La llamada (de la) Nueva Era. Vicente Merlo

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Название La llamada (de la) Nueva Era
Автор произведения Vicente Merlo
Жанр Документальная литература
Серия Ensayo
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788472459229



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elaboraría el “Yoga integral y supramental”. En 1968 funda Auroville «uno de los centros nueva-era más célebres» (Heelas).

      La Orden Hermética de la Golden Dawn es a finales del siglo XIX y comienzos del XX otra de las influencias mayores. En 1888 abre en Londres «Isis Urania» encabezada por William Westcott, MacGregor Mathers y Woodman. También fue miembro William Butler Yeats. En 1898 fue iniciado allí Aleister Crowley (1875-1947), polémico personaje que tras ser expulsado de ella se unió en 1912 a la «Ordo Templi Orientis» (orden oculta alemana) y en 1922 se convirtió en su director. En 1920 fundó la Abadía de Thelema. Sigue siendo leído, sobre todo en ambientes paganos y atraídos por la magia.

      En el campo de la psicoterapia habría que destacar a Roberto Assagioli (1888-1976), creador de la psicosíntesis, uno de los pioneros más significativos de la visión transpersonal. Con influencias teosóficas, habló del supraconsciente y del Yo superior transpersonal que había que desarrollar.

      Hay que mencionar también la polémica figura de Gurdjieff (1866?-1949), nacido en Armenia, que llegó a París con el fin de fundar el Instituto para el Desarrollo Armónico del Ser humano (1922), que dirigió hasta 1933. Según su pensamiento, el ser humano es una “máquina” con tres centros (motor, emocional e intelectual) y ha de trabajar interiormente para alcanzar la auto-conciencia y la conciencia objetiva (estado iluminado). Su escritura refleja bien su carácter –su misma imagen lo hace– y sus textos son a veces crípticos y plagados de un lenguaje propio y oscuro (Gurdjieff, 1976, 1977, 1983). En realidad, Heelas lo nombra como una de las tres influencias principales, junto a Blavastky y Jung. Influyó en la Escuela de Ciencia Económica, en la Emin Foundation y en Oscar Ichazo y su Instituto Arica (Nueva York, 1971). Parece muy probable que el eneagrama proceda de él, pese a las aportaciones posteriores de O. Ichazo, C. Naranjo (1996), H. Palmer (1998), H. Almaas (2002) y otros muchos. Resulta curioso no sólo el creciente auge del eneagrama en la Nueva Era, como símbolo capaz de articular una tipología psicológica (de nueve eneatipos) con grandes aplicaciones, sino su éxito en medios católicos –como es el caso de Richard Riso (1990), John Burchill (1987), Suzanne Zuercher (1992) y otros–.

      En la línea teosófica, desde una nueva “revelación esotérica” que prefiero llamar “posteosófica,” se encuentra la obra que a mi entender constituye la verdadera fundamentación de la espiritualidad Nueva Era: la obra de Alice Ann Bailey, fundadora de la Escuela Arcana, de quien nos ocuparemos con más detalle. Lo mismo sucede, pero la filiación ya no es tan directa, con la obra de Rudolf Steiner, creador de la Antroposofía, a quien tendremos ocasión de estudiar algo más tarde. También en la primera parte del siglo XX, algo olvidados por Hanegraaff, pero reconocidos por Heelas, están los diversos movimientos centrados en las enseñanzas de los Maestros Ascendidos, articuladas en torno a la figura central del Conde de Sant Germain. En primer lugar el «Movimiento Yo Soy», fundado en Estados Unidos por Guy y Edna Ballard en 1930. Algunos afirman que este movimiento ha llegado de manera significativa a más de tres millones de personas. Se ha dicho que representan la difusión popular más grande de los conceptos teosóficos. En la misma línea se hallan las obras de Mark y Elizabeth Clare Prophet, con su Iglesia Universal y Triunfante. Es una nueva fase y una nueva corriente de divulgación del “esoterismo” de la Nueva Era. Recogiendo la idea de la existencia de una Fraternidad o Hermandad planetaria, compuesta por Maestros e Iniciados, sabios y santos de todas las tradiciones (idea divulgada de manera especial por Blavatsky y sistematizada por Bailey), ahora se comienza a hablar de Maestros Ascendidos y de la Ascensión como tema estelar de la Nueva Era (que pasó a ser fundamentalmente estadounidense, como antes lo había sido fundamentalmente inglesa y alemana, a través de Bailey y Steiner, respectivamente). Comienza la lluvia siempre creciente de mensajes de los Maestros Ascendidos, “canalizados” por cientos de “canales,” que crecen en número y siguen haciéndolo hasta nuestros días, entrelazados en las últimas décadas con comunicados procedentes de “extraterrestres,” especialmente de Sirio, de las Pléyades y de Arcturus.

