La edición de estas dos obras de Jesús Botero Restrepo tomó como base la publicación en la Colección Autores Antioqueños de 1986. Volver sobre estas obras tanto tiempo después de que él las escribiera y publicara por primera vez –Andágueda en 19471 y Café exasperación en 1963– requirió una revisión y adecuación de ambos textos con el propósito de que la atención del lector contemporáneo no se perturbara con los cambios que ha tenido la ortografía durante estos años. Hacerlo implicó la actualización del uso de las tildes, del apóstrofo y de las mayúsculas, nada más, pues se encontrará, sobre todo en Andágueda, respeto por la voluntad de Jesús Botero Restrepo de reflejar con su escritura los matices de dicción que tienen los personajes según su procedencia étnica y cultural y, además, el uso de algunos adjetivos que si bien no están recogidos en diccionarios sí parecieran corresponder a los giros del habla presentes en el encuentro entre indígenas, negros y colonos antioqueños en las selvas del Chocó en la década del cuarenta del siglo pasado. Valga también aclarar que, aunque se respetó al máximo la edición consultada, en algunos casos, cuando el contexto así lo indicaba, se intervino el texto con la intención de mantener una imagen o una atmósfera que el mismo relato construía y que se empeñaba en derrumbar Titivillus, ese demonio que según los monjes escribanos del Medioevo los asediaba para hacerlos cometer errores y que, aún hoy, pareciera morar en las editoriales.