Biblioteca Clásica Gredos

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    Geografía. Libros XI-XIV

    Estrabón

    Estrabón combina la lectura de diversas fuentes literarias con el conocimiento directo de sus viajes para informarse acerca de los espacios que describe. Estrabón se sirvió tanto de los conocimientos librescos como de la experiencia directa –viajes, sobre todo por la cuenca oriental del Mediterráneo (Asia Menor, Grecia y las islas del Egeo)–, aunque el estudio de las obras de predecesores es lo que tiene un mayor peso y confiere al conjunto de la Geografía su carácter literario. Entre sus fuentes principales cabe citar a Eratóstenes, a quien cita para las fechas. En los libros XI-XIV de su Geografía, Estrabón describe tierras y pueblos de Asia: Escitia, el Cáucaso, Bactria, Sogdiana, Media, Armenia y península Anatólica e islas adyacentes; es decir, lo que más o menos equivale a los actuales Afganistán, Irán, norte de Irak, Chipre, gran parte de la Grecia insular, Turquía y las repúblicas ex-soviéticas de Asia.

    Sobre los misterios egipcios

    Jámblico

    Jámblico, filósofo neoplatónico, acercó las doctrinas idealistas de la Academia al cuerpo de creencias esotéricas y mistéricas del mundo helenístico. El filósofo neoplatónico sirio Jámblico, que vivió entre los siglos III y IV d.C., tuvo como interés especial la magia. A raíz de sus diferencias con su maestro Porfirio, el discípulo, editor y biógrafo de Plotino, fundó y dirigió su propia escuela en Siria (primero en Apamea, después en Dafne). A su muerte, le sucedió en la dirección de la escuela su discípulo, Sópatro de Apamea, el cual fundó después una escuela en Constantinopla y fue condenado a muerte por practicar la magia. Jámblico aportó a la escuela neoplatónica la práctica de la teurgia, magia divina y benéfica, que permite entrar en comunicación con el propio yo divino y con los altos seres espirituales, para lo cual se requiere una exigente pureza de vida y un profundo conocimiento esotérico. De sus escritos quedan varias partes de un extenso estudio sobre la filosofía de Pitágoras, una Exhortación a la Filosofía y la defensa de un ritual mágico, De mysteriis, que contiene abundante información sobre las supersticiones en el siglo IV. Lo más significativo de sus escritos es la intención de relacionar las doctrinas pitagórica y platónica con la tradición filosófica egipcia, así como el intento de armonizar a Platón y Aristóteles, y el interés por la sabiduría caldea. Una de sus pocas obras que se conservan completas es «Sobre los misterios egipcios», título que en el periodo renacentista asignó Marsilio Ficino al texto «Respuesta del maestro Abamón a la Carta de Porfirio a Anebo y soluciones a las dificultades que ella plantea», en la que Porfirio atacaba a la teurgia y ciertas formas de adivinación que Jámblico se esfuerza en defender basándose en las enseñanzas de los Misterios egipcios y caldeos.

    Historia romana. Libros I-XXXV (Fragmentos)

    Dion Casio

    La Historia romana es una de las obras más importantes sobre esta materia en lengua griega. Dividida en ochenta libros, abarca desde los orígenes legendarios de la ciudad hasta la época del emperador Alejandro Severo, de quien el autor fue amigo personal y consejero Casio Dión Cocceiano de Nicea (c. 155-235 d.C.) llegó a Roma desde Bitinia al poco de las ascensión de Cómodo al trono (180), y ocupó destacados cargos administrativos en tiempos de Pértinax, Septimio Severo, Caracalla, Macrino y Alejandro Severo. Según cuenta él mismo, en un sueño se le apareció un genio que le ordenó escribir historia, y a raíz del incidente acometió la composición de la Historia romana, una de las obras más importantes sobre esta materia en lengua griega y fuente insustituible para el estudio de la evolución histórica y política de Roma. Dividida en ochenta libros, abarca desde los orígenes legendarios de la ciudad hasta la época del emperador Alejandro Severo, contemporáneo del autor. Amigo y consejero del emperador, Dión se mostraba claro partidario de la monarquía, lo cual le diferencia de otros historiadores de época imperial. Sólo se han conservado completos los libros que van del XXXVI al LIV; del resto quedan fragmentos de extensión variable que se suelen editar acompañados de los resúmenes escritos por diversos epitomadores (los monjes bizantinos Zonaras y Xifilino son los principales), pues en muchas ocasiones estos epítomes es lo único que ha llegado hasta nosotros. En este volumen se incluyen los fragmentos y resúmenes de los libros I-XXXV; abarca, por tanto, desde los orígenes de Roma hasta la época de Pompeyo (primera mitad del siglo I a.C.). La Historia romana es una de las obras más importantes sobre esta materia en lengua griega y una fuente insustituible para el estudio de la evolución histórica y política de Roma.

