Название | El hacktivismo una redefinición de la acción política |
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Автор произведения | Luis Fernando Sánchez Huertas |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789587907308 |
PARRESÍA DEL AUTOR
Este trabajo es el producto de una inquietud de varios años, que de manera paralela al crecimiento de Internet y sus lenguajes propios, en este momento constituye una preocupación 2.0 a una velocidad de sus problemas en 4G, con la necesidad de operarla en velocidades 3G.
Mi trabajo de grado para la obtención del título de pregrado analizaba el fenómeno de las comunidades virtuales desde la perspectiva de Huizinga, con los conceptos de juego y homo ludens. Hoy ya no hablamos de “comunidades virtuales” porque existen las redes sociales, cosa impensada en 2002. Y es que, sin duda, la velocidad de los cambios de la tecnología es no solo una de sus virtudes sino su esencia misma.
Por desgracia, si la velocidad del fenómeno que estudio se mide en gigas de información por segundo, la mía personal es lo más parecido a la de aquella figura empolvada del monje de scriptorium que, encorvado, hace hermenéutica del texto a la luz de una lámpara incandescente. Probablemente, y en esto acudo a Negroponte en una conferencia Ted (otra cosa impensable hace solo 20 años y tristemente desconocida por muchos en la actualidad), “lo que debemos hacer con la tecnología de Internet es asumir que en 30 años para la transmisión del conocimiento no debamos usar la vista tal y como la ha usado Occidente en dos eras, sino el gusto hasta ahora inexplorado para estos menesteres” (NEGROPONTE, 2014).
El suscrito, que aún se debate entre leer un libro impreso en hojas de papel de arroz y con cubierta en cuero debidamente ubicado en una biblioteca de madera o, por el contrario, por una décima parte del costo, leer un escrito elaborado ayer mismo por un profesor investigador a millas de distancia, haciéndolo en el iPad, el cual puede guardar miles de archivos en un espacio físico equivalente al de un cuaderno de notas, se pregunta: la digitalización de contenidos impresos, que se asimila a lo que en su momento era la impresión de libros (hasta entonces copiados a mano para no perder lo originalmente escrito siglos atrás o quizá solamente narrado), ¿es una simple mejora en la transmisión y reproducción del conocimiento o en nuestro cerebro activa rincones hasta ahora en blanco? Nuestros hijos hoy ven por primera vez un cuadro con múltiples colores y sonidos, pero sin percepción de profundidad, por ahora, y esto sin duda les presenta una realidad distinta a la nuestra; por ende, ellos son distintos a nosotros y su cerebro pensará cosas que nosotros no vemos.
La ciberpolítica, hecha por hacktivistas para influir en inteligencias colectivas a través de dispositivos electrónicos que no podemos comprender por la brecha tecnológica que nos separa, es un concepto que supera la política como hasta ahora la hemos problematizado, puesto que la atraviesa por la variable del tiempo prospectivo. Si bien las implicaciones del fenómeno hacktivista demandan ser analizadas tanto desde el tiempo como desde el espacio, este trabajo se enfoca en la variable tiempo como elemento resignificante de la política.
LOS HACKTIVISTAS
439. Cultura y casta. Una cultura superior únicamente puede surgir allí donde hay dos castas diferentes en la sociedad: la de los trabajadores y la de los ociosos, capacitados para el verdadero ocio; o en términos más categóricos: la casta del trabajo forzado y la casta del trabajo libre. El punto de vista del reparto de la felicidad no es esencial cuando se trata de la generación de una cultura superior; pero, en todo caso, la casta de los ociosos es la más capaz de sufrimiento, la que más sufre: su disfrute de la existencia es menor, su tarea mayor. Ahora bien, si se da un intercambio entre ambas castas, de modo que las familias e individuos más obtusos, menos espirituales, son degradados de la casta superior a la inferior y a su vez las personas más libres de ésta reclaman el acceso a la superior, se llega entonces a una situación más allá de la cual ya no se ve más que el mar abierto de deseos indeterminados. Así nos habla la voz expirante de los tiempos antiguos; pero, ¿dónde quedan oídos para oírla?
NIETZSCHE (2001)
449. Los aparentes hacedores del tiempo de la política. Así como el pueblo supone tácitamente en quien entiende el tiempo y lo predice con un día de antelación que él hace el tiempo, hasta los cultos y eruditos atribuyen con gran derroche de fe supersticiosa a grandes hombres de Estado todos los cambios y coyunturas que se producen durante su gobierno como su obra más propia solo con que sea evidente que sabían algo de ello antes que los demás y que hicieron su cálculo en consonancia: se les toma en consecuencia igualmente por hacedores del tiempo; y esta creencia no es el instrumento más fútil de su poder.
NIETZSCHE (2001)
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