Hermandad Hirámica: La Profecía Del Templo De Ezequiel. William Hanna

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Название Hermandad Hirámica: La Profecía Del Templo De Ezequiel
Автор произведения William Hanna
Жанр Современная зарубежная литература
Серия
Издательство Современная зарубежная литература
Год выпуска 0
isbn 9788893981880



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precauciones necesarias para garantizar su seguridad. No me corresponde a mí cuestionar tu decisión de permitir que Freya te acompañe, pero es una decisión que tal vez debas reconsiderar. Recuerda también que ya has sido estigmatizado como enemigo de Israel en virtud de tu apellido y tu vinculación con mis artículos de periódicos y libros supuestamente “antisemitas”. Al simplemente plantear la cuestión de la criminalidad de Israel, automáticamente se te acusará de antisemitismo y de querer hacerle a los judíos, lo que los judíos israelíes han hecho con alegre chutzpah, y que siguen le haciendo al pueblo palestino con impunidad.

       Finalmente, no debes rendir tus principios como la mayoría de las “prensitutas” petrificadas de los medios de comunicación, ni debes desanimarte, porque como periodista eres responsable tanto de tu propia conciencia como de la del resto de la humanidad, cuyas libertades se están reduciendo de manera gradual, pero segura. Como una vez observó Christopher Dodd, el cabildero, abogado y político estadounidense: “Cuando el derecho del público a saber se ve amenazado, y cuando los derechos a la libre expresión y la libre prensa están en riesgo, todas las demás libertades que atesoramos están en peligro”.

      Amor y mis mejores deseos, Mark.

      La Casa Blanca, Washington, D.C.

      “Arrogante bola de fango”, dijo el presidente con enojo en su escritorio del Despacho Oval cuando golpeó el auricular del teléfono en su receptáculo, “ese tipo es un lunático certificable”, dijo refiriéndose al Primer Ministro israelí.

      El Jefe de Estado Mayor – quien acababa de presenciar la desaprobación expresada por el Presidente sobre el hecho de que durante el mes pasado las fuerzas israelíes mataron a 142 palestinos e hirieron a otros 15.620 – era comprensivo, pero no estaba muy impresionado. Lo había escuchado y visto todo antes, y sabía muy bien que cuando el Primer Ministro israelí llegara a Washington, ambos líderes ocultarían cuidadosamente su mutua enemistad al estar frente a las cámaras con el Presidente hablando mal de todo lo obligatorio y reafirmando todo lo que suene a favor de Israel en relación a los “requisitos” de seguridad del Estado judío y su derecho a hacer lo que sea necesario para “defenderse”.

       El Jefe de Estado Mayor se había reconciliado desde hacía mucho tiempo con el apoyo incondicional de los Estados Unidos a la agresión israelí, a pesar del hecho de que la resistencia de los palestinos hacia ella – ejemplificada en su mayoría por jóvenes y niños que lanzan piedras y que, por una frágil evidencia, podían ser encarcelados por hasta 20 años de prisión por su desafío simbólico – era una reacción justificada a una ocupación opresiva, brutal e ilegal. Tal genialidad tan bien ensayada entre ambos líderes sería seguida por reuniones donde cientos de millones de dólares de ayuda adicional serían prometidos a Israel como una muestra del amor incondicional por parte de los Estados Unidos y la lealtad a un estado de Apartheid criminal de guerra. Hasta donde el Jefe de Estado Mayor pudo descifrar, siempre fue más conveniente para el gobierno de los Estados Unidos pagarles a los asaltantes chantajistas israelíes con la esperanza de que dejaran de recitar su aburrido mantra sobre el Holocausto, y se fueran. Como fue observado en The Jerusalem Post por Reuven Ben-Shalom – quien sirvió durante 25 años en la Fuerza de Defensa de Israel como piloto de helicóptero; en varios cargos de relaciones internacionales, incluso como el Director de Cooperación Militar israelí-estadounidense; y como director del Programa Internacional de Becas en el Colegio de Defensa Nacional de Israel: “Nos dejamos llevar tanto por presentar nuestro caso que escucharnos a veces es agotador, deprimente, aburrido y molesto”.

