Название | La sociedad de castas |
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Автор произведения | Agustín Pániker Vilaplana |
Жанр | Социология |
Серия | Ensayo |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788499884264 |
En el caso de los brāhmaṇs y otras castas del norte de la India, por ejemplo, la exogamia exige que los clanes o linajes (gotras, gots, kuḷis) de los esposos sean diferentes. El gotra es un linaje patrilineal cuyos miembros dicen descender de un mismo antepasado masculino, ya sea histórico o mítico. Se dice que toda familia brāhmaṇ puede remontarse a alguno de los ṛiṣis o poetas-sabios de la antigüedad (como Gautama, Bharadvāja, Viśvāmitra, Kaśyapa, Vāsiṣṭha, etcétera), que estableció un gotra. En los textos clásicos se insiste en que uno no debe desposar a un sagotra, es decir, a alguien de su mismo linaje (aunque en la India siempre hallaremos excepciones), ni a un sapiṇḍa, esto es, un pariente sanguíneo cercano.
Bastantes castas del norte de la India siguen la regla de la exogamia de cuatro gotras o gots, es decir, de no desposar en ninguno de los gots de sus abuelos y abuelas. Donde no se han establecido gotras o clanes, pueden darse otras formas de exogamia. Entre los mālās de Andhra Pradesh, el matrimonio entre miembros de un mismo apellido está prohibido.19 También entre los vāṇiyās de Gujarat el apellido sirve de unidad de exogamia.
En el sur de la India y Sri Lanka, en cambio, la fórmula preferida de matrimonio es la que se da entre primos cruzados (simplificando: ego desposa a hijos/as de sus tíos maternos o de sus tías paternas). Se prohíbe el matrimonio con primos paralelos (hijos/as de sus tíos paternos o de sus tías maternas).
Además de esta exogamia de parentesco puede darse una exogamia territorial (desconocida, sin embargo, en la India central y en el sur). Por ejemplo, la gran casta jāṭ del norte de la India prohíbe el matrimonio dentro del mismo pueblo y cualquiera de las aldeas colindantes.
En suma, la sociedad india prescribe endogamia de casta, pero restringida por normas precisas de exogamia. Y como decía Bhimrao Ambedkar:
«No es una exageración decir que para la gente de la India la exogamia es un credo […]; a pesar de la endogamia que practican las castas, la exogamia se observa estrictamente y existen sanciones más rigurosas para quien viole la exogamia que para quien viole la endogamia».20
En determinados casos (si se desposara dentro del mismo clan, por ejemplo), algunas castas han ido más allá de la clásica excomunión (ostracismo social) y han llegado a la eliminación física de la pareja que hubiera transgredido las reglas de exogamia. (No obstante, si la familia puede llegar a probar que se cometió una “irregularidad involuntaria”, el matrimonio puede llegar a mantenerse, quizá tras el pago de una multa establecida por el consejo de jāti.)
JĀTI
Como se observa, la jāti es una comunidad endogámica que posee ciertos mecanismos exogámicos. Las reglas de exogamia, que son propias de cada casta y pueden variar considerablemente, introducen un altísimo grado de complejidad en el asunto de la endogamia. Por ello, cuando se habla de las reglas de parentesco de una casta hay que hablar del tándem jāti/gotra. Una casta es endógama en relación a otras castas, pero exógama en relación a los clanes, linajes o subcastas que la constituyen.
Dicho de otra forma, los miembros de la jāti son: a) todos aquellos tan próximos que no pueden ser pareja matrimonial (por linaje, apellido o vecindad); b) aquellos a los que ya se está ligado por matrimonio; y c) aquellos lo suficientemente distantes que sí pueden elegirse como pareja. Este último nivel es el que los antropólogos denominan “círculo matrimonial”.
Hasta tal punto la endogamia/exogamia es importante y palpable que los miembros de una casta tienen la sensación de compartir una misma sangre y poseer una identidad natural otorgada por la equivalencia entre sus miembros. No es que la regla matrimonial busque una abstracta pureza de sangre –como sugiere el término ibérico casta–, pero sí otorga a los miembros de la jāti la sensación de formar un gigantesco clan. Por eso el término jāti se asemeja a lo que Max Weber denominaba “grupo corporativo”.21 Y tampoco se aleja de lo que entendemos por “grupo étnico”.
