Si Sólo Fuera Para Siempre. Софи Лав

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Название Si Sólo Fuera Para Siempre
Автор произведения Софи Лав
Жанр Современные любовные романы
Серия La Posada de Sunset Harbor
Издательство Современные любовные романы
Год выпуска 0
isbn 9781094342924



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el árbol!—Emily gritó de emoción.

      Charlotte se unió, saltando y señalando hacia arriba.

      –Ese es un poco grande—dijo Roy.

      Parecía cansado. Deprimido. Había ojeras debajo de sus ojos.

      –No es demasiado grande—dijo Emily—. Los techos son muy altos.

      Charlotte, como siempre, siguió el ejemplo de su hermana—. ¡No es demasiado grande! Por favor, ¿podemos comprarlo, papá?

      Roy Mitchell se frotó una mano en la cara con exasperación—. No pongas a prueba mi paciencia, Charlotte—dijo—. Elige algo más pequeño.

      Emily vio a Charlotte retroceder. A ninguna de ellas le gustaba enfadar a su padre y ninguna podía entender cómo lo habían hecho. Parecía que la más pequeña de las cosas le molestaba en estos días. Siempre estaba distraído por una u otra cosa, siempre mirando por encima del hombro a las sombras que solo él podía ver.

      Pero la principal preocupación de Emily era Charlotte. Siempre Charlotte. La niña parecía estar al borde de las lágrimas. Emily deslizó su mano en la suya.

      –Por aquí—gritó con fuerza—. ¡Hay árboles más pequeños por aquí!

      Y así como así, Charlotte se animó, consolada por su hermana mayor. Corrieron juntas por la nieve, dejando que las persiguiera su enfadado y distraído padre.

      En ese momento, Emily volvió al presente. La nieve del pasado ya no caía en el presente, los árboles de Navidad de décadas anteriores fueron talados y reemplazados por estos nuevos y jóvenes árboles. Volvió al aquí y ahora, pero le tomó un momento reorientarse con su entorno, para ver a Chantelle de pie ante ella en lugar de Charlotte.

      Durante el apagón de Emily, se las arreglaron para caminar en las profundidades del campo. Aquí, los árboles eran tan altos que proyectaban sombras sobre todo, bloqueando la luz del día. Emily se estremeció, sintiendo más frío ahora que el sol de invierno estaba oculto.

      Más adelante, Chantelle miraba el árbol más alto de toda la granja. Tenía al menos tres metros y medio de altura.

      –¡Éste es!—gritó, sonriendo de oreja a oreja.

      Emily sonrió. Ella no iba a ser como su padre, destrozando el espíritu de un niño. Si Chantelle quería el árbol más alto de la granja, lo iba a conseguir.

      Caminó a su lado y levantó la cabeza para ver la copa del árbol. Como cuando era una niña, el árbol le parecía majestuoso.

      –Ese es—Emily estuvo de acuerdo.

      Chantelle aplaudió encantada. Daniel parecía desaprobar un poco la elaborada elección, pensó Emily, pero no las desafió. Se inclinó y ayudó a Chantelle a hacer el primer corte con el hacha. Emily los observó, padre e hija sonriendo y riendo juntos, y sintió que una cálida alegría se extendía a través de ella.

      Daniel le pasó el hacha a Emily para que ella también pudiera hacer un corte, y luego dieron vueltas en círculos, tomando turnos, cooperando. Cuando el árbol cayó, todos vitorearon.

      El padre de Grace llegó con la carreta.

      –Vaya, es una gran elección—bromeó con Chantelle mientras ella intentaba ayudar a levantar el enorme árbol dentro de la carreta.

      –¡Era el más alto que pude encontrar!—dijo Chantelle sonriendo.

      La familia se subió a la parte trasera de la carreta y se acurrucaron juntos. Las ruedas del carro giraron y comenzaron el lento viaje de regreso a la entrada de la granja.

      –Te perdí por un momento allá atrás—le dijo Daniel a Emily mientras avanzaban—. ¿Tuviste otro flashback?

      Emily asintió. El recuerdo la había dejado conmocionada. Viendo la expresión cabizbaja de Charlotte, escuchando la agudeza del tono de su padre. Incluso entonces era un hombre con muchas cosas en la cabeza. Se preguntó si había tenido algo que ver con Antonia, la mujer con la que había tenido una aventura; o con su madre, que estaba en casa en Nueva York, o algo totalmente distinto. Aunque Emily estaba convencida ahora de que su padre seguía vivo en alguna parte, Roy era tan misterioso para ella como siempre.

