¿Qué estabas esperando?. Paul David Tripp

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Название ¿Qué estabas esperando?
Автор произведения Paul David Tripp
Жанр Религиозные тексты
Серия
Издательство Религиозные тексты
Год выпуска 0
isbn 9781629460024



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haciendo de su casa un museo donde exhibía su habilidad doméstica. Tenía mil revistas de decoración. Siempre estaba decorando o remodelando. Limpiaba sin cesar y era obsesivamente pulcra. Se decía a sí misma que quería hacer de su casa un lugar hermoso para su familia, pero lo que la movía no era su interés por su familia. Ella había atado su identidad, su sentido interno de bienestar, a la belleza de su casa.

      Jenny nunca estaba realmente relajada en su casa; tampoco lo estaba su esposo ni su familia. No quería que nadie anduviera con zapatos en la casa. Se irritaba ante cada indicio de desorden y le reclamaba a quien pensara que era el culpable. En un momento de enojo, su esposo lo expresó bien: “Jenny, ya no tenemos una casa a donde llegamos. Este lugar ya no es nuestra casa; es tu museo ¡Cada vez nos sentimos menos bienvenidos aquí!”

      Tito había ligado su identidad al éxito. No tenía idea de que lo que estaba supuesto a obtener del Creador lo estaba buscando en la creación, pero eso es exactamente lo que estaba haciendo. El lugar donde Tito buscaba el éxito que lo motivaba a levantarse por la mañana era su trabajo. Tito era bueno para lo que hacía; mientras más lo hacía, mejor era, y mientras mejor era, recibía más dinero y poder. Todo era muy emocionante e intoxicante. Era como si estuviese viviendo un sueño. El trabajo no era perfecto de ninguna manera, pero le daba una razón para levantarse por la mañana.

      Pero con cada nueva promoción la presión crecía y las horas se alargaban. Cuando Tito llegaba a casa, mucho después de que su esposa e hijos habían cenado, a él le quedaba poca energía para su familia. Pero algo aún más profundo estaba sucediendo. Puesto que Tito encontraba su valor como persona en su trabajo, cuando dejaba su trabajo para ir a su casa, él estaba dejando lo que le daba valor. Su matrimonio realmente existía fuera de su círculo de valor. Así que, aunque Tito diría que amaba a su esposa, no le entusiasmaba llegar a su casa después del trabajo. Fácilmente se irritaba y era con frecuencia un no-participante en lo que allí sucedía.

      Adriana ataba su sentido y propósito a Carlos. Ella no lo sabía, pero él se había convertido en su mesías personal. Ella diría que él era todo lo que había deseado en un esposo. Tu pensarías que eso significaba que siempre estaría feliz y satisfecha en su matrimonio, pero la verdad era lo contrario. Adriana vivía permanentemente insatisfecha. Se levantaba cada mañana y se subía en la montaña rusa de cada acción, reacción, o respuesta que Carlos tenía hacia ella. Le ponía demasiada atención al tono de su voz, a la expresión de su rostro y a su lenguaje corporal. Aun la cosa más pequeña tenía el potencial de arruinar su día. No solo estaba enfocada en como Carlos le respondería, sino que observaba estrechamente como él le respondía a otras mujeres. Para Carlos, su matrimonio era como un examen final, y él sentía que siempre era reprobado. Todo era muy agobiante y desagradable. Carlos necesitaba una razón para continuar.

      He llegado a convencerme más y más que los matrimonios deben establecerse verticalmente antes de hacerlo horizontalmente. Tenemos que enfrentar lo que nos mueve antes de lidiar con la manera que reaccionamos el uno al otro. Toda relación es victimizada en alguna manera cuando buscamos en las criaturas lo que por diseño solo podemos conseguir en Dios. Cuando Dios está en su justo lugar, estamos en camino de poner a la gente en su justo lugar. Pero hay más. Estoy convencido de que solo en la adoración a Dios en nuestro matrimonio podemos encontrar una razón para continuar.

      ¿COMO LUCE UN MATRIMONIO BASADO EN LA ADORACIÓN

       A DIOS?

      Pablo dijo algo asombroso en Gálatas 5:14: Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” He pensado acerca de esto muchas veces. Si yo hubiese escrito estas palabra, “toda la ley en esta sola palabra se cumple,” creo que habrían sido seguidas por, “amarás a Dios sobre todas las cosas.” Pero esto no es lo que Pablo escribió. ¿Cómo es que el amor al prójimo resume todo lo que Dios nos ha llamado a hacer? El principio integrado en estas palabras es increíblemente práctico e instructivo cuando los comprendes. Es solo cuando yo amo a Dios sobre todo, que voy a amar a mi prójimo como a mí mismo. Fundamentalmente, las dificultades en nuestros matrimonios no vienen por no amarnos suficiente el uno al otro. Suceden porque no amamos suficiente a Dios; y por no amar a Dios suficiente, no nos tratamos el uno al otro con la clase de amor que hace funcionar los matrimonios.

