Alain de Botton nos invita a una lectura audaz y divertida de la obra de Marcel Proust, el novelista francés más grande de todos los tiempos. Proust se pasó catorce años de su vida encerrado en una habitación en una estrecha cama escribiendo una obra, En busca del tiempo perdido, de una extensión poco común y que sin duda fue el antídoto de una vida desdichada. Pero ¿es posible encontrar lecciones prácticas para una vida mejor en la obra de un hombre como Proust? A juzgar por su obra y por su correspondencia, este escritor poseía un talento especial para aconsejar a los demás en los asuntos más variados, desde el amor o la amistad, hasta por qué no deben leerse demasiados libros, cómo disfrutar de unas vacaciones o por qué no hay que comprar a tontas y a locas.
LA INFANCIA DE UN CHICO ESTADOUNIDENSE QUE CRECIÓ EN LA DÉCADA DE 1950 Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos entró en una época de bonanza como no se había visto antes. El estilo de vida americano se desplegó envuelto en un aura de felicidad e ingenuidad: se podían comprar hasta cien marcas de helados, la mayoría de los hogares disponían de televisores para ver a Roy Rogers, el vaquero cantarín, y la gente creía que tomarse dos o tres cócteles antes de cenar era saludable. En una de esas prósperas ciudades estadounidenses nació Bill Bryson, que narra en estas fantásticas memorias sus primeros años llenos de entrañables e hilarantes estampas costumbristas, al mismo tiempo que disecciona la sociedad de todo un país.
Sembrando un huerto se cultiva la conciencia ambiental. El huerto es vida, vida que se transforma, que crece y alimenta a otra vida. Los huertos urbanos son rincones amables donde la naturaleza tiene su espacio, lugares donde la ciudad resulta menos inhóspita. Los autores de esta obra, expertos horticultores ecológicos, resolverán todas tus dudas a medida que aprendas a cultivar tus propias hortalizas durante todo el año.
¿Qué es la ética? La palabra está en boca de todos pero no es fácil decir a qué nos referimos cuando la usamos. La autora de esta Breve historia de la ética piensa que la mejor forma de entender qué es la ética es recorrer el pensamiento filosófico occidental que ha tratado de explicarla y teorizar sobre ella. Desde Platón hasta la ética aplicada de nuestro tiempo, todos los filósofos han dado su versión de este concepto, condicionados por la época en que vivieron y por lo que habían pensado sus antecesores. Las preguntas fundamentales no cambian mucho: ¿Qué es el bien? ¿Quién lo define? ¿Existe un fundamento racional para distinguir el bien del mal? ¿Puede haber una ética universal? ¿Debe haberla? Lo que cambia es la forma de abordarlas y de darles respuesta. El lector que se ocupa de la enseñanza de la ética, de la filosofía en general o de cualquier otra materia donde la dimensión ética es relevante encontrará aquí el proceso por el que han ido surgiendo los conceptos morales, así como las transformaciones que han experimentado a lo largo de los siglos gracias a la investigación de los filósofos. A quienes se interesen en conocer la génesis del pensamiento ético, esta historia concisa les ayudará a comprender sin excesivas dificultades cómo y por qué hemos llegado a aceptar las convicciones morales que tenemos, y entenderán que haya grandes cuestiones que no han dejado de plantearse a lo largo de la historia.
¿Cuál es la clave para entender la naturaleza humana? Mientras que para Marx era la riqueza, y para Freud el sexo, para Bertrand Russell lo que define nuestra condición es el poder. No sólo es el objetivo último de nuestros actos, sino que constituye además el elemento más decisivo para el desarrollo de nuestras sociedades. A finales de la década de 1930, cuando diversas ideologías desgarraban a Europa y el mundo estaba al borde una guerra devastadora, Russell intentaba establecer una «nueva ciencia» que integrara saberes como la historia, la sociología y la filosofía para dar cuenta de los traumáticos acontecimientos de la época. El filósofo asumía el deseo totalitario de poder, pero mostraba que, sin embargo, existen otras formas de poder, más racionales e inteligentes, que pueden conducir a la paz. El resultado de sus reflexiones fue este libro extraordinario, una apasionada defensa de la independencia de espíritu y de la instintiva voluntad de armonía de los hombres, que sigue tan vigente hoy como el día en que fue escrita.
Gredos presenta una espléndida colección de VERSIONES NOVELADAS de los grándes mitos clásicos que se sumerge en las fuentes clásicas para acercar la mitología a los lectores de todas las edades. Figura determinante en la caída de Troya, Ulises encarna mejor que nadie al héroe que recurre a la astucia para resolver las adversidades. Pero es sobre todo en su largo regreso a Ítaca, inmortalizado por Homero en la Odisea, donde Ulises despliega sus cualidades excepcionales y convierte su periplo en una aventura constante, que también obliga al ser humano a realizar una reflexión interior. Prácticamente todos los viajes narrados en la literatura occidental le deben algo a Ulises.
Nacido en el seno de la antiquísima civilización minoica, el Minotauro ha estado desde siempre vinculado a Creta y, por extensión, a todo el Mediterráneo. Se trata de uno de los mitos más complejos y ricos de la cultura griega. Su pervivencia no solo se debe a la monstruosa criatura híbrida, mitad hombre, mitad toro, sino a todo un universo formado por la ira de Poseidón, el laberinto de Dédalo, los sacrificios humanos, Teseo y el hilo de Ariadna.
Son los celos de Hera, la mujer de Zeus, los que desencadenan la desgracia de Hércules. El héroe, hijo del dios más poderoso del Olimpo, se ve obligado a abandonarlo todo y someterse a los designios del hombre que más odia: Euristeo, rey de Argos. Como penitencia, deberá cumplir las doce difíciles pruebas que se le encomiendan y que parecen imposibles. Hércules es, probablemente, el héroe de la mitología grecorromana por antonomasia y su figura, de fuerza sobrehumana, una de las más populares de la cultura occidental.
Desde el siglo IV a. C. y hasta nuestros días, son muchas las mujeres que han aportado conocimiento al mundo matemático. Hipatia de Alejandría mejoró el astrolabio y creó el higrómetro; Caroline Lucretia Herschel descubrió dos mil estrellas dobles y demostró sus sistemas binarios; Sofia Kovalevskaya formuló el teorema de Cauchy-Kovalevski y ganó el reputado Premio Bordin. Este libro nos descubre a grandes mujeres, de todas las épocas, que, superando los más arraigados prejuicios, marcaron la evolución y la historia de las ciencias matemáticas.