      A lo largo de todo el siglo XX, la incidencia de las distintas escuelas rosacruces forma otro de los hilos influyentes de la vertiente esotérica, en esta ocasión declaradamente “occidental” y “cristiana” o al menos “crística”. Muy influyente en un primer momento fue AMORC (Antigua y Mística Orden Rosacruz), así como la «Rosicrucian Fellowship» de Max Heindel, cuyas semejanzas con las ideas de Steiner veremos más adelante. Más recientemente, el «Lectorium Rosicrucianum» o Rosacruz de Oro, de Jan van Rijckenborg, ha pasado a un primer plano con un enfoque gnóstico peculiar.

      En la estela de la cosmovisión posteosófica en la que abundaremos luego, podemos situar a una serie de autores destacados como David Spangler, George Trevelyan, Dane Rudhyar, Cyril Scott, Vicente Beltrán o Anne y Daniel Meurois Givaudan.

      En el campo de las “canalizaciones,” en el que nos tendremos que detener algo más, dada su importancia para la Nueva Era, destacan los nombres de Edgar Cayce (1877-1945) como precursor atípico y original y cuya influencia ha seguido creciendo; de Eva Pierrakos (1915-1979) centrada en la sanación y el crecimiento personal; de Sanaya Roman, en quien dominan también estos dos temas; de Ramala, cuyas obras fueron muy leídas en los años ochenta, y de Helen Schucman quien con su obra Un Curso de milagros se convierte en una influencia mayor desde su visión cristiana no-dualista y su énfasis en la importancia del perdón sanador. Pero, quizás los tres “canalizadores” más célebres y multitudinarios hayan sido Jane Roberts, J.Z. Knight y Lee Carroll, canalizando respectivamente a Seth, Ramtha y Kryon. Su in fluencia ha sido y sigue siendo enorme y los encontraremos en páginas posteriores.

      Hay otros muchos, como Pat Rodesgast, que canaliza a Emmanuel desde comienzos de los setenta; Mary-Margaret Moore canalizando a Bhartolomew un «campo de energía amplio, viviente, sabio y compasivo» a partir de 1977; Jach Pur-sel que se hizo célebre en numerosos seminarios en los que canalizando a Lazaris ofrecía una especie de dharsan sanador; Ken Carey, de enorme éxito desde 1978-1979, o Ramon Stevens canalizando a Alexander desde 1986 (Riordan, «Channe-lling: A New Revelation?» en Lewis & Melton, 1992).

      Un caso particular es el de David Spangler, aclamado por algunos como el verdadero padre de la Nueva Era, quien además de canalizar a varias Entidades, ha dado muestras de una reflexión no frecuente en la Nueva Era, destacando su relación con Findhorn y su proximidad al enfoque posteosófico de A. Bailey. Es necesario mencionar también, por su capacidad divulgadora –justamente de varios de los canalizadores–, a la actriz Shirley MacLaine (1983, 1985, 1989, 1991), quien ha popularizado muchas ideas de la Nueva Era

      Otro capítulo necesario en el tratamiento de la Nueva Era, otra dimensión de ésta, si se quiere, es el relativo al Nuevo Paradigma tal como trata de elaborarse a través de las llamadas Nuevas Ciencias, especialmente Física y Biología. Destaca, en primer lugar, el “paradigma holográfico,” formulado por David Bohm y Karl Pribram y divulgado por Michael Talbot y David Peat. El Universo sería una especie de holograma, como también lo sería nuestro cerebro; de tal modo que las intuiciones herméticas que afirmaban «como arriba así es abajo, como abajo así es arriba» y las ideas místicas capaces de ver el Todo en la parte y lo Infinito en lo finito, parecen recibir una ilustra ción perceptible en la realidad del holograma, que como se sabe cumple tal principio.

      En segundo lugar habría que recordar la hipótesis