Operaciones para la instalación de jardines y zonas verdes. AGAO0208. Juan Manuel Ruiz Cobos

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Название Operaciones para la instalación de jardines y zonas verdes. AGAO0208
Автор произведения Juan Manuel Ruiz Cobos
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9788417343248



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arbustivos y arbóreos sutilmente dispuestos y que ayudan a marcar circulaciones. Los espacios centrales merecen el vacío espacial para contrastar con los bordes en luminosidad, texturas y siluetas. Una composición que es difícil de apreciar hasta por el diestro.

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       Nota

      En realidad se pretende un nuevo modelo en el que naturaleza y genio del lugar se unan para contraer una nueva imagen de la primeriza naturaleza.

      2.6. El jardín japonés y de extremo oriente

      Pronunciado el balance positivo que supuso el jardín oriental sobre el inglés y europeo del siglo XVIII, hemos de apreciar más que sus influencias sobre el modelo occidental, su gran valor intrínseco. Y de ello hay que responsabilizar en mucho a la alta carga religiosa con que se dota e impregnan las realizaciones orientales, las cuales lejos de los referentes religiosos occidentales en las que el hombre es dominador total de los terrenos, encuentran un contraste máximo en unas sociedades, que ponen a la madre naturaleza como cenit de todo y en la que en ningún modo el hombre podrá intervenirla. Dicho de otra forma, cualquier paisaje natural no podrá sufrir mejora alguna al ser esa su definición potencial máxima. Con ello, en función del valor y belleza natural que adopte el espacio natural, será motivo de exaltación y reconocimientos o simplemente será naturaleza. Este valor que imprimen a la naturaleza desde los principios de su historia, es un culmen en el que el alma presente en cada elemento terráqueo no tiene parangón alguno en lo físico o en lo filosófico para el pueblo chino.

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      De la clasificación que hacen en lo femenino (yin) y lo masculino (yan) o lo que es lo mismo en la pareja de contrarios y complementarios, se fija siempre el valor de los jardines a exaltar y que será motivo y principio de las nuevas concepciones jardineras de origen humano. De esta manera por ejemplo, el contraste entre un árbol erguido y de porte muy estridente habrá de encontrar la suavidad de la tenue y sutil nevada en su base. Siempre serán motivos contrapuestos a la vez que necesitados de sí, los que eleven la protección a reverencial y de aquí a su imitación, copia y distribución en ejercicios profesionales. El simbolismo es base de un trazado que siendo imposible reproducir físicamente ha de buscar al menos el idéntico efecto sensorial en escala reducida. Por ejemplo, una montaña (piedra singular) junto a una ladera boscosa de gramíneas (musgo).

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       Recuerde

      El jardín se convierte en reproducción a escala reducida del paisaje.

      La sociedad japonesa perfeccionó y aumentó con creces el valor paisajístico del jardín oriental, dotándolo de una tecnología más sutil aún. Llegado el siglo XV, llegan a definir hasta tres tipologías bien definidas de intervenciones: jardín colina, jardín llano y jardín de té. En función al grado de definición que adoptaran estos podrán ser además: acabados, semiacabados o inacabados, todos y cada unos de los elementos que componían las intervenciones incorporaban una simbología además de su propia función. De los tres el jardín de té resolvía un grado de excelencia y sofisticación que difícilmente encuentra similitud alguna en cualquier modelo paisajístico. Su denominación que viene dada por el requerimiento tan preciso y complejo que adopta el hecho de tomar el té, suponía además de una intervención paisajística de gran calado, todo un guión ceremonial que aglutinaba y requería un gran número de elementos compositivos de un jardín en el que el individuo había de encontrar grandes virtudes.

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       Recuerde

      La base del trazado del jardín oriental y en especial del japonés era el simbolismo.

      2.7. Las vanguardias del paisaje

      El desarrollo del siglo XX era caldo de cultivo perfecto para un dinamismo en el diseño jardinero sin precedentes. La calidad de vida y la velocidad de vértigo que se adopta, configura una situación de consumo y hábito jardinero que tiene como primera connotación el pronunciamiento del que será el nuevo profesional habilitado en la creación de jardines: el paisajista.

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       El jardín impersonal o pintoresco del siglo XX mezcla de todo un poco: topiaria, praderas y parterres…

      Sobre este recae la búsqueda de soluciones ante una situación que ciertamente era desconsoladora a finales del XIX y principios del XX, por la acusada pérdida de identidad manifestada y que situaba al jardín europeo en una monotonía e impersonalidad desmesurada por el acusado uso de un descafeinado modelo paisajístico inglés.

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      El ambiente de crecimiento económico y los nuevos ímpetus sociales, ponen de manifiesto ligeramente nuevas necesidades paisajísticas que han de ser además muy sensibles con la nueva situación medioambiental. Arrancaría el siglo XX con un modelo en boga en el que la horticultura floral toma el jardín, la botánica, el color y el cultivo de plantas alóctonas se aviva de una forma incontestable. Con el avance del siglo va posponiéndose el consumo florístico para dar más cabida al diseño.

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      Los paisajistas del último tercio de siglo atomizados por los pujantes y mediáticos arquitectos elevan el listón del diseño ayudando a ello además el fuerte empuje que desde oriente se refleja y que se hace patente hacia unas formas de intervención minimalista. Era el momento de confrontar las vanguardias y la ecología hacia el urbanita del siglo XXI. Sin embargo, las necesidades sociales, los problemas medioambientales y la sostenibilidad económica de los proyectos han supuesto una parada de orden.

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       Aplicación práctica

       Por un momento nos vamos a trasladar a la Francia de Luís XIV, trabajando como profesional en sus jardines el “Rey Sol” le encarga que la realización de un jardín palaciego, explique qué características tendría el espacio que va a usar para su realización y cómo lo realizaría.

       SOLUCIÓN

      Tendríamos que contar con un espacio de terreno de dimensiones considerables, en una planicie sin especiales accidentes naturales para que la visión sea lo más profunda posible. En la periferia de la misma habría de darse vegetación boscosa o una topografía más ondulada que encuadre y sirva a la vez de punto focal donde integrar y dirigir las perspectivas principales. Su trazado sería muy rígido y geométrico, conformado por infinidad de setos poligonales, juegos de agua o esculturas que hacen de puntos focales.

      En un jardín es necesario que se puedan diferenciar determinadas zonas, estas van a disponerse atendiendo a diferentes principios o jerarquías, de los que se hablarán a continuación.

      3.1. Clasificación de las distintas zonas. Jerarquías

      En la habilidad del paisajista se deposita el que un jardín encuentre el debido equilibrio en sus funciones. En ello la estructura del mismo juega un importantísimo papel, debiéndose haber consumado