      Considere los Diez Mandamientos: es solo cuando guardamos los primeros cuatro mandamientos (que tienen que ver con la adoración a Dios) que guardaremos los últimos seis mandamientos (que tienen que ver con el amor a nuestro prójimo). El amor horizontal sólido siempre comienza verticalmente. Una vida que se centra en la otra persona de manera permanente y perseverante no fluye de una atracción romántica, de compatibilidad de caracteres o de estilos de vida similares. Es solo cuando vivo una vida de adoración a Dios celebratoria y reposada que dejo de tomarme demasiado seriamente a mí mismo y soy libre para servir y celebrar a otros.

      Probablemente ya agoté tu paciencia y estarás pensando, “¡vamos Paul, ve al punto y ayúdame a entender cómo luce esto!” La adoración que te da un amor marital sólido y una razón para continuar fluirá de tres maneras en las que debes adorar a Dios.

      1) Un matrimonio de amor, unidad y entendimiento fluirá de una cotidiana adoración a Dios como Creador.

      Es solo cuando miras a tu esposa y vez en ella la gloria creativa y artística de Dios que la tratarás con la dignidad y el respecto que un matrimonio sano requiere. Dios creó cada aspecto de tu persona. Él administró cada elección de tu constitución. Determinó cuán alto serías, si tendrías la tendencia a ganar peso, cuál sería el color de tus ojos, la textura de tu pelo, la forma de tu nariz, el tamaño de tus manos, el tono de tu voz, tu personalidad innata, tus dones naturales, el tono de tu piel, el grado natural de tu físico y atletismo, o si serías metódico, analítico o relacional. Tú no escogiste ninguna de estas cosas. No te levantaste a los seis meses y dijiste, “creo que cuando crezca seré un tipo metódico,” o “voy a ocuparme en desarrollar una nariz larga y delgada porque eso beneficiará la simetría de mi rostro.”

      Todas estas cosas fueren hechas por el divino artista que tiene una infinita creatividad. Pero hay momentos en nuestro egoísmo, cuando la otra persona interfiere en lo que queremos, que desearíamos subirnos al trono del creador y re-crear a nuestro esposo o esposa conforme a nuestra propia imagen, o al menos conforme a la imagen de alguien con quien sería más fácil vivir. La esposa relacional quiere cambiar a su esposo metódico en un clon de ella. El esposo analítico quiere re-crear a su esposa emocional en una pensadora desapasionada como él. El esposo se irrita por la voz chillona de su esposa o la esposa se impacienta por la lentitud con que su esposo hace las cosas.

      De manera sutil o no tan sutil, todos cuestionamos al Creador, y al hacerlo deshonramos y faltamos al respecto a nuestro esposo o esposa. Terminamos criticando a nuestro cónyuge por cosas que él o ella no eligió. Terminamos pidiéndole que cambie en áreas donde simplemente no es posible. Yo no me puedo hacer más alto. No puedo alterar el rango natural de las características personales con que Dios me creó.

      Cuando celebramos al Creador, nos vemos el uno al otro con asombro y gozo. Cuando ves a tu cónyuge y ves la gloria del Creador, te sientes bendecido por las formas en que es diferente. Te causa asombro y eres respetuoso de las experiencias y perspectivas que ha traído a tu vida y que nunca abrías tenido sin ese cónyuge. Y buscas maneras de expresar tu honor por tu cónyuge y por lo que los dedos del Creador hicieron.

      2) Un matrimonio de amor, unidad y entendimiento fluirá de una adoración diaria a Dios como soberano.

      ¡Probablemente ya habrás notado que tu vida no es conforme al plan que tú tenías! La semana pasada no salió como la habías planeado. Cada una de nuestras historias está siendo escrita por otros. Piensa esto: quince años atrás no podrías haber escrito sobre la situación en que te encuentras ahora mismo mientras lees este libro. Igualmente, tu matrimonio es un drama en desarrollo escrito por el sabio control de un Dios amante y soberano.

      Yo fui confrontado con esto el primer momento de mi relación con Luella. Estaba de pie detrás de ella en la línea del almuerzo de un nuevo año en la universidad. La línea era en un campus universitario en Carolina del Sur. Luella había sido criada en Cuba y yo en Toledo Ohio. No hay