Название | ¿Y mis estrellas? |
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Автор произведения | Diana Salazar Santamaría |
Жанр | Книги для детей: прочее |
Серия | |
Издательство | Книги для детей: прочее |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788417679866 |
© del texto: Diana Salazar Santamaría
© de la portada: Mari Carmen Cañellas
© corrección del texto: Equipo BABIDI-BÚ
© de esta edición:
Editorial BABIDI-BÚ, 2021
Fernández de Ribera 32, 2ºD
41005 - Sevilla
Tlfn: 912.665.684
Producción del ePub: booqlab
Primera edición: mayo, 2021
ISBN: 978-84-17679-86-6
Depósito Legal: SE 497-2021
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ÍNDICE
AYUDANDO AL MONSTRUO COME-ESTRELLAS
MEDIDAS EXTREMAS PARA SALVAR ESTRELLAS
CONTANDO ESTRELLAS
—Mil, mil una, mil dos, mil tres, mil cuatro, mil cinco, mil se... ¡Uy! ¿Y donde está mi estrella número mil seis? —preguntó Nolo mientras contaba estrellas como cada noche antes de dormirse.
Estaba seguro de que la noche anterior había mil seis estrellas, pero esta noche el número de estrellas que iluminaban sus noches era diferente. Preocupado, decidió empezar a contarlas otra vez, pero antes de llegar a la estrella número dieciséis, ya había caído en un profundo sueño.
Nolo vivía en un lugar maravilloso y lleno de aventuras. A veces pasaba el día en una playa, colgado de las palmeras para bajar y comer tantos cocos como pudiera, jugar con las olas, nadar con delfines y construir castillos y grandes murallas de arena, ayudado por cangrejos y tortugas. Otras veces iba al bosque tropical, donde había animales muy graciosos, como los monos que eran juguetones y traviesos, y compartían con él sus frutas dulces y pegajosas. También le encantaban a Nolo las grandes montañas con sus preciosos bosques, y las tierras heladas donde encontraba osos, focas, morsas, y pingüinos.
Solo había unos sitios a los que Nolo nunca se había atrevido a acercarse, como los temibles volcanes, las cuevas muy profundas, o los grandes abismos de los océanos, sobre todo por el miedo a las criaturas desconocidas que podrían vivir allí. Se decía a sí mismo que, cuando se hiciera más alto y fuerte, se lanzaría a explorar aquellos temidos parajes.
Lo que nunca encontró Nolo fue a alguien como él, por eso contaba estrellas para no sentirse triste y solo, y lograr dormir. Maravillado por su brillo y belleza, no se cansaba de mirarlas, e imaginaba que cada una podría contar una historia única; sobre todo las estrellas fugaces, que eran sus favoritas, por venir de sitios tan lejanos. Tras la noche anterior en la que según su cuenta faltaba una estrella, esa noche las contó con más cuidado, pero al llegar a la número mil tres, ya no encontró más estrellas.
—¡Ay no! —exclamó Nolo—. ¡En solo dos noches he perdido tres estrellas!
Durante las noches siguientes el número de estrellas siguió bajando, así que Nolo decidió averiguar qué estaba pasando. Al llegar la mañana, lo primero que hizo fue escalar hacia la cima de la montaña Gigantona para poder hablar con el Sol, quien le explicó que la única razón para que una estrella desapareciera, era que una explosión la hubiera destruido, quedando solo trozos muy pequeñitos que no se podrían ver desde su mundo; pero eso no era posible, ya que el propio Sol vigilaba durante el día, y estaba seguro de que no había habido una explosión reciente.
Entonces Nolo acudió a las nubes y, tras varias preguntas y respuestas entre las nubes más cercanas a su mundo y aquéllas más lejanas que se encontraban casi donde el azul profundo del espacio comienza, la respuesta que recibió Nolo fue la misma: Ninguna sabía lo que podía estar pasando.
Nolo recorrió los mares, glaciares,