Victoria Charles

Список книг автора Victoria Charles


    Dibujos Eróticos

    Victoria Charles

    De Miguel Ángel a Picasso, pasando por Rubens y Degas, el arte erótico ha atraído la atención de muchos grandes maestros, cuyas obras son capaces de cautivar al observador de forma especial. A pesar de esta atracción, o quizá precisamente debido a ella, el arte erótico nunca ha dejado de suscitar polémica y se ha tenido que defender en muchas ocasiones de comparaciones con la pornografía. Este libro, que engloba una gran variedad de estilos y técnicas, guía a los lectores desde las primeras representaciones de escenas eróticas, que se remontan a los siglos XVI y XVII, hasta obras contemporáneas consagradas como los dibujos de los cuadernos de Picasso.

    Dalí

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    Pintor, diseñador, creador de objetos extraños, autor y cineasta, Dalí se convirtió en el más famoso de los surrealistas. Buñuel, Lorca, Picasso y Breton tuvieron una gran influencia en su vida artística. La película de Dalí, Un perro andaluz, que produjo Buñuel, marcó su entrada oficial en el cerrado grupo de los surrealistas parisinos, donde conoció a Gala, la mujer que se convertiría en su compañera de toda la vida y en su fuente de inspiración. Sin embargo, su relación con el grupo pronto se deterioró, hasta su ruptura final con André Breton en 1939. El arte de Dalí, empero, siguió siendo surrealista en su filosofía y expresión, así como el principal ejemplo de su frescura, humor y exploración de la mente subconsciente. A través de su vida, Dalí fue un genio de la promoción de sí mismo: creó y mantuvo una reputación como una figura casi mítica.

    Vincent van Gogh

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    La vida y obra de Vincent van Gogh están tan entremezcladas que es prácticamente imposible observar una sin pensar en la otra. Van Gogh se ha convertido en la encarnación del sufrimiento, en el mártir incomprendido del arte moderno, el emblema del artista como alguien ajeno. En 1890 se publicó un artículo que daba detalles acerca de la enfermedad de van Gogh. Su autor consideraba que el pintor era “un genio demente y terrible, con frecuencia sublime, en ocasiones grotesco, siempre al borde de lo patológico”. Se sabe muy poco de la niñez de Vincent. A la edad de once años, tuvo que abandonar “el nido humano”, como lo llamaba él mismo, para ir a vivir a una serie de escuelas con internado. Su primer retrato nos muestra a van Gogh como un joven serio de diecinueve años. Para entonces ya llevaba tres años trabajando en La Haya y posteriormente trabajó también en Londres, en la galería Goupil & Co. En 1874, su amor por Ursula Loyer terminó en desastre y un año después, fue transferido a París en contra de su voluntad. Después de una discusión particularmente acalorada durante las vacaciones navideñas, en 1881, su padre, que era pastor, ordenó a Vincent que se marchara. Con esta ruptura final, decidió dejar de lado su apellido y comenzó a firmar sus lienzos simplemente con “Vincent”. Se marchó a París y jamás volvió a Holanda. En París conoció a Paul Gauguin, cuyas pinturas admiraba mucho. De 1886 a 1888, el autorretrato fue el principal tema de la obra de Vincent. En febrero de 1888, Vincent dejó París; se marchó para Arles y trató de convencer a Gauguin de que hiciera lo mismo. Los meses durante los cuales esperó que llegara Gauguin fueron los más productivos de la vida de van Gogh. Quería mostrarle a su amigo tantos cuadros como le fuera posible y decorar la Casa Amarilla. Sin embargo, Gauguin no compartía sus puntos de vista artísticos y finalmente volvió a París. El 7 de enero de 1889, catorce días después de su famosa auto mutilación, Vincent dejó el hospital donde convalecía. Aunque esperaba recuperarse y olvidar su locura, de hecho volvió al hospital dos veces más ese mismo año. Durante su última estancia en el hospital, Vincent pintó paisajes en los que recreó el mundo de su niñez. Se dice que Vincent van Gogh se disparó en un costado, mientras estaba en el campo, pero decidió volver a la posada y acostarse a dormir. El dueño de la casa le informó al Dr. Gachet y a su hermano Theo, quien describió los últimos momentos de su vida, que se extinguió el 29 de julio de 1890: “Tenía ganas de morir. Mientras estaba sentado a su lado, prometiéndole que trataríamos de curarlo […], él me respondió, ‘La tristesse durera toujours’ (La tristeza durará para siempre)”.

