En las páginas de la Historia Universal del malentendido, Dorothea Ortmann ha escrito un capítulo. Gracias a su análisis del libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo −la obra más difundida de Max Weber− se logra detectar los conceptos teologales que el sociólogo alemán emplea con error para explicar el origen del capitalismo. A través de una mirada arqueológica del pensamiento, la autora acopia y comenta de forma pormenorizada todos los eventos y lecturas implicados durante la escritura y la recepción de esta obra emblemática para cierta parte de la academia. A contrapelo de ella, Ortmann sustenta que el libro de Weber debe ser asimilado como el testimonio de una persona que se concibe a sí misma como un puritano. Resulta innegable que la espiritualidad, en sus distintos matices, tiene un rol en la construcción de una sociedad. Ortmann señala que Weber ha logrado la atención del mundo secular con argumentos y reflexiones débiles negando su propia máxima de emplear la racionalidad como piedra de toque para distinguir los deseos propios y el reconocimiento de la realidad. Para Dorothea Ortmann, el libro que ha diseccionado es un ensayo aparente, tan solo colmado de las arbitrariedades que ofrece la subjetividad