    Poemas II

    Claudiano

    Claudiano, griego alejandrino nacido a finales del siglo IV d.C., es considerado el último poeta clásico de Roma. Claudio Claudiano es el último gran poeta latino de la tradición clásica. Nacido en Alejandría a finales del siglo IV d.C., se trasladó a Italia y pasó a componer en latín. Pronto cosecharía gran éxito como poeta de corte: un poeta profesional y oficial laureado, que hacía panegíricos sobre acontecimientos públicos. Labró su posición con piezas en honor del emperador Honorio y de sus ministros, así como un célebre panegírico del general y regente Estilicón. Cabe mencionar también, en su producción, ataques contra los enemigos de Honorio. Aunque la corte del emperador era cristiana, la poesía de Claudiano está adherida a la antigua religión pagana. No era un pensador político original, ni sus mecenas esperaban que lo fuera, pero sabía elegir bien en el bagaje de la tradición literaria latina aquello que más convenía para realzar cada pasaje. Claudiano hace gala de una sentida admiración por el Imperio Romano, expresada con maestría retórica, gran manejo de la oratoria y un empleo excelente del lenguaje tradicional de la épica latina. En sus panegíricos e invectivas abundan las alegorías y las referencias mitológicas. Aportó nuevo vigor a la poesía latina con su propia brillantez y los nuevos planteamientos que llevó del mundo griego.

    Alegorías de Homero. Metamorfosis.

    Heráclito

    Dos escritos de gran interés sobre materia mitológica, uno de carácter hermenéutico-interpretativo acerca de Homero y el otro una compilación de los más variados mitos relacionados con metamorfosis. Se ofrecen aquí dos escritos sobre materia mitológica, uno de carácter hermenéutico-interpretativo y el otro una compilación de los más variados mitos relacionados con metamorfosis. Con Alegorías de Homero, el autor se propone defender a Homero de sus detractores, y ve en la interpretación alegórica la mejor estrategia defensiva, que ya había tenido sus precursores en el siglo VI a.C., frente a los ataques de quienes censuran la creación de una serie de mitos sacrílegos e impíos. Este brumoso autor, llamado Heráclito el Homérico, vivió al parecer en el siglo I a.C. Desconocemos el motivo por el cual realizó Antonino Liberal (siglo II o III d.C.) su recopilación de metamorfosis, pues ni él mismo lo manifiesta ni poseemos otro tipo de fuentes que nos permita averiguarlo. En cualquier caso, nos ofrece una gran cantidad de datos sobre ritos y sacrificios, sobre motivos etiológicos tan del gusto helenístico, sobre extrañas leyendas, algunas incluso con pretensiones históricas, pero, sobre todo, un inmenso material mitográfico de difícil clasificación a veces.

    Retórica a Herenio

    Anonimo

    La Retórica a Herenio es, junto con los tratados retóricos de Cicerón, la mejor muestra de la capacidad de absorción por los romanos de las teorías retóricas griegas. El tratado latino anónimo Retórica a Herenio, escrito entre el 86 y el 82 a.C., es la primera obra de retórica en lengua latina que conservamos. Teniendo en cuenta la escasez del léxico que padecía a la sazón el latín para los conceptos retóricos, resulta muy destacable la aportación del autor al vocabulario especializado: junto con Cicerón (al que durante mucho tiempo se atribuyó erróneamente esta obra) dotó a la lengua de una terminología específica que sería, a la postre, la que pasaría a las lenguas romances. En efecto, acuñó la nomenclatura latina mediante traducciones o calcos del griego y cargando palabras latinas con un sentido técnico nuevo; tan completo fue su logro terminológico que resultan mínimas las variantes que introdujo la tradición posterior. Además de esta decisiva adaptación a la nueva lengua, la obra sancionó el tratamiento de la retórica en las cinco partes (inventio, dispositio, elocutio, memoria y pronunciatio) que pasarían a ser normativas en estos estudios.

    Sobre los sueños. Sobre José.

    Filón de Alejandría

    Filón fue el principal representante del judaísmo helenístico de su época; sin embargo, en quien más influyó fue en los primeros cristianos, que llegaron a considerarle de los suyos. Filón de Alejandría, también llamado «Filón el Judío» (h. 30 a.C.-h. 45 d.C.), fue el principal representante del judaísmo helenístico de su época. Autor prolífico de escritos filosóficos y exegéticos, muchos de los cuales se han conservado, fue un ecléctico más que un pensador sistemático. Concilió la filosofía antigua con la fe cristiana a través del método de la alegoría, que le permitió encontrar muchos rastros del pensamiento antiguo en el Antiguo testamento. Sus escritos suelen distribuirse en tres grupos: tratados sobre la Ley Judía; obras apologéticas y tratados filosóficos. Los escritos de Filón ejercieron una gran influencia entre los primeros cristianos, que incluso le consideraron uno de los suyos. Este volumen reúne dos de sus tratados conservados: De somniis, que trata varios sueños aparecidos en el libro del Génesis, y De Iosepho, en el que Filón presenta a José como modelo de político.

