y sugerencias. Sin su empuje este libro no habría sido escrito. También tengo una enorme deuda de gratitud con todos los que han participado, en uno u otro momento, en el proyecto KFI. Hay demasiados por nombrar, y no podría señalar a algunos y omitir a otros. Así que con estas palabras envío mi agradecimiento a todos ustedes, ¡ya saben quienes son! Además, estoy muy agradecido al Consejo Europeo de Investigación por la financiación que ha hecho posible el proyecto mediante la concesión de una subvención anticipada (323677-KFI). De regreso en Aberdeen, quedo especialmente agradecido con todos los “restauradores” que se han unido a mí en nuestra campaña para restablecer la universidad a su comunidad legítima. Aunque no quiero incomodarlos al nombrarlos, ustedes también saben quiénes son, y les doy las gracias a cada uno. Sin embargo, quiero nombrar a tres académicos que, a través de su presencia y sus publicaciones, han tenido un fuerte impacto sobre mi pensamiento y sobre este trabajo; ellos son Jan Masschelein, Gert Biesta y Erin Manning. Quiero darles las gracias por su inspiración. Finalmente, le dedico este libro a las generaciones venideras, incluyendo las de mi propio linaje, el último de los cuales —Leo Arthur Raphaely-Ingold— llegó mientras trabajaba en este libro. Son nuestro futuro y les deseo lo mejor.
Tim Ingold Aberdeen, febrero 2017