       Durante la visita, el líder israelí sin duda también recogería un montón de cheques por grandes cantidades de la fraternidad de delincuentes financieros de Wall Street y miembros multimillonarios judíos pertenecientes al uno por ciento de la población del mundo que posee grandes riquezas; ante los que se vería postrado por un Congreso Bicameral compuesto principalmente por trabajadores totalmente controlados por el Comité de Asuntos Públicos de Israel de los Estados Unidos (AIPAC); y recibiría elogios de las prostitutas mediáticas que cumpliesen los requisitos – especialmente en el New York Times – para el aplauso de un público de ciudadanos norteamericanos con cerebros lavados y el ciegos. El libro Mil Novecientos Ochenta y Cuatro de George Orwell, con su retrato de guerra perpetua, la vigilancia omnipresente del gobierno y la manipulación pública, eran ahora una realidad floreciente en la tierra donde la bandera llena de estrellas ya no ondeaba triunfalmente “en la tierra de los libres y el hogar de los valientes”.

      En vista del agitado humor actual del Presidente, el Jefe de Estado Mayor le dio a regañadientes el Informe Presidencial Diario (por sus siglas en inglés, PDB), un documento altamente secreto compilado por el Director de Inteligencia Nacional cuya oficina combinó los informes de inteligencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia de Inteligencia de Defensa (por sus siglas en inglés, DIA), la Agencia de Seguridad Nacional (por sus siglas en inglés, NSA), el Buró Federal de Investigaciones (por sus siglas en inglés, FBI) y otras agencias de inteligencia de los Estados Unidos. El informe de hoy, como había sido el caso durante los últimos meses a petición del Presidente, también contenía un resumen de las informaciones de los medios de comunicación israelíes que invariablemente no eran bien recibidos por el Presidente, quien a menudo era descrito como antisemita y enemigo de Israel.

      Las relaciones entre EE. UU. e Israel se habían mantenido bajas durante algún tiempo como consecuencia de la continua construcción de asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados ilegalmente; los maliciosos esfuerzos israelíes por descarrilar las negociaciones nucleares de Irán; y la estancada farsa de las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos. Durante su campaña presidencial en julio de 2008, el Presidente – además de comprometerse a no “perder un minuto” para enfrentar el conflicto en Medio Oriente si fuera electo presidente – también había afirmado que “usted y yo, vamos a cambiar este país y cambiaremos el mundo”, hasta los cantos extáticos de “sí, podemos”, todo lo cual eventualmente resultaría ser otro ejemplo más de cómo las esperanzas del pueblo estadounidense habían triunfado sobre la realidad de su experiencia pasada de promesas incumplidas por políticos traidores que vendieron sus almas al AIPAC.

      Así que, a pesar de que su elección marcó una nueva era de expectativas y de haber recibido prematuramente el Premio Nobel de la Paz el año siguiente, el Presidente no solamente no cumplió ninguna de sus promesas de paz y de un mundo mejor, sino que también amplió los poderes de guerra mucho más allá de los de su semi-letrado predecesor, George W. Bush, al establecer precedentes que facilitaron aún más el uso de la fuerza letal en el extranjero sin la aprobación del Congreso.

      Al igual que todos sus antecesores presidenciales recientes, al Presidente se le enseñó muy rápidamente que en lo que respecta a Medio Oriente, fue Israel a través del AIPAC quien dictó la política de Estados Unidos en Medio Oriente y no la Casa Blanca, ni el Congreso. Israel lo había señalado al lanzar la bárbara Operación Plomo Fundido en Gaza – que comenzó el 27 de diciembre de 2008 y terminó el 18 de enero de 2009 – solo dos días antes de la toma de posesión del Presidente el día veinte.

       “¿Qué tienes para mí?”, Preguntó un irritado Presidente, mientras tomaba los documentos informativos de la mañana y comenzaba a leer el resumen de las informaciones de los medios israelíes, que incluía una controvertida revelación de que Israel era el principal comprador de petróleo producido y vendido por el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), que producía entre 20.000 y 40.000 barriles por día en esos dos países para generar entre $ 1 millón y $ 1.5 millones en ganancias; que una de las cadenas de tiendas por departamento más grandes de Alemania – con más de 100 sucursales y 21.000 empleados – había retirado los productos israelíes de sus estantes en respuesta a las nuevas regulaciones de etiquetado de la UE; que los miembros de la extrema derecha, el grupo de asimilación antiárabe Lehava, habían protestado contra un evento de decoración de árboles de Navidad – destinado a la población cristiana de Jerusalén – que, según ellos, estaba dirigido a los niños judíos; que después de reunirse con el presidente ruso en París, el Primer Ministro israelí había dicho que Israel continuaría protegiendo sus intereses al actuar en Siria para evitar la transferencia de armas de avanzada tecnología a Hezbolá; y que, según la Agencia Judía, casi