Persecución. Joyce Carol Oates

Читать онлайн.
Название Persecución
Автор произведения Joyce Carol Oates
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9789874178466



Скачать книгу

o no qué había soñado; quizás era mejor dejar que lo olvidara.

      Incluso los malos sueños son solo vapor. Le daría un beso y un abrazo, la consolaría y…

      Ella lo apartó de sí, aterrorizada.

      —¡Lo siento! Lo siento —murmuró Abby a modo de respuesta. Y huyó hacia el cuarto de baño.

      ¡Ay, demonios! Su intención había sido entrar corriendo al baño antes que ella y tirar de la cadena. Se le había olvidado totalmente.

      En la cama, Willem se quedó mirando al techo. Escuchó el tamborileo de la ducha, y se dijo que era natural, y normal, que su joven (y virginal) esposa le tuviera miedo. No a él, sino a la intimidad de sus cuerpos en el lecho.

      Ninguno de los dos estaba preparado. En especial no lo estaba Abby, suponía. La había visto encogerse cuando oía a alguien soltar obscenidades: se ruborizaba y su rostro esbozaba una expresión de desdicha, como si deseara terriblemente hallarse en otra parte.

      En su papel de marido, él la protegería. Esa era su misión. Nunca la obligaría a hacer nada que no la hiciera sentir cómoda; eso lo había decidido de antemano. Y le producía cierto alivio que la dura prueba de hacer el amor por primera vez con su virginal y asustadiza mujer hubiera quedado pospuesta.

      También era la primera vez para Willem. Pero él no estaba tan preocupado.

      Esa mañana, ambos debían salir del departamento más o menos a la misma hora. Ninguno había querido pedir el día libre, ni Abby en el Centro de Rehabilitación, ni Willem en la universidad. Cuando Abby se disponía a salir, la vio menos nerviosa, más tranquila; había recuperado en parte su sentido del humor y no se puso tensa cuando Willem la besó mientras se abrochaba el abrigo y se ajustaba el gorrito de lana lavanda en la cabeza. Aunque estaban a principios de abril, el tiempo seguía gélido y ventoso. Solo hacía unos días que los últimos y pertinaces vestigios de nieve maltrecha se habían fundido en los sitios que quedaban fuera del alcance del sol.

      Había algo curioso: en algún lugar del departamento, por lo visto, Abby había encontrado un trozo de cordón, de unos veinticinco centímetros, y se había rodeado varias veces con él la muñeca derecha, muy ajustada. Lo había hecho en el cuarto de baño, suponía Willem.

      —¿Qué es eso? —quiso saber él, y Abby respondió:

      —Nada. No es… nada. —Como si por un momento hubiera olvidado aquel cordón y no supiera en absoluto qué era, solo que le daba vergüenza que Willem lo viera.

      Se apuró a quitárselo y se dio vuelta. Willem advirtió que una marca roja como un sarpullido le rodeaba la muñeca derecha.

      ¿Debería ofrecerse a besarle esa muñeca, para sanarla? Mejor no.

      Estaba resuelto a no ofenderse. La forma en que Abby había parecido presa del pánico y se había liberado de sus brazos para ocultarse en el baño… ¡Qué avergonzado lo haría sentir que sus hermanos o alguno de sus primos (varones) se enteraran! Se habían burlado de él antes de la boda, de su (supuesta) inexperiencia. (¿Y qué «experiencia» tenían ellos? Willem abrigaba serias dudas al respecto).

      Comprendía que su mujer recién casada sintiera alivio de irse del departamento y dejar a su marido, tranquilidad ante la perspectiva de estar sola de nuevo, aunque fuera por unas horas. ¡Ay, cómo la entendía! Todas las chicas a las que conocía bien, chicas de su familia o de la Iglesia, se avergonzaban de su propio cuerpo, cohibidas de su aspecto. Cuanto más linda y femenina era la chica, más cohibida. Era consciente de cómo agradecía Abby que él, Willem, se mostrara tan comprensivo pese a toda su inexperiencia. No trataba de tocarla, ni mucho menos acorralarla, y tampoco razonaba ni discutía con ella; no expresaba ira ni decepción, como (seguramente) habría hecho cualquier hombre en su lugar.

      La vanidad masculina herida. La vanidad sexual. Willem estaba por encima de eso.

      —Esta noche será distinto, Abby —le dijo—. Te lo prometo.

      No quedaba muy claro qué quería decir, pero sonrió con valentía y volvió a besar a su mujer, y Abby le dio también un beso, cariñoso y sincero, si bien no exactamente en los labios, antes de bajar a toda velocidad por las escaleras para tomar el autobús de Raritan Avenue.

      Más tarde, Willem encontraría el cordón en una papelera, donde Abby lo había tirado.

