Praxis de la poesía. Jean-Clarence Lambert

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Название Praxis de la poesía
Автор произведения Jean-Clarence Lambert
Жанр Языкознание
Серия Pùblicaensayo
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9786078636822



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Lambert acompañó a Paz mucho tiempo, formó parte de la familia de amigos que rodeaban al poeta mexicano a finales de los años 50 y que evoca en Destiempos de Blanca Varela, fechado en París el 10 de agosto de 1959, cuando acaba de regresar a París:

      Algunos no se resignaron. Los más tercos, los más valientes. Quizá los más inocentes. Unos se entregaron a la filosofía. Otros a la política. Unos cuantos cerraron los ojos y recordaron: allá, del otro lado, en el “otro tiempo”, nacía el sol cada mañana, había árboles y agua, noches y montañas, insectos, pájaros, fieras. Pero los muros eran impenetrables. Rechazados, buscábamos otra salida, no hacia afuera, sino hacia adentro. Tampoco adentro había nadie: sólo la mirada, sólo el desierto de la mirada. Nos íbamos a las calles, a los cafés, a los bares, al gas neón y las conversaciones ruidosas. Guiados por el azar –y también por un instinto que no hay más remedio que llamar electivo– a veces reconocíamos en un desconocido a uno de los nuestros. Se formaban así, lentamente, pequeños grupos abiertos. Nada nos unía, excepto la búsqueda, el tedio, la desesperación, el deseo. En el Hôtel des États-Unis oíamos jazz, bebíamos vino blanco y ron, bailábamos. “El Alquimista” leía poemas de Artaud o de Michaux. Caminábamos mucho. Un muro nos detenía: sus manchas nos entregaban revelaciones más ricas que los cuadros de los museos. (Fue entonces cuando, en verdad, descubrimos la pintura.) “En este hotel vivió César Vallejo”, me decía Szyszlo. (La poesía de Vallejo también era un muro, tatuado por el hambre, el deseo y la cólera.) En una casa de la avenida Victor Hugo los hispanoamericanos soñaban en voz alta con sus volcanes, sus pueblos de adobe y cal y el gran sol, inmóvil sobre un muladar inmenso como un inmenso toro destripado. En invierno Kostas se sacaba del pecho todas las islas griegas, inventaba falansterios sobre rocas y colinas y a Nausica saliendo a nuestro encuentro. En esos días llegó Carlos Martínez Rivas con una guitarra y muchos poemas en los bolsillos. Más tarde llegó Rufino, con otra guitarra y con Olga como un planeta de jade. Elena, Sergio, Benjamín, Jacques, Gabrielle y Ricardo, André, Elisa, Jean Clarence, Lena, Monique, Georges, Brigitte y ustedes [Blanca Varela y Fernando de Szyslo], vistas, entrevistas, verdades corpóreas, sombras.

      Gertrude, Dorothy, Mary, Claire, Alberta,

      Charlotte, Dorothy, Ruth, Catherine, Emma,

      Louise, Margaret, Ferral, Harriet, Sara,

      Florence toute nue, Margaret, Toots, Thelma,

      Belles-de-nuit, belles-de-feu, belles-de-pluie,

      Le coeur tremblant, les mains cachées, les yeux au vent,

      Vous me montrez les mouvements de la lumière,

      Vous échangez un regard clair pour le printemps,

      Le tour de votre taille pour un tour de fleur,

      L’audace et le danger pour votre chair sans ombre,

      Vous échangez l’amour pour des frissons d’épées,

      Des rires inconscients pour des promesses d’aube,

      Vos danses sont le gouffre effrayant de mes songes

      Et je tombe et ma chute éternise ma vie,

      L’espace sous vos pieds est de plus en plus vaste,

      X

      Recuerda Jean-Clarence:

      XI

      Praxis de la poesía es un libro de madurez que recoge en una sola madeja los espacios y referencias que han modelado y encauzado el itinerario del poeta. Yo lo conocí relativamente tarde gracias a Malva Flores, quien me llamó la atención sobre su contenido. Lo conseguí gracias a los buenos oficios primero de Isaura Contreras, que me lo envió por correo electrónico y luego de Gladis Yurkievich, que me consiguió un ejemplar. Desde que lo empecé a leer establecí con el libro una relación singular de apego, cosa que –debo confesarlo– no me había sucedido antes con ningún otro libro del autor.

      Conocí a Lambert primero en Estocolmo, entre los fastos del Premio Nobel (me tomó una fotografía en la que aparezco con Helena Paz Garro y su ex esposa en un restaurante); luego en el homenaje a Roger Caillois que se organizó en el I.F.A.L. de la Ciudad de México hacia 1992, en la cual fui invitado a participar. El nombre de Caillois es una referencia cabal para situar de algún modo a Lambert en el paisaje de la poesía contemporánea, ya que ambos firmaron la memorable y precursora antología Trésor de la poésie universelle en 1958 con el sello de Gallimard publicada un año antes que su libro Dépaysage con litografías de Pierre Soulages.

      XII

      XIII

      Por otra parte el nombre del autor de Code no me era desconocido. Pero ahí de nuevo se encuentra Paz con Lambert en el prólogo a Código:

      Entre la nieve y el terrón fusco,

      el pino y el cacto,

      entre

      las palabras enterradas del poeta Ekelof

      y las profecías desenterradas de Topiltzin,

      el erizo de mar y la tuna tenochca,

      el sol

      de mediodía y el sol de medianoche,

      Jean-Clarence

      tiende