      –Sigo recordando más y más cosas sobre mi padre—confesó Emily—desde que encontré esas cartas. Desearía saber qué lo hizo huir. Siempre pensé que algo repentino debió haber sucedido cuando yo era adolescente, pero creo que algo le preocupaba mucho antes de eso. Hasta donde llegan mis recuerdos, para ser honesta. Cada vez que tengo un flashback y lo veo, puedo ver la preocupación en sus ojos.

      Daniel la sostuvo cerca. Se sentía bien ser consolada por él, estar cerca de nuevo. Parecía tan distante en Joe's Diner.

      –Lo siento si estaba un poco callado ahí atrás—dijo Daniel, como si leyera su mente—. Las fiestas me traen recuerdos a mí también.

      –¿En serio?—preguntó Emily gentilmente—. ¿Qué clase de recuerdos?

      Era tan raro que Daniel se abriera que ella aprovechaba cada oportunidad para animarlo.

      –Esto puede sorprenderte un poco, pero en realidad soy judío—dijo Daniel—. Sin embargo mi padre no lo era. Era cristiano. Celebramos la Navidad y el Janucá mientras estaba en casa, pero cuando se fue se llevó la Navidad con él. Mamá solo celebraba el Janucá. Una vez que mi padre y yo volvimos a estar en contacto, solo celebraba la Navidad en su casa. Era extraño. Una forma muy extraña de crecer, como estoy seguro si puedes imaginarlo.

      –Eso suena duro—Emily le tranquilizó, tratando de ocultar su sorpresa de que Daniel era en realidad judío. Se preguntaba qué más no sabía de él y se llenó con una repentina angustia sobre cómo criarían a los niños, si es que los hubiera. Por supuesto le encantaría celebrar ambas cosas, pero Daniel parecía tener recuerdos traumáticos de las fiestas, y podrían ser un poco más difíciles de abordar.

      Volvieron a la entrada de la granja, donde pagaron a la valiente y alegre Grace mientras esperaban a que su árbol pasara por la máquina empacadora.

      Emily estaba contenta de crear nuevos y felices recuerdos con su familia. Pero en el fondo de su mente, no podía dejar de preguntarse sobre su padre, sobre lo que estaba pasando con él, qué secretos había estado guardando. Pero sobre todo, se preguntaba dónde estaba ahora y si había alguna manera de poder rastrearlo.

*

      De vuelta en la posada, Emily y Daniel maniobraron el árbol en posición en el vestíbulo. Había unos cuantos invitados relajándose en el salón y salieron para ver con emoción cómo se levantaba el enorme árbol.

      Emily recordó el montón de cajas que contenían los viejos adornos de su padre guardados en el ático y salió corriendo a buscarlos. Luego ella y Chantelle se sentaron juntas en la mesa de la cocina, clasificando todos los adornos.

      –Este es tan bonito—dijo Chantelle, sosteniendo un reno de cristal.

      Emily se sonrió al verlo, recordando cómo ella y Charlotte habían juntado su dinero para comprarlo, y cómo habían ahorrado cada año para comprar más, agregando a su colección hasta que tuvieron suficiente para representar a cada uno de los renos de Santa Claus. Entonces Charlotte marcó cada uno para que pudieran distinguirlos.

      Emily tomó el reno de cristal de las manos de Chantelle y revisó su pezuña. Había una pequeña marca que parecía ser una T de Trueno, aunque también podría haber sido una R de Relámpago. Se sonrió a sí misma.

      –Hay un juego completo aquí—dijo Emily, mirando la maraña de luces de hadas—. En algún lugar.

      Revisaron hasta que encontraron todos los renos de Santa Claus, incluyendo a Rodolfo con su nariz roja pintada por Charlotte con esmalte de uñas. Emily sintió un tirón de emoción al recordar que nunca habían comprado el Santa Claus y los adornos de trineo, los últimos de su lista y los más caros, porque Charlotte había muerto antes de que ahorraran suficiente dinero.

      –¡Mira esto!—Chantelle gritó, irrumpiendo en los pensamientos de Emily al agitar un sucio oso polar frente a su cara.

      –¡Percy!—Emily