Название | Callejón Sin Salida |
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Автор произведения | Блейк Пирс |
Жанр | Зарубежные детективы |
Серия | |
Издательство | Зарубежные детективы |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9781094304076 |
–Supongo que puedo hacer eso –dijo, un poco decepcionada.
Hubo días en los que entraba en el lugar de la renovación y sentía que Sam sólo la estaba entreteniendo, dándole tareas menores para que él pudiera manejar las cosas importantes. Era algo degradante en cierto modo, pero también tenía que recordarse a sí misma que Sam sabía lo que estaba haciendo. Él había abierto tres bares a los cuales les estaba yendo increíblemente bien, incluso vendió uno de ellos a una gran compañía nacional el año pasado por más de diez millones de dólares.
Y ahora él estaba eligiendo apoyarla en su propio emprendimiento. Era un emprendimiento para el cual él tuvo que convencerla. Insistió en que ella tenía la inteligencia para dirigir un lugar como este, pero sólo después de que todas las piezas sueltas se colocaran en su lugar.
A la mayoría de las chicas que salen con chicos semi-ricos se les regala joyas y autos, pensó mientras caminaba hacia el área que pronto sería el salón. A mí… me regalaron un bar. No es un mal negocio, supongo.
Se sentía fuera de lugar la mayor parte del tiempo cuando pensaba en el camino que le esperaba., Ella estaría a cargo de algo. Se encargaría de todo y tomaría decisiones. También sentía algo de culpa con esto. Sentía que se le había dado la oportunidad sin ninguna razón real, excepto de que tenía una relación con un tipo que sabía cómo empezar un negocio. Como resultado de esto, ella era consciente de que debía sacrificar muchas cosas y cosas que debía permitirle a Sam. Ella nunca cuestionó sus salidas nocturnas, siempre creyéndole las historias de que estaba en reuniones o con los contratistas, cenando con ellos. Ella había sido parte de algunas de esas reuniones, así que sabía que era verdad, a veces.
También sentía que tenía que mostrar su aprecio tan a menudo como pudiera. Eso significaba no regañarlo después de no verlo por un par de días. Significaba no poner demasiado reparo a ciertas cosas que él esperaba en el dormitorio. Significaba no enojarse porque a pesar de comprarle un bar y confiarle a ella la dirección, la idea del matrimonio no se había mencionado ni una sola vez. Danielle estaba bastante segura de que Sam no tenía intenciones de casarse. Y por ahora, ella estaba de acuerdo con eso, así que no veía razón para discutir sobre ello.
Además… ¿de qué tenía que quejarse? Finalmente había conocido a un tipo que la trataba de la realeza, mientras estaba presente, y ella parecía estar en camino al éxito asegurado de una manera muy fácil.
Cuando las cosas parecen demasiado buenas para ser verdad, normalmente lo son, pensó.
Cuando llegó a la habitación que iría a ser el área del salón, sacó los planos digitales de su teléfono. Colocó indicaciones sobre dónde podrían ir los parlantes y también hizo una anotación sobre la posibilidad de añadir algún tipo de ventana polarizada en la pared del fondo. Fue al hacer cosas así que sintió que este sueño se estaba haciendo realidad. De alguna manera, esto le estaba sucediendo.
–Oye…
Se dio vuelta y vio a Sam de pie en la puerta enmarcada. Él le sonreía y la miraba con la expresión de apetito que a menudo se le disparaba cuando se sentía juguetón.
–Oye, tú –dijo ella.
–Sé que parece que te he estado ignorando –dijo–, pero realmente… estas próximas semanas, todo lo que voy a necesitar de ti son unas cuantas firmas.
–Me estás haciendo trabajar demasiado duro –bromeó.
–Tenía la intención de que tu entrenamiento con la chica nueva del bar durara más tiempo. No es mi culpa que termináramos contratando a una cantinera brillante –se acercó a ella y le envolvió los brazos alrededor de la cintura. Ella tuvo que alzar la vista para poder mirarlo a los ojos, pero eso siempre la había hecho sentir segura por alguna extraña razón; la hacía sentir como si este hombre literalmente siempre la protegería.