      Recibió la llamada a última hora de la mañana, en la universidad: ¿Es usted William Zengler? ¿Pariente de Abby Zengler? Lamento mucho comunicarle, señor Zengler, que un autobús ha atropellado a su esposa esta mañana en el centro, y que la han llevado a Urgencias del Hammond Medical Clinic.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4Q2dRXhpZgAATU0AKgAAAAgABwESAAMAAAABAAEAAAEaAAUAAAABAAAAYgEbAAUAAAABAAAA agEoAAMAAAABAAIAAAExAAIAAAAiAAAAcgEyAAIAAAAUAAAAlIdpAAQAAAABAAAAqAAAANQAW42A AAAnEABbjYAAACcQQWRvYmUgUGhvdG9zaG9wIENDIDIwMTkgKFdpbmRvd3MpADIwMjE6MDQ6MjEg MjA6Mzg6MTMAAAOgAQADAAAAAf//AACgAgAEAAAAAQAADXSgAwAEAAAAAQAAFMYAAAAAAAAABgED AAMAAAABAAYAAAEaAAUAAAABAAABIgEbAAUAAAABAAABKgEoAAMAAAABAAIAAAIBAAQAAAABAAAB MgICAAQAAAABAAAMYwAAAAAAAABIAAAAAQAAAEgAAAAB/9j/7QAMQWRvYmVfQ00AAf/uAA5BZG9i ZQBkgAAAAAH/2wCEAAwICAgJCAwJCQwRCwoLERUPDAwPFRgTExUTExgRDAwMDAwMEQwMDAwMDAwM DAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwBDQsLDQ4NEA4OEBQODg4UFA4ODg4UEQwMDAwMEREMDAwMDAwR DAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDP/AABEIAKAAaAMBIgACEQEDEQH/3QAEAAf/xAE/ AAABBQEBAQEBAQAAAAAAAAADAAECBAUGBwgJCgsBAAEFAQEBAQEBAAAAAAAAAAEAAgMEBQYHCAkK CxAAAQQBAwIEAgUHBggFAwwzAQACEQMEIRIxBUFRYRMicYEyBhSRobFCIyQVUsFiMzRygtFDByWS U/Dh8WNzNRaisoMmRJNUZEXCo3Q2F9JV4mXys4TD03Xj80YnlKSFtJXE1OT0pbXF1eX1VmZ2hpam tsbW5vY3R1dnd4eXp7fH1+f3EQACAgECBAQDBAUGBwcGBTUBAAIRAyExEgRBUWFxIhMFMoGRFKGx QiPBUtHwMyRi4XKCkkNTFWNzNPElBhaisoMHJjXC0kSTVKMXZEVVNnRl4vKzhMPTdePzRpSkhbSV xNTk9KW1xdXl9VZmdoaWprbG1ub2JzdHV2d3h5ent8f/2gAMAwEAAhEDEQA/AOichPRXITlEF7Qz /ogeaxskEQBE8z81r9Q4AHmsjIggniB+KcEtb6yba/q81o5c/aR5myrX/Na5q49db9aq3V9BxiT9 LJDG+JAY+4/9Jy5JOCFJJJIqUkkkkpSSSSSlJJJJKf/Q6JyE5FchOUQXub1Hssm8SS3sQZWt1DkA LMeNXdgfDx+inBLR+vLw3C6bSAAX23WGP5LKGN0/66uRXYfXLp+XlYjOrVuYcPC3UvYSfU3WWtqb 6bA0td9Fn56zrfqP1+rFde4UOurr9WzBZZOS1nOtO3Zv0/m22f8AB/ziIIpDgJLbq+qHVrmUXVvx nY2RQ7Kbl+o70WVsAc/7Q81bqrfd/N7PzLf9DYq9X1c6jZgtz3OooosaX0+tZsc9jdfUY1zfaxzW 7mep+YjanMSV09HyhgDPdZS2l1Zua1zyLC0fmsYW+6z+TuVJJSkkkklKSSSSU//R6JyE/hFchPUQ XuZ1Cd0DtCy7gS0kECCI7yZhaef/ADnkiYfTmZI9RxljXGWjkuH0df6ydaXE+t/WsbCxHdFxarG5 dxx8q215DmMg/ambPz32uePd+jrYgv8Arn0duVf1rG6fczr+VSKbHOeDjggNb6jfd6jv5uv2+l/g /T/0lqH9aPq31/N6rn9ToxC/Cpaxos3sadlNTGve1lj2Pexu1/vXOv6T1JnS2dYfjkdOeYbkS3u5 1Y/RbvXa31GbN7q0QBSG5jdaZR9VsnoZ9Y3X3iyuwEemKv0Trane71P0jqnu2M