    Salvador Dalí

    Victoria Charles

    Pintor, diseñador, creador de objetos extraños, autor y cineasta, Dalí se convirtió en el más famoso de los surrealistas. Buñuel, Lorca, Picasso y Breton tuvieron una gran influencia en su vida artística. La película de Dalí, Un perro andaluz, que produjo Buñuel, marcó su entrada oficial en el cerrado grupo de los surrealistas parisinos, donde conoció a Gala, la mujer que se convertiría en su compañera de toda la vida y en su fuente de inspiración. Sin embargo, su relación con el grupo pronto se deterioró, hasta su ruptura final con André Breton en 1939. El arte de Dalí, empero, siguió siendo surrealista en su filosofía y expresión, así como el principal ejemplo de su frescura, humor y exploración de la mente subconsciente. A través de su vida, Dalí fue un genio de la promoción de sí mismo: creó y mantuvo una reputación como una figura casi mítica.

    El Renacimiento

    Victoria Charles

    El Renacimiento se inició a finales del siglo catorce en Italia y ya estaba extendido por toda Europa en la segunda mitad del siglo dieciséis. El redescubrimiento del esplendor de la antigua Grecia y Roma supuso el comienzo del renacimiento de las artes como consecuencia de la descomposición de la certeza dogmática de la Edad Media. Surgió una generación de artistas que comenzaron a innovar dentro del ámbito de la pintura, así como de la escultura y arquitectura. Representando lo ideal y lo actual, lo sacro y lo profano, este período supuso un marco de referencia que ejercería su influencia sobre el arte europeo a lo largo de los siguientes cuatro siglos. Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Botticelli, Fra Angélico, Giorgione, Mantegna, Rafael, Durero y Bruegel se encuentran entre los artistas que hicieron contribuciones considerables al arte del Renacimiento.

    Die Bruegels

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    Die Bruegels – allen voran Pieter der Ältere, zusammen mit seinen Söhnen Pieter („Höllenbruegel“) und Jan („Samt– oder Blumenbruegel“) – sind die bedeutendste flämische Malerfamilie. Ihre Werke sind Zeugnisse des unschätzbaren Beitrags, den diese Familie in der Entwicklung der Malerei des nördlichen Europa geleistet hat. Sie entzogen sich bewusst dem Einfluss des italienischen Manierismus und schufen damit einen ganz eigenen, unabhängigen und tief im originellen Charakter der Flamen verwurzelten Stil. In teils volkstümlichen, teils allegorischen Szenen schildern Pieter Bruegel und seine Nachfolger auf unnachahmliche Weise den Alltag der bäuerlichen und der städtischen Bevölkerung zur Zeit der spanischen Herrschaft über die Niederlande. In diesem opulent bebilderten Werk zeichnen die Autoren, Emile Michel und Victoria Charles, ein lebendiges Bild, anhand dessen wir die Entwicklung der niederländischen und flämischen Kunst in der Zeit zwischen dem 15. und dem 17. Jahrhundert nachvollziehen können.