En el norte de la India y Pakistán, este nivel de la casta también se conoce como “hermandad” (birādarī; etimológicamente emparentada con la inglesa brotherhood). Una birādarī agrupa a diferentes varones de un pueblo o una comarca que se jactan de tener un ancestro masculino común. En el pueblo, los aldeanos pueden llamarse “hermano” (bhāī) o “hermana” (bahen) aun sin estar emparentados entre sí.
La exigencia de desposar dentro de la casta pero evitando ciertos gots y determinados pueblos reduce mucho las posibilidades de elección de pareja. Los informantes de la casta holeya de Karnataka, que cuenta con siete jātis o unidades endogámicas, admitían que en los últimos años les estaba costando mucho mantener la endogamia de subcasta. Aun así, el estudio de G.K. Karanth mostró que casi todo el mundo se casó dentro de su propia subcasta.22
EL MATRIMONIO
El matrimonio (vivāha) es el más importante de todos los ritos de paso (saṃskāras) que marcan el ciclo de vida de un hindú.23 Ya lo decía hace 200 años el abad francés Jean-Antoine Dubois, que vivió mucho tiempo en el sur de la India:
«El asunto más importante y esencial para todo indio, aquel del que más se habla y para el que se prepara con más antelación, es el matrimonio».24
La frase de Dubois todavía está vigente. Si bien muchos ritos de paso tradicionales han perdido actualidad, el del matrimonio se mantiene en perfecto estado de salud. Sin marido o esposa, un hindú no puede acceder al estadio del gṛihastha o “cabeza de familia”: aquel y aquella que perpetúan los rituales sagrados y la estirpe. Para las mujeres es, en bastantes sentidos, el sacramento esencial.
El matrimonio es el acto social por antonomasia. Las familias, los vecindarios o las castas se reúnen siempre con ocasión de unas nupcias. Y no se escatiman gastos. Incluso en la India profunda, donde el ahorro siempre ha estado muy valorado, se alienta el derroche y la ostentación con ocasión de las bodas. A medida que los valores consumistas van imponiéndose, la pompa y parafernalia no hacen más que crecer. El matrimonio, en especial el de una hija (que acarrea un plus en el que pronto entraremos), sigue siendo la principal causa de endeudamiento de las familias indias. (Compárese con el vecino mundo budista, donde son el funeral y el duelo los sacramentos que acaparan mayor atención social.)
Para una joven india, el matrimonio es casi “obligatorio” [FIG. 5]. El número de solteras en la India es bajísimo. Mantener una soltera en casa está muy mal visto. Estar casada significa ser afortunada y auspiciosa. De hecho, el término clásico para una mujer casada –mientras su marido sigue vivo– es sumaṅgalī, que significa exactamente eso: “auspiciosa”. La presencia de un ser afortunado es imprescindible en cantidad de ceremonias y rituales. (Lo contrario de la viuda, que encarna lo “inauspicioso”.) A partir del momento de su boda podrá llevar el bindi, un punto rojo o una joyita en la frente que simboliza su poder favorable y generativo. (Por la misma razón, a muchas viudas se les retira el bindi; si bien hoy no es raro que jóvenes solteras, ancianas y hasta mujeres no hindúes lo luzcan.)
5. Novia y familiares en una de las fiestas previas al desposorio. Diu (Diu). Foto: Agustín Pániker, 1997.
Por el matrimonio, ella dejará de ser hija para convertirse en esposa (también cuñada y nuera) y, algún día, madre. A través de su fertilidad, el linaje y la casta se perpetúan. Desde el punto de vista hindú ortodoxo, el marido y la esposa tienen el deber sagrado de concebir un hijo; especialmente un varón (que es quien heredará los deberes religiosos de la familia). En el ritual de matrimonio suelen recitarse plegarias en este sentido. La