Название | Puerto Vallarta de película |
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Автор произведения | Marco Antonio Cortés Guardado |
Жанр | Изобразительное искусство, фотография |
Серия | |
Издательство | Изобразительное искусство, фотография |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786075712734 |
Fuente: https://listas.20minutos.es/lista/el-cine-y-los-grandes-estudios-de-rodaje-388116/.
Durante los veinte años posteriores, los cincuenta y los sesenta, el ritmo de ascenso en el número de estudios ya no se sostiene, cayó a solamente seis estudios abiertos en este lapso de tiempo, y todavía menos en los setenta y ochenta, cuando solamente se añaden dos nuevas casas productoras y estudios. No obstante, resalta en este último periodo la creación de Film City en Bombay (cuando Bollywood alcanza su máximo esplendor).
En los noventas y la década del 2000 se da un ligero repunte en comparación con las cuatro décadas precedentes, y se crean ocho nuevos estudios cinematográficos, sobresaliendo en este caso los Hengdian World Studios en China, Leavesden Studios en Inglaterra y los Baja Studios, en Rosarito B. C., México.
La lista de estudios importantes consignada en el cuadro 1 no es pequeña, y podría ser más larga si se añadieran estudios menores existentes en otros países y ciudades que tienen una producción significativa de películas. En todo caso, la lista de países que sobresalen con mucho por su presencia en la producción de películas y, por lo tanto, en la industria cinematográfica internacional, no es tan amplia. Son 18 naciones, pero no todas, además, con el mismo peso e influencia en la industria. Evidentemente, Los Ángeles es la principal capital del cine en el mundo, seguida de Bombay, y a mucha distancia por Londres, Roma, Hengdian, Múnich y Madrid.
En la gran mayoría de los casos, el desplazamiento de los grandes estudios cinematográficos se da en ciudades con una larga historia, famosas y apreciadas por distintas razones (paisaje urbano, patrimonio arquitectónico y monumental, herencia cultural, o, en general, personalidad e imagen urbana). A ello se agrega al patrimonio físico y simbólico que acompaña el establecimiento de esos estudios. Ciudades como Los Ángeles, París, Berlín, Roma, Bombay o Moscú sobresalen en este sentido.
La ciudad como espacio fílmico
Las ciudades son el lugar sede de la industria fílmica, pero además de “proporcionar el trasfondo” de las películas (Sorlin, 2001: 21), han sido siempre escenarios privilegiados para filmarlas. Así que la ciudad ha venido jugando un rol crecientemente importante y de mayor envergadura, además de albergar la industria del cine, porque ella proporciona los escenarios adecuados, fuera de estudios, para la gran mayoría de los géneros cinematográficos. Si bien en principio, además de referirse aquí a los elementos del paisaje urbano que suelen filmarse, también se incluyen los escenarios no urbanos que se construyen ex profeso en los estudios de filmación; lo destacable, por supuesto, son los escenarios de la ciudad que se seleccionan y se filman. En este contexto, los escenarios naturales, urbanos o no, han sido relevantes en la filmación fuera de estudio, especialmente si hablamos de géneros como el wéstern o el cine de aventuras. Progresivamente, el cine se ha ido saliendo del set construido en estudios, para recurrir a escenarios reales, no simulados, tanto urbanos como rurales.
Pero volviendo al primer asunto, es claro que la cantidad de ciudades que albergan estudios y productoras de películas, es mucho menor que las ciudades susceptibles de convertirse en escenarios fílmicos, y también, desde luego, mucho menor que el número de ciudades con locaciones que han sido efectivamente filmadas. Prácticamente toda capital o ciudad importante, en algún sentido, ha ofrecido lugares convenientes para escenificar episodios de películas y contribuir con imágenes ad hoc a la narrativa visual que luego se proyecta en la pantalla (la “grande” y la “pequeña”, si se añade la TV). Conforme se diversifican los géneros cinematográficos y se multiplican las historias y narrativas fílmicas, así se han ido abriendo las posibilidades de cada vez más ciudades para contribuir con elementos de su paisaje a la concreción espacial de la diégesis cinematográfica, en sus distintos géneros y tramas, enriqueciendo con ello al cine en general.
En este sentido, se puede hablar, a grandes rasgos, de Ciudades de la Industria cinematográfica (como las anotadas en el cuadro precedente), de Ciudades Escenario de películas (sin industria), y de ciudades que conjugan ambos aspectos. De las enlistadas, quizás Hengdiang, Ouzazarte, Iver Heath, Culver City, Tucson o Rosarito B.C. podrían nombrarse como ejemplos de ciudades con estudios, pero sin o con poca experiencia como escenarios fílmicos. Ciudades cinematográficas sin estudios internacionales o industria, pero que han servido reiteradamente de escenarios importantes, la más obvia es Nueva York, pero también se pueden agregar muchísimas más ciudades y metrópolis importantes, como Buenos Aires, Río de Janeiro, Acapulco, Dublín, Montreal, Casablanca, Lisboa, Puerto Vallarta, San Francisco, Nueva Orleans, Sevilla, Dubrovnic, San Petersburgo, Brujas, Saigón, Venecia, Tokio, Pekín, Sídney, Viena, Florencia, Estambul, Ciudad del Cabo, Tánger, El Cairo o Jerusalén, por mencionar algunos ejemplos de entre una lista enorme. Por último, los ejemplos más emblemáticos de ciudades que combinan ambos aspectos serían París, Berlín, Los Ángeles, Moscú, Roma o Londres y, en mucha menor medida, Madrid, Belfast o México.
El registro de la generalidad de los ejemplos de ciudades y películas filmadas en ellas que se pueden mencionar, arrojaría una lista enorme y, hasta cierto punto, innecesaria. Más útil sería quizá referirse a casos emblemáticos de películas que han trascendido por su importancia en la historia del cine y, por supuesto, a las ciudades donde fueron rodadas, gracias a lo cual han visto proyectada su imagen sociourbana y adquirido o acrecentado su fama internacional. Volveré sobre este punto en el próximo apartado.
Las películas han proyectado por más de un siglo una enorme diversidad de lugares y objetos urbanos, principalmente los que tienen algún significado o atractivo especial, en principio para la trama de una narrativa filmada, pero también para darle atractivos adicionales a las películas que se producen, y ampliar su mercado entre las audiencias, y, por añadidura, quizá también para difundir los atractivos de un potencial destino turístico.
Alguien ha escrito que “en un sentido significativo, el cinema es un ‘arte de la ciudad’. Desde los hermanos Lumière, el cine ha representado distintos espacios, estilos de vida