    Botticelli

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    Sein Vater war ein wohlhabender Bürger, der darauf bestand, dass er "in allem unterrichtet wurde, was man Kinder lehrt”. Doch der Junge hatte nicht viel für Lesen, Schreiben oder Mathematik übrig, so dass sein Vater die Hoffnung aufgab, ihn zu einem Gelehrten zu machen, und ihn stattdessen zum Goldschmied Botticelli in die Lehre gab, unter dessen Namen ihn die Welt kennt. Doch Sandro, ein eigenwillig blickender Junge mit großen, neugierigen Augen und einem blonden Haarschopf bestand darauf, Maler zu werden und kam deshalb schließlich zu dem Karmelitermönch Fra Lippo Lippi in die Lehre. Dem Frate lag Sandros Ausbildung besonders am Herzen, da er ihm auch persönlich sehr zugetan war. Wie dies inzwischen unter den Malern Mode geworden war, wandte sich der junge Maler nicht religiösen Motiven zu, sondern dem Studium der Schönheit und des menschlichen Charakters. Sandro machte schnelle Fortschritte, liebte und verehrte seinen Meister und brachte später dessen Sohn, Filippino Lippi, das Malen bei. Trotz seines realistischen Ansatzes war Sandro ein Träumer und Poet, nicht ein Maler von Fakten, sondern von Ideen. Deshalb sind auch seine Bilder weniger eine Darstellung von bestimmten Objekten, als von Mustern und Formen. Auch seine Farbgebung ist weder reich noch lebensnah, sondern untersteht immer der Form und bleibt oft nur eine Andeutung. Er interessierte sich für die abstrakten Möglichkeiten der Kunst, weniger für das Konkrete. So sind seine Kompositionen eher Muster; seine Gestalten besetzen nicht wohl definierte Plätze im Raum, sie wirken nicht durch massige Körperhaftigkeit, sondern eher flächig. Die Linien, die seine Konturen umgeben, verfolgen wohl einen dekorativen Zweck. Man sagt Botticelli nach, dass er “…obwohl einer der schlechtesten Anatomen, so doch einer der größten Zeichner der Renaissance” gewesen sei. Ein Beispiel fehlerhafter anatomischer Wiedergabe ist die unmögliche Art und Weise, in der der Kopf der Madonna am Hals befestigt ist und verschiedene merkwürdige Gelenke sowie eigentümlich geformte Glieder. Trotzdem gilt er als einer der größten Zeichner, weil er es nicht nur verstand, bloße äußere, sondern auch innere Schönheit wiederzugeben. Mathematisch ausgedrückt, löste er die Bewegung der Figur in ihre Faktoren – die einfachsten Ausdrucksformen – auf und kombinierte diese verschiedenen Formen in ein Muster, das durch rhythmische und harmonische Linien auf unsere Einbildung die poetischen Gefühle des Künstlers projiziert. Diese Fertigkeit, jeder Linie eine Bedeutung zu verleihen, unterscheidet den großen Zeichenkünstler von den vielen, die die Linie nur als ein notwendiges Mittel zur Darstellung von konkreten Gegenständen nutzen. Zu seinen wichtigsten Werken gehören: Der Frühling (1478), Madonna mit Kind (1480), Geburt der Venus (1485), Madonna della Melagrana (1487)

    Constable

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    John Constable ist der erste englische Landschaftsmaler, der den Holländern in nichts nachsteht. Er übernimmt zwar einiges von Rubens Landschaften, doch sein eigentliches Vorbild ist Gainsborough. Constable bringt einen frischen Wind in die Malerei, zum einen, was die Technik, zum anderen, was das Gefühl anbelangt. Mit Ausnahme der Franzosen war Constable der erste Landschaftsmaler, der es als wichtigste Aufgabe erachtete, zunächst in einer einzigen Sitzung in der Natur eine erste Skizze anzufertigen. Diese Idee ist der Keim für die Entwicklung der modernen Landschaftsmalerei – ja vielleicht sogar der modernen Malerei überhaupt. Es ist diese spontane Momentaufnahme, das flüchtigste, persönlichste und am wenigsten reproduzierbare Element, das dem zukünftigen Bild seine Seele gibt. Beim späteren gemächlichen Arbeiten an der Leinwand kann die Absicht des Künstlers nur darin bestehen, diese erste Skizze zu bereichern und zu vervollkommnen, ohne jedoch die jungfräuliche Frische zu verlieren. Diesen zwei Prozessen widmete sich Constable mit dem Ziel, die Fülle des Lebens in den ländlichen Gegenden zu entdecken.

