Los amigos son raros porque recuerdan cosas de nosotros que hemos olvidado. Así pensó Bolaño cuando vio al dinosaurio cruzar sigilosamente el pantano. «Parece que en tu memoria / Se hubiera muerto un pesado dinosaurio» escribió alguien que me amaba, y tenía razón. Propios y ajenos, esos grandes animales prehistóricos desaparecen en mi memoria día tras día. Este libro reúne cuentos escritos hace muchos años. Algunos me resultan familiares y propios. Otros son irreconocibles. Agradezco a Pereira el haber sido amigo de quien yo era al escribirlos, así como es amigo de la que hoy no los hubiese escrito. Gracias a todos quienes intentan leer este libro. Y a los que ya lo leyeron.