Josef Ajram transmite el siguiente mensaje: «No sé dónde está el límite, pero sí sé dónde no está». El punto principal desde el cual lanza su mensaje es el deporte, pero considera que tanto en el deporte como en la vida, los límites se los pone uno mismo. Todo el mundo es capaz de hacer lo que se proponga siempre y cuando luche por ello y agote todos los recursos posibles antes de rendirse. El objetivo no es ganar, sino sentirse bien, tener la disciplina del entrenamiento día a día, estar cómodo con uno mismo… y terminar lo que se ha empezado, sobre todo eso, porque, de lo contrario, lo que predomina es una obsesión por el cronómetro. El autor de este libro es un personaje que en su vida ha tenido suerte con dos cosas en las que pocas personas la han tenido. La primera es la de haber conseguido trabajar en lo que le gusta y le apasiona: la Bolsa. La segunda es el hecho de haber tenido el tiempo suficiente y los recursos necesarios para encontrar y dedicarse a algo con lo que poder transmitir mensajes al mundo: el deporte. En las siguientes líneas se exploran algunas de las facetas de la vida y la profesión de Josef Ajram, facetas que el autor mismo orienta hacia la búsqueda de sus límites.