    Discursos I

    Isocrates

    Los discursos de Isócrates, caracterizados por el panhelismo y una voluntad de concordia entre los pueblos basada en la educación universalista, fueron muy apreciados en el Renacimiento por su moderación y su humanismo. Isócrates vivió casi cien años (436-338 a.C.); era niño cuando empezó la Guerra del Peloponeso, durante el gobierno de Pericles, y asistió a la derrota de los atenienses en Queronea ante Filipo de Macedonia. Tal vez fue discípulo de Gorgias y conoció a Sócrates, escuchó a algunos de los grandes sofistas y los fogosos discursos de Demóstenes contra Filipo; a su muerte Atenas había perdido la hegemonía política y se hallaba bajo el caudillaje militar del monarca de Macedonia. No participó directamente en política. Al parecer, carecía de las condiciones físicas y psicológicas necesarias para ser un buen orador popular. Pero estudió la situación política de la Atenas del siglo IV y desarrolló en sus escritos ideas para solucionar las constantes y varias crisis de la ciudad, que concebía como capital de la civilización helénica. Su pensamiento presenta como rasgos principales el panhelenismo, la voluntad de paz entre los griegos, la concepción de la educación como lazo de concordia entre los pueblos. Fue un demócrata moderado que terminó elogiando la monarquía e imaginando el gobierno de un príncipe ilustrado como el mejor remedio contra la demagogia y la anarquía. Fue un ideólogo humanista, partidario de la moderación y la estabilidad, y un gran teórico de la paideia helénica (enfrentado tanto a los sofistas como a Platón, cuyo idealismo le resulta por completo ajeno). Fue un retórico amable y un ideólogo discreto, de notable influencia en Grecia, en Roma y en el humanismo renacentista.

    Diálogos. Apocolocintosis.

    Seneca

    Séneca escribió tres Consolaciones para apaciguar el ánimo afligido de personas más o menos allegadas, una tristeza que aquí se contrarresta con un texto satírico sobre el emperador Claudio. Este segundo volumen dedicado a los tratados senequistas incluye las llamadas Consolaciones, en las que el moralista cordobés trata de reconfortar y apaciguar a la noble Marcia por la muerte de sus hijos, a Helvia (madre de Séneca) para que resista su propio exilio en el año 41 (a Córcega, debido a una acusación de adulterio con Julia, hija de Germánico y hermana de Calígula), del que regresó en el 49 para convertirse en precepto del joven Nerón; y a Polibio (liberto del emperador Claudio), con motivo de la muerte de su hermano. En todos estos textos Séneca admite el dolor y las aflicciones humanos, pero trata de contenerlos mediante los preceptos de entereza y ataraxia estoicos. La Apocolocyntosis es una parodia satírica sobre la muerte del emperador Claudio, en la que se combinan prosa y verso. En esta obrita (cuyo título se forma a partir de las palabras latinas que significan «deificación» y «calabaza») Séneca bromea sobre la divinización del emperador Claudio, a cuya supuesta estupidez tal vez haga referencia la calabaza. Describe la llegada de Claudio al cielo, donde termina por convertirse en secretario de uno de sus propios libertos.

    Historia. Libros III-IV

    Heródoto

    La genialidad de Heródoto consistió en aunar una larga tradición –relatos genealógicos, narraciones fundacionales, noticias de periplos, especulaciones geográficas y relatos etnográficos– para poner al ser humano en el centro de reflexión del nuevo género de la historiografía. El libro tercero de la Historia se ocupa de la triunfal campaña de Cambises en Egipto, con cuya dominación los persas pasan a ser dueños de toda el Asia conocida por los griegos, y, ya en plena África, contra Etiopía y el oasis de Sivah. Heródoto subraya la causa remota de las Guerras Médicas: el propósito persa de hacerse con un imperio universal y sus ansias de conquista que les llevarán al fatal enfrentamiento con los griegos. Se pone de manifiesto el carácter perverso de Cambises, que en Egipto arrasa con lo sagrado y lo profano. El resto del libro narra la conquista persa de la isla de Samos, la muerte accidental de Cambises, la entronización de su sucesor Darío y las primeras medidas organizadoras y represivas del nuevo monarca. En el libro cuarto prosigue el expansionismo persa: Darío ya expresa su deseo de atacar a Grecia, pero antes sojuzga a escitas y libios. En la descripción de ambas campañas Heródoto aplica una técnica ternaria, recurrente en todo el libro y ya en los libros segundo y tercero en el caso de Egipto, con arreglo a la cual se indican en primer lugar las causas de la campaña, se exponen después la etnografía y la geografía del país y se concluye con el desarrollo de las operaciones militares.