Название | Anagramas |
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Автор произведения | Lorrie Moore |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877121902 |
Anagramas
LORRIE MOORE
Básicamente, me di cuenta, estaba viviendo en esa espantosa etapa de la vida que va desde los veintiséis a los treinta y siete años conocida como estupidez. Es cuando no sabes nada, sabes incluso menos de lo que sabías cuando eras más joven, y ni siquiera tienes una filosofía sobre las cosas que no sabes, algo que sí tenías a los veinte y que volverás a tener a los treinta y ocho. Aunque intentaste ciertas cosas.
Benna Carpenter es cantante en un club nocturno y rehúye de su vecino Gerard, que la ama con locura. Benna Carpenter es profesora de aerobics para ancianos, le detectan un bulto en un pecho, escribe errados anagramas y está enamorada de Gerard, un músico que le rompe el corazón reiteradamente. Benna Carpenter es profesora universitaria, tiene una hija imaginaria y un amigo íntimo, Gerard, de quien descubre un poderoso secreto cuando ya es demasiado tarde.
En Anagramas, su primera novela, Lorrie Moore despliega un agudo sentido del humor y un delicado manejo del lenguaje que serán característicos de toda su obra, y construye una suerte de laberinto de espejos que reflejan otras vidas posibles en una solapada estrategia para combatir la soledad y el abandono. Como si la vida no fuese otra cosa que intentar todas las combinaciones posibles con las letras que a cada uno le tocaron en gracia.
Hilarante, chispeante y muy tierno, Anagramas es el trabajo de un talento sobresaliente.
The Independent
Anagramas
LORRIE MOORE
Traducción de Cecilia Pavón
Índice
1. Escape de la invasión de los asesinos del amor
2. Cuerdas demasiado cortas para ser usadas
AGRADECIMIENTOS
Por su ayuda y su apoyo, agradezco a las siguientes personas: Victoria Wilson, Melanie Jackson, Joe Bellamy, Alison Lurie, Richard Estell, Margaret Moore, Mike Sangria, Sheila Schwartz, Gary Mailman, Kelly Cherry (y su máquina de escribir), Ron Wallace y mis padres. Mi agradecimiento también para Yaddo, donde escribí parte de este libro.
La palabra mamut deriva del término tártaro mamma que significa “la Tierra”… Por esta razón, algunos creyeron que la gran bestia vivía debajo de la tierra y cavaba madrigueras como un gran topo. Y estaban seguros de que moría cuando salía a la superficie y respiraba aire fresco.
ROY CHAPMAN ANDREWS,
All About Strange Beasts of the Past
Diré esto con un suspiro…
ROBERT FROST,
“El camino no tomado”
No creo que haya nada para mí en el bolso negro.
JUDY GARLAND, El Mago de Oz
1. ESCAPE DE LA INVASIÓN DE LOS ASESINOS DEL AMOR
Gerard Maines vivía en el mismo piso que una mujer llamada Benna, quien luego de pasar cuatro minutos en cualquier conversación, siempre lograba decir la palabra pene. Él no era un mojigato, pero de todas formas sentía vergüenza al escucharla. Trabajaba todo el día con niños, les enseñaba un tipo de aerobics, y el lenguaje más extremo que solía escuchar le parecía estar en código, hecho de acrónimos o quizás, incluso, en alemán –bu bu, funky, pinik–, palabras cuyo significado era difícil de descifrar incluso en contexto, y que por esa razón no presentaban ningún peligro para él. Sospechaba que esto no era algo distinto a esos conocidos suyos que odiaban las traducciones de las óperas. “Créeme”, solían explicar, “realmente no quieres saber qué están diciendo”.
Hoy, Gerard y Benna estaban hablando sobre las familias.
–Los padres y los hijos –dijo ella– son como los gobiernos: siempre están usando sus penes como espadas.
–En serio –dijo Gerard, sentado en la mesa de la cocina de ella, y sorbió un poco de cerveza sin alcohol como desayuno. Se tocó la barba como un hombre tratando de decidir.
–Pero yo qué sé –Benna sonrió y se encogió de hombros–. Crecí en un tráiler. No es como una verdadera familia con una casa. –Esa era su excusa para todo, su propio estribillo de autocrítica; había crecido en un tráiler en el estado de Nueva York y por eso no estaba calificada para opinar sobre ninguno de los temas sobre los que se seguía pronunciando.
Gerard tenía su propia línea de autojustificación:
–Yo hice de retardado en la obra de mi padre.
–¿Fuiste un retardado en la obra de tu padre?
–Sí –dijo, y se dio cuenta de que cuando uno se enfrentaba con las grandes preguntas de la vida y no encontraba grandes respuestas, debía conformarse con respuestas pequeñas, improvisadas, de la misma forma en que en un día cualquiera una persona tiene que comer al menos algo, aunque no sea maravilloso y grande–. Escribía obras de teatro en nuestro pueblo. Él también elegía el elenco y realizaba la dirección. Fue más difícil vivir el resto de la vida después de eso.
–Debe haber sido horrible para ti –dijo Benna mientras servía más cerveza sin alcohol en los dos vasos.
–Sí –dijo. Él la amaba mucho.
Benna cantaba en clubes nocturnos. Cuatro noches por semana, se ponía un vestido corto negro y lo que ella cansinamente llamaba sus zapatos “Joan-Crawford-atrápame-poséeme”, y salía a cantar por los diferentes bares de Fitchville. A veces, Gerard iba a verla y a beber demasiado. En el escenario, bajo el reflector, ella le parecía irremediablemente bella, una estrella; sus alhajas de vidrio le lanzaban quásares al público, su risa retumbaba en el micrófono. Había visto a otros hombres enamorarse de ella; conocía la mirada jactanciosa, los tragos gratis enviados entre canciones: él mismo lo había hecho. A veces,