    Modigliani

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    Amedeo Modigliani wurde 1884 in Livorno (Italien) geboren und starb im Alter von 35 Jahren in Paris. Die einzigartige visionäre Kraft des Künstlers speiste sich aus drei Quellen: Neben seiner Aufgeschlossenheit gegenüber seinem italienischen und klassischen Erbe zeigte er Verständnis für französischen Stil und französisches Feingefühl – besonders für die dichte künstlerische Atmosphäre im Paris des ausgehenden 19. Jahrhunderts – und ein von der jüdischen Tradition inspiriertes intellektuelles Problembewusstsein. Modigliani malte vor allem Portraits, die er in seinem ganz eigenen, melancholischen Stil verfremdete und in die Länge zog, sowie Akte von erhabener Schönheit und fremdartiger Erotik. Im Jahre 1906 zog es Modigliani nach Paris, dem Zentrum der künstlerischen Innovation und des internationalen Kunsthandels. Schon bald schloss er Freundschaft mit dem neoimpressionistischen Maler Maurice Utrillo (1883 bis 1955) und dem deutschen Maler Ludwig Meidner (1844 bis 1966). Bereits früh interessierte sich Modigliani für Aktstudien und das klassische Konzept der idealen Schönheit. Seine verwundenen Kompositionen und überdehnten Figuren wurden mit denen der Manieristen der Renaissance verglichen, besonders mit Parmigianino (1503 bis 1540) und El Greco (1541 bis 1614). Für seine Aktreihen übernahm Modigliani den Aufbau vieler berühmter Akte der Hochrenaissance, darunter solche von Giorgione (etwa 1477 bis 1510), Tizian (etwa 1488 bis 1576), Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780 bis 1867) und Velázquez (1599 bis 1660), vermied aber deren Romantisierung und kunstvoll dekorativen Charakter. Darüber hinaus war Modigliani auch mit den Arbeiten von Francisco de Goya (1746 bis 1828) und Edouard Manet (1832 bis 1883) vertraut – Künstler, die Kontroversen entfacht hatten, weil sie weibliche Akte realistisch malten und damit die künstlerische Konvention brachen, nach der Akte in mythologische, allegorische oder historische Szenen einzuordnen seien.

    Goya

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    Goya ist einer der zugänglichsten Maler. Seine Kunst ist wie sein Leben ein offenes Buch und es ist nicht die Kunst einer idealen, sondern einer garstigen und unheimlichen Welt. Er kam als Sohn eines Vergolders in einem kleinen Bergdorf mit hundert Einwohnern zur Welt. Als Kind arbeitete er zusammen mit seinen Geschwistern auf dem Feld, bis sein Zeichentalent entdeckt wurde. Dank der Vermittlung eines Gönners kam er als 14-Jähriger zu einem Hofmaler in Saragossa in die Lehre und zog als 19-Jähriger nach Madrid. Abgesehen von wunderbar dekorativen Kartons für die Gobelinmanufaktur und fünf kleinen Bildern malte Goya bis zu seinem 37. Jahr nichts Bedeutendes, doch nach seiner Bestellung zum Hofmaler entfaltet er eine Produktivität, die der von Rubens nicht nachsteht. Es folgt ein zeitweise von Krankheit getrübtes Jahrzehnt unglaublichen Schaffens und der Skandale. In seinen Radierungen zeigt er sich als herausragender Zeichenkünstler. In seiner Malerei ist er stark von Velásquez beeinflusst und wie dieser von seinem Modell abhängig, wobei er sich einer rücksichtslosen Wirklichkeitstreue befleißigt, die gelegentlich auch in die Karikatur umschlägt. Hässlichkeit wird genau so dramatisiert wie Liebreiz und Schönheit. Seine Grafikzyklen, die Kaprizen und die Kapriolen sind aufs Sorgfältigste durchdacht und psychologische Meisterwerke. Seine “fantastischen Figuren” erfüllen uns mit einer hämischen Freude, regen unsere diabolischen Instinkte an und lassen uns erschauern. Am deutlichsten offenbar wird sein Genie in seinen Radierungen über die Schrecken des Krieges. Neben diesen Darstellungen wirkt jedes andere Kriegsbild blass und sentimental. Er konzentriert sich auf vereinzelte Szenen der Grausamkeit. Nirgendwo sonst zeigt er eine solche Beherrschung von Form und Bewegung, so dramatische Gesten und eine so gekonnte Wirkung von Licht und Dunkel wie in diesem Aufbegehren gegen die Gewalt. Doch malte er auch volksnahe Vergnügungen sowie Portraits. Vergessen wir nicht, dass dieser außerordentlich vielseitige Künstler auch das schönste spanische Aktbild, die Nackte Maja, schuf.