40 ejercicios de neurociencia para deportistas. Néstor Braidot

      La velocidad, por ejemplo, entendida como el proceso que permite a un sujeto realizar las tareas que le caben, implementando el menor tiempo posible y llegando a un punto adecuado de resultado esperado, depende de capacidades cerebrales donde la transmisión neuronal.

      Así como, luego de décadas de debate, la injerencia de la psicología como ciencia aplicada al deporte es una disciplina convocada con naturalidad.

      La preparación mental del deportista aficionado o de competencia cuenta con nuevas estrategias que, seguramente, pueden ser debatidas como lo fueron otras en el pasado.

      Pero ya nadie duda del valor que aporta al rendimiento las prácticas de autoconocimiento, exploración anímica o autovaloración, por citar solo algunas.

      Mientras la capacidad física humana se encuentra llegando a sus límites, los valores que tuercen la balanza anidan en las habilidades mentales asociadas a esas prácticas.

      Las capacidades, entonces, encuentran impacto en la mejora de los procesos sensoriales y perceptivos.

Ejercicio 2

      Equipo a medida

      La estrategias de memorización permiten, además de perfeccionar la memoria, crear una especie de mantra que colabora en la concentración para otras muchas habilidades.

      • Crear una lista de deportistas famosos, respetados y admirados. Por ejemplo: Lionel Messi, Paolo Maldini, Johan Cruyff, Alfredo Di Stefano, Franz Beckenbauer, Zinedine Zidane, Paolo Rossi, Pelé...

      • Llegar a una docena de profesionales.

      • Memorizar la lista en orden y condición de redacción (nombre y apellido).

      • Reutilizarla como inicio de una actividad de atención.

      En un estudio realizado por el especialista Luis Serrato en 2007 se demostró que el equilibrio emocional predice los estándares positivos de ese rendimiento.

      Esto, entonces, revela que el manejo de los sentimientos se convierte en determinante de los resultados obtenidos.

Gimnasio cerebral

      Siempre es adecuado pensar en un diagnóstico personalizado que permita encarar una práctica de entrenamiento cerebral propio para cada necesidad.

      En líneas generales, del mismo modo que ocurre con el cuerpo, cualquier ejercicio que se realice para mantener en forma, permitirá darle plasticidad y lo mantendrá joven.

      Interpretar los tipos de inteligencia y reconocerse en ellos es una manera sencilla de elegir ejercicios acordes a esos niveles.

      A la vez, detectar las dificultades o aspiraciones que se tienen en materia de conductas neuroemocionales contribuirá a una decisión sabia.

      Mejorar la calidad y salud del cerebro impacta en la vida global del individuo, no sólo en la práctica deportiva.

      Cuando un deportista toma uno de los aspectos sobre el que desea ejercitar, por ejemplo, el estrés frente a una competencia, no sólo estará disponiendo energía y trabajo en su cerebro frente a esa dolencia.

      También estará atacando las consecuencias físicas y de ambiente que esa presencia genera, como contracturas o irritabilidad que se vinculan con temas de estrés.

      El entrenamiento cerebral potencia sus resultados intrínsecos y los asociados al rendimiento de un deporte cuando se acompaña de hábitos saludables, actitud y entrenamiento emocional.

      El ejercicio neurocognitivo optimiza los procesos de atención, concentración, planificación, velocidad de procesamiento de la información y de reacción, aprendizaje y memoria.

      Por su parte, el ejercicio emocional desarrolla capacidades para el reconocimiento y el manejo del estrés, disminución de la sintomatología ansiosa y los estados de angustia, tan comunes en competencias deportivas.

      Entre los hábitos saludables que todo deportista debe practicar se inscriben la alimentación, la actividad física, el control del sueño y la actividad social.

      La actitud implica el pensamiento positivo, salir de la rutina, ejercitar el goce y divertirse.