realizan una actividad, por lo que también se convierten en un medio indispensable.
En cuanto a la acción humana, Rothbard (2011) dice:
se define simplemente como comportamiento deliberado […]. El propósito del actuar del hombre es su fin; el deseo de alcanzar ese fin es el motivo por el cual lleva a cabo la acción. Todos los seres humanos actúan en virtud de sus existencias y de su naturaleza. Sería imposible concebir personas que no actuaran en forma intencionada […]. Esta verdad fundamental —este axioma de la acción humana— constituye la clave de nuestro estudio. (pp. 1-2)
Rothbard, discípulo de von Mises, desarrolló su pensamiento económico en torno a la acción humana y al apriorismo praxeológico, que es la metodología propia de la escuela austriaca de economía, que parte de un axioma central, verdadero por naturaleza humana que no necesita demostrarse, que consiste en que las personas actúan para pasar de una situación menos satisfactoria a una más satisfactoria. Este es el móvil de las decisiones que tomamos los seres humanos para satisfacer nuestras necesidades ante un problema permanente de escasez. El axioma de la acción humana es la primera piedra del edificio de la teoría económica de la escuela austriaca de economía.
Con relación al subjetivismo de la ciencia económica, Hayek (2003) señala: “La diferencia entre el enfoque de las ciencias naturales y el de las ciencias sociales no puede llamarse de otra forma mejor que llamando a las primeras, objetivas, y a las segundas, subjetivas” (p. 53). Subjetivo se refiere a que dependen de la persona y que, por tanto, los valores y las apreciaciones no son iguales para todos. Otra diferencia fundamental entre las ciencias naturales y las sociales es que las personas perciben la realidad a través de un proceso de conocimiento, de aprendizaje y de toma de decisiones. En las ciencias naturales o físicas no existen fines, porque los actores no son seres humanos.
Hayek agrega:
Mientras que para el científico que cultiva las ciencias naturales el contraste entre los hechos objetivos y las opiniones subjetivas es algo sencillo, la distinción no puede aplicarse tan fácilmente a las ciencias sociales. La razón es que el objeto o los hechos de las ciencias sociales son también opiniones —no a las opiniones de quienes estudian los fenómenos sociales, por supuesto, sino las opiniones de aquellos cuyas acciones dan lugar al objeto de estudio del científico social. Pero, en el sentido que distinguimos los hechos de las opiniones, los hechos de las ciencias sociales son meramente las opiniones de la gente cuyas acciones estudiamos. Se diferencian de los hechos de las ciencias físicas en que son creencias u opiniones que sostienen los individuos; creencias que, como tales, son nuestros datos independientemente de que sean verdaderos o falsos, y, lo que es más, no podemos observarlas directamente dentro de la mente de los individuos, sino que hemos de identificarlas a partir de lo que ellos hacen y dicen, merced a que tenemos una mente similar a la suya. (p. 54)
Krause et al. (2009) vinculan las necesidades con la subjetividad:
Todas las necesidades humanas [...] son sanamente subjetivas porque son humanas y por ende culturales. La escasez, por ende,