Salud del Anciano. José Fernando Gomez Montes

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Название Salud del Anciano
Автор произведения José Fernando Gomez Montes
Жанр Медицина
Серия LIBROS DE TEXTO
Издательство Медицина
Год выпуска 0
isbn 9789587592597



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puesto que es necesaria para codificar información para una futura recuperación.

      La atención sostenida o concentración tiene que ver con atender a un tipo de información en un periodo de tiempo. Después de controlar el tiempo de reacción y los cambios sensoperceptuales, la atención sostenida y las estrategias para mantener la concentración no parecen cambiar con la edad. A su vez, la atención selectiva, capacidad de dirigir y mantener la atención hacia un asunto o suceso aislado, mientras que al mismo tiempo se ignora información irrelevante, es similar entre jóvenes y ancianos; pero cuando se requiere filtrar la información ajena, dividir la atención en múltiples tareas (atención dividida) o cambiar rápidamente la atención de un aspecto a otro, se deteriora con la edad, dado que la eficacia y la selección y control dinámico del flujo de información en la memoria operativa parecen deteriorarse. También, la atención está estrechamente relacionada con la velocidad del procesamiento.

      Aún no es claro si los cambios se deben a la lentificación en la realización de tareas o a reducción de la disponibilidad de los recursos cognoscitivos. El paradigma de la doble tarea (ver capítulo 25) reposa sobre la hipótesis que dos tareas realizadas simultáneamente interfieren si utilizan sistemas funcionales o cerebrales idénticos, es decir, si comparten (compiten por) recursos a través de funciones ejecutivas y atención, como sucede en un trancón en una autopista, todos quieren salir de él.

      El anciano hace una tarea tan bien como una persona joven, pero cuando se requiere la realización de más de una al mismo tiempo, se sobrecarga y la ejecución se deteriora. Los ancianos se distraen fácilmente ante abundante información, puesto que no logran diferenciar y descartar aquella que es innecesaria, lo cual dificulta su procesamiento. Además, los procesos inhibitorios de la atención están más comprometidos que los facilitadores, lo cual interrumpe el balance requerido para una atención selectiva y origina aún mayor distractibilidad. La pérdida de la atención también puede deberse a ansiedad o aumento de la tensión ante el temor a cometer errores.

      No obstante lo anterior, los ancianos prestan más atención a la ejecución y realizan una sola actividad, lo que los lleva a hacerla con mayor precisión, aunque se demoren más tiempo.

      La velocidad de procesamiento cognoscitivo se refiere a cuán rápido una persona puede ejecutar las operaciones mentales necesarias para completar una tarea manual. La velocidad de procesamiento se expresa por el tiempo de reacción que se define como el tiempo requerido para recibir un estímulo, procesarlo y dar una respuesta. Existe una lentificación del tiempo de reacción del 20% entre los 20 y los 60 años, principalmente para tareas que requieren un procesamiento rápido de estímulos y activación de programas motores apropiados. Los ancianos responden 1,5 veces más lento que las personas jóvenes.

      Responder rápidamente es esencial para la ejecución de una serie de actividades de la vida diaria tales como cruzar una calle antes de que cambie el semáforo, entrar o salir de un ascensor o usar algunos electrodomésticos en la cocina, sin embargo, la calidad del proceso como tal no se ve afectada. La lentitud de las respuestas de los ancianos hace que ellos “no sintonicen con la gente o con el medio”, el anciano va a un ritmo muy diferente al del resto del mundo en una sociedad de ritmo rápido y orientada en función del tiempo, como es la sociedad actual.

      Varios factores influyen en esta lentificación: edad, capacidad cognoscitiva, capacidad funcional, estado de salud, experiencia anterior en la ejecución de determinada tarea y la tarea en sí misma. Existen algunas hipótesis biológicas para explicarla: pérdida neuronal, deterioro sensoperceptual, lentificación de la conducción nerviosa, fallas en la neurotransmisión o retraso en la reacción muscular al impulso nervioso. No obstante, la magnitud del déficit en la velocidad de procesamiento depende de la actividad, los ancianos se desenvuelven peor en tareas psicomotoras complejas que en tareas que exigen acciones simples, por ello su rendimiento es mucho peor cuando se les exige completar una secuencia de diversas etapas antes que una sola. Además, al aumentar la complejidad de la tarea se requiere un mayor razonamiento y, a medida que se envejece lo que más se reduce es la velocidad del “tiempo para razonar” frente al “tiempo para actuar”.

      Otro motivo por el cual los ancianos se toman mayor tiempo en la ejecución de actividades es el temor al error, debido a las consecuencias que puede traer el cometerlos: sensación de inutilidad, inseguridad y ansiedad, lo que lleva a que el anciano responda solo cuando está seguro. En algunas ocasiones gasta la energía disponible en el temor y no en la realización de la tarea.

      No obstante, existen una serie de factores que actúan como modificadores de la velocidad de procesamiento: tipos de presentación de los estímulos desencadenantes, multiplicidad y claridad en las informaciones, grado de complejidad de las situaciones, estructura de personalidad, capacidad de rendimiento intelectual, nivel educativo y experiencia profesional.

      El tiempo de reacción es fundamental en la vida diaria del anciano, por tanto, es necesario revisar y adecuar elementos de uso cotidiano como las puertas de los ascensores, semáforos, electrodomésticos, entre otros. Cada día toma más fuerza la hipótesis del tiempo de reacción como medida de la integridad del sistema nervioso central; a mayor lentificación, mayor posibilidad de deterioro y cuanto más deteriorado está físicamente un individuo de edad avanzada, más decisiva es la influencia del mundo exterior.

      La mala memoria es la queja que personifica la vejez. La mayoría de los datos existentes respecto al envejecimiento cognoscitivo son sobre la memoria, puesto que su pérdida es el síntoma neuropsicológico que con mayor frecuencia refieren los ancianos y su familia, y su evaluación es más accesible a la investigación.

      La memoria es un conjunto de habilidades mentales que dependen de varios sistemas en el cerebro y que le permiten procesar la información que estará disponible posteriormente. Diferentes sistemas de memoria dependen de diferentes estructuras neuroanatómicas. Los cuatro sistemas de memoria, de importancia para la valoración clínica del anciano con deterioro cognoscitivo son memoria episódica, memoria semántica, memoria procedimental y memoria de trabajo, sus características se presentan en la tabla 11.2. Algunos sistemas de memoria están asociados con la conciencia (explícita) y pueden ser recordados de manera consciente (declarativa), mientras que otros son expresados a través de cambios en la conducta (implícita) y son típicamente inconscientes (no-declarativa).

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      Fuente: Adaptado de Budson AE, Price BH. Memory disfunction. N Engl J Med. 2005 Feb 17;352(7):692-9. doi: 10.1056/NEJMra041071

      Existen otras formas de clasificar la memoria, por ejemplo, la asociada a la naturaleza de lo que se recuerda: verbal y viso espacial.

      La memoria episódica se refiere al sistema de memoria explícita y declarativa usada para recordar las experiencias enmarcadas en su propio contexto, como contar una historia corta o qué se cenó la noche anterior. Cuando se altera se produce un síndrome amnésico. En caso de disfunción de la memoria episódica, la capacidad para aprender nueva información está deteriorada (amnesia anterógrada), la información recientemente aprendida no puede ser recuperada (amnesia retrógrada) y la información aprendida remotamente se conserva.

      La memoria semántica se refiere al almacenamiento general de los conocimientos conceptuales, permite pensar de forma abstracta, da cuenta de datos históricos clave o de las características de