Название | Encuentro Con Nibiru |
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Автор произведения | Danilo Clementoni |
Жанр | Научная фантастика |
Серия | |
Издательство | Научная фантастика |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788873047421 |
«Hisham, chicos» gritó el hombre con todas sus fuerzas. «Los prisioneros han escapado».
Astronave Theos â El superfluido
La imagen del objeto que Petri habÃa colocado en el espacio entre Kodon y la Tierra habÃa dejado asombrados a los dos terrestres.
«¿Qué se supone que es esa cosa?» preguntó con curiosidad Elisa mientras se acercaba para intentar ver mejor.
«TodavÃa no tiene oficialmente un nombre.» Petri atrajo de nuevo el objeto al primer plano y, mirando a la doctora, añadió «Quizás podrÃas tú escoger uno»
«Si por lo menos me explicases qué cosa es, podrÃa intentarlo»
«Desde hace mucho tiempo nuestros cientÃficos trabajan en este proyecto.» Petri cruzó las manos detrás de la espalda y comenzó a caminar lentamente por la habitación. «Este aparato es el resultado de una serie de estudios que en parte van más allá de mis competencias cientÃficas.»
«Os puedo asegurar que son muy notables» añadió Azakis, dando una palmada sobre el hombro de su amigo.
«En pocas palabras, se trata de una especie de sistema antigravitacional. Se basa en un principio que todavÃa estamos estudiando pero que puedo resumir en unas pocas y simples palabras.»
«Creo que será mejor» comentó Elisa «No os olvidéis que pertenecemos a una especie que, en comparación con la vuestra, podemos definir tranquilamente como poco desarrollada.»
Petri asintió con un leve movimiento de cabeza. Se acercó a la representación tridimensional del extraño objeto y continuó tranquilamente con su explicación. «Esto que tú has llamado al principio rosquilla, se define geométricamente como toroide2 . El anillo tubular está hueco mientras que aquello que, para simplificar, podemos llamar agujero central contiene el sistema de propulsión y de control.»
«Hasta el momento todo está clarÃsimo» dijo Elisa cada vez más emocionada..
«Muy bien. Ahora veamos el principio de funcionamiento del sistema.» Petri dio la vuelta a la imagen del toroide y mostró la sección interna del mismo. «El anillo está lleno de un gas, normalmente un isótopo del helio, que, enfriado a una temperatura próxima al cero absoluto, cambia de estado y se transforma en un lÃquido con unas caracterÃsticas muy particulares. En la práctica, su viscosidad es prácticamente nula y consigue desplazarse sin generar ningún detrito. A esta caracterÃstica nosotros la llamamos superfluidez.»
«Ya me estoy comenzando a perder» dijo con tristeza Elisa.
«Para simplificar, este gas en estado lÃquido cuando sea oportunamente estimulado por la estructura del anillo conseguirá viajar a su interior, sin ninguna dificultad, y a una velocidad próxima a la de la luz, consiguiendo mantenerla por un tiempo indefinido, en teorÃa.»
«Realmente asombroso» consiguió decir Jack que no se habÃa perdido ni una sÃlaba de toda la explicación.
«Creo que lo he entendido» añadió Elisa. «¿Cómo hará esta maldita cosa a contrarrestar los efectos de la atracción gravitacional entre los dos planetas?»
«Llegado a este punto la explicación se complica» respondió Petri. «Digamos que la rotación del superfluido a velocidades próximas a la de la luz genera una curvatura del continuo espacio-tiempo entorno a él, provocando, de esta manera, un efecto anti gravitacional.»
«¡Maldita sea!» exclamó Elisa. «Mi viejo profesor de fÃsica se estará revolviendo en la tumba.»
«Y no sólo él, querida» añadió el coronel. «Si he entendido bien, lo que están intentando explicarnos estos dos señores, se trata de darle la vuelta a teorÃas y conceptos que nuestros cientÃficos han intentado analizar y estudiar durante toda su vida. El principio de antigravedad ha sido teorizado más de una vez pero nunca, nadie, ha conseguido demostrarlo completamente. Delante de nosotros» y señaló el extraño objeto «finalmente tenemos la prueba de que esto es posible.»
«Yo serÃa un poco más cauto» dijo Azakis enfriando el entusiasmo del coronel. «Me siento en el deber de informaros que esta cosa no ha sido probada nunca sobre objetos tan grandes como planetas, mejor dicho, hace dos ciclos la probamos pero no ocurrió exactamente como esperábamos. Además, podrÃan tener lugar algunos sucesos no previstos yâ¦Â»
«El aguafiestas de siempre» dijo Petri interrumpiendo a su compañero. «El mecanismo ha sido probado más de una vez. Nuestra misma nave utiliza parte de este principio para su propulsión. Intentemos ser optimistas»
«Porque además no tenemos otra alternativa, ¿me equivoco?» preguntó con amargura Elisa.
«Por desgracia, creo que no» dijo desconsolado Petri mientras bajaba ligeramente la cabeza. «Mi único temor es que, dadas las reducidas dimensiones de nuestro toroide, no consigamos absorber completamente todos los efectos de la atracción gravitacional y una parte de los gravitones3 conseguirá, de todas maneras, hacer su trabajo.».
«¿Estáis diciendo que este artilugio podrÃa no ser suficiente para prevenir la catástrofe?» preguntó Elisa acercándose al alienÃgena en actitud amenazante.
«No totalmente» respondió Petri mientras daba un paso atrás. «Según los cálculos que he hecho se podrÃa decir que aproximadamente un diez por ciento de los gravitones podrÃan escapar a esta trampa.»
«¿Por lo tanto todo el trabajo serÃa inútil?»
«Por supuesto que no» respondió Petri. «Reduciremos los efectos un noventa por ciento. Quedará fuera de control muy poca cosa.»
«Lo llamaremos Newark» dijo Elisa satisfecha. «Ahora a trabajar. Siete dÃas pasan enseguida.»
Base aérea Camp Adder â La evasión
Los dos extraños personajes, todavÃa vestidos de beduinos, acababan de entrar en su escondite en la ciudad; llamó su atención un sonido intermitente que provenÃa del ordenador portátil que habÃan dejado encendido encima de la mesa de la sala de estar.
«¿Y ahora quién diablos es?» preguntó con fastidio el tipo delgado.
El gordito, siempre más tranquilo, se acercó al ordenador y, después de haber escrito una contraseña muy complicada, dijo «Es un mensaje de la base»
«Querrán saber si la operación ha tenido éxito»
«Dame un segundo, lo descifro enseguida»
Sobre la pantalla del ordenador aparecieron, en primer lugar, una serie de caracteres incomprensibles, a continuación unas lÃneas de código tecleadas secuencialmente. El mensaje comenzó, con lentitud, a aparecer.
El general ha sido capturado y conducido a la base aérea de Camp Adder. Necesita ser rescatado inmediatamente. |
«¡Maldita sea!» exclamó el gordito. «Lo han descubierto.»
«¿Cómo demonios lo habrán conseguido?»
«Bueno,