–Almorcemos más tarde –dijo Sam–. Algo simple. Pizza y cerveza.
–Suena bien.
–Y mañana… ¿qué te parece si vamos a algún sitio? A una playa… A Carolina del Siro o algo así.
–¿En serio? Eso parece muy espontáneo y un poco como una molestia con todo el trabajo que queda por hacer. En otras palabras… no suena nada como algo que tú dirías.
–Lo sé. Pero he estado muy involucrado en este proyecto y…. me doy cuenta de que te he estado descuidando. Así que quiero compensártelo.
–Sam, me estás dando mi propio negocio. Eso es más que suficiente.
–Bien, entonces seré egoísta. Quiero alejarme de todo esto y estar desnudo y solo contigo cerca del océano. ¿Eso suena mejor?
–De hecho, suena mejor.
–Bien. Entonces ve al bar a ver cómo está la novata. Te recogeré para almorzar cerca del mediodía.
Lo besó y aunque claramente él se estaba precipitando, el sentimiento de todo lo que le acababa de decir no le era indiferente. Ella sabía que era difícil para él ser emocional y sincero. Rara vez podía ver esta lado suyo, así que cuando aparecía, no se atrevía a cuestionarlo.
Danielle camino de regreso entre los espacios abiertos del viejo edificio de ladrillo que pronto sería su pub y restaurante. Era difícil pensar que era suyo, pero ese era el caso.
Cuando salió el sol parecía más brillante que cuando había entrado. Sonrío, aun tratando de encontrarle sentido a todo en lo que se había convertido su vida. Pensó en Chloe de nuevo y tomó la decisión de llamarla en los próximos días. Todo lo demás iba tan bien en su vida, que podía intentar reparar la tensa relación con Chloe.
Se subió a su auto y se dirigió al otro bar de Sam, el bar en el cual él la había contratado para trabajar hace seis meses. Ella estaba tan distraída por la idea de irse con él el fin de semana que no se dio cuenta del coche estacionado a unos metros de distancia, que arrancó detrás de ella cuando salió.
Si lo hubiera notado, quizás hubiera reconocido al conductor, aunque no lo hubiera visto en mucho tiempo.
Sin embargo, ¿alguna hija alguna vez olvida cómo luce la cara de su padre?
CAPÍTULO CINCO
Cuando Chloe y Moulton llegaron a la oficina de García, el Director Johnson ya estaba allí esperándolos. Parecía que García y él habían estado revisando los archivos del caso. García tenía unos cuantos en su pantalla mientras que Johnson tenía una pequeña pila de copias impresas frente a él.
–Gracias por venir tan rápido –dijo Johnson –. Tenemos un caso en Virginia, un pequeño pueblo al otro lado de Fredericksburg, en un barrio acomodado. Y probablemente debería comenzar diciendo que la familia de la víctima tiene algunos amigos políticos muy poderosos. Por eso nos han llamado. Bueno, por eso y por el espantoso carácter de la muerte.
Mientras Chloe se sentaba en la pequeña mesa en la parte de atrás de la oficina de García, quiso hacer todo lo posible para no ser obvio al tratar de crear alguna distancia entre ella y Moulton. Ella sabía que probablemente estaba resplandeciente, radiante por cómo había pasado la noche y mañana. No estaba segura de cómo podría Johnson pudiera reaccionar ante cualquier tipo de relación entre ellos y honestamente no quería saberlo.
–¿A qué nos estamos enfrentando? –preguntó Chloe.
–Hace cuatro días, un esposo llegó a casa del trabajo y encontró a su esposa muerta –dijo García–. Pero fue más que eso. No sólo había sido asesinada, sino que fue brutalmente asesinada. Había múltiples heridas punzantes, dieciséis por el recuento del forense. La escena del crimen era un desastre…