El deseo prohibido de Doug. Darlis Stefany

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Название El deseo prohibido de Doug
Автор произведения Darlis Stefany
Жанр Языкознание
Серия BG.5
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788416942947



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tatuajes me parecen interesantes, siempre quise hacerme uno, pero ni loca me expondré a ese tipo de dolor, soy algo cobarde para eso, he visto como le hacían unos cuantos de Dexter, y aun cuando él me sonreía y decía algo como «estoy jodidamente bien» parecía adolorido.

      En el caso de Harry solo lo acompañé una vez, y él fue directo y sincero al decirme «nunca va a gustarte este dolor de mierda».

      —¿Qué vas a tatuarte? —pregunto intrigada. Doug tiene el tatuaje de un búho sobre un árbol en el lado izquierdo de su pecho que baja por su brazo derecho en un rastro de huellas de pájaros hasta llegar a una pequeña jaula que se encuentra abierta entre su antebrazo y la muñeca.

      El otro tatuaje que tiene es una estrella con los picos desviados en el centro de su espalda, unas cuantas frases descansan en la parte baja de su nuca así como en uno de sus dedos, esa es toda la tinta que posee, no tanta como mis hermanos, pero sí una genialidad.

      —Quiero tatuarme las teclas de un piano justo aquí —me señala la cara interna de su muñeca izquierda, donde se ven sus venas—, y que de ellas salgan notas musicales simbolizará el hecho de cómo la música me da vida y corre por mis venas cada vez que toco una tecla.

      —Me gusta el significado que le das a tus tatuajes —confieso—, eso del búho dejando sus huellas atrás para ser libre y posarse en el lugar que siempre ha creído debe estar es ¡increíble! Tienes mucha creatividad, quizás hubieses sido bueno en eso de la publicidad o el diseño.

      —Es la razón por la que patrocino varios negocios de tatuajes, me gusta que las personas se hagan marcas simbólicas, pero esa mierda sin sentido que muchos plasman en su piel a veces me molesta, porque tatuarse es algo serio.

      —Tienes tus momentos serios.

      —También me gusta que a las personas les guste el sexo…

      —Y desde luego tus momentos idiotas abundan más que los momentos serios —pero aun cuando digo eso estoy sonriendo, él ríe antes de revisar algo en su celular.

      No pretendo ser chismosa ni husmear, pero leo claramente «Milla» en el identificador. Desvío la mirada sin tener idea de quién rayos es, desde luego no es la modelo de la que hablaba Ethan, porque ese rumor se corrió muy rápido y ella se llama Megan, además Max se encargó de desmentir los rumores, pero eso no quita que quizás Doug se involucró con ella.

      Pero no tengo ni la más remota idea de quién puede ser Milla, tal parece que últimamente a Doug le atraen las «m».

      —Iré a acostar a Adam —le digo al verlo teclear su celular con esmero, él asiente con la cabeza.

      Me encargo de dejar a Adam en su cuna y besar su frente, enciendo el monitor para bebés mientras tomo el otro de manera de saber si se despierta.

      Cuando vuelvo a la sala, Doug ya no está tecleando en su celular y palmea el sitio a su lado, finjo rodar mis ojos mientras me siento y su brazo casualmente pasa por mis hombros.

      —Entonces, ¿qué harás mañana?

      —¿Para qué quieres saber? —cuestiono sorprendida y me giro para verlo…, error, estamos algo cerca.

      —Solo pensé que te gustaría acompañarme a hacerme el tatuaje.

      —¡Eso sería grandioso! —digo entusiasmada, pero luego resoplo. Quiero ahorcar a Katherine—, pero no puedo.

      —¿Por qué?

      —Tengo una cita al salir de la universidad. —Me encojo de hombros. Él entrecierra sus ojos y me parece que su sonrisa ya no es tan grande—, no puedo cancelarle.

      —¿Es con ese chico de nuevo?

      —No, es Frank.

      —¿Frank tu amigo que habla un montón y nunca se calla?

      —Él es agradable —lo defiendo.

      —Y él no te gusta ni un poco, no te veo entusiasmada realmente —me escruta con la mirada—, adivino, te sentiste presionada y aceptaste, tienes una debilidad por ser buena, Hilary, que no comprendo.

      —Existimos personas a las que no nos gusta ser malas, Doug.

      —No me van las personas altruista, porque resulta que cuando una persona es altruista es porque a la larga se verá beneficiado. ¿En qué vas a beneficiarte tú? Porque llevo años observándote y no eres una niña buena-tonta, eres inteligente y astuta. Algo me dice que encontrarás la manera de sacudir a Frank sin que parezca que lo rechazas, te conozco.

      No digo absolutamente nada porque tiene razón y porque repentinamente se ha inclinado mucho hacia mí, tanto que debo inclinarme hacia atrás para que su rostro no colisione con el mío.

      Escuchamos el sonido de llaves y sé que se trata de Bridget y Keith, Doug me sonríe una vez más antes de volver a su posición.

      Me encargo de informar que tal estuvo la tarde de Adam mientras Doug mantiene una conversación divertida con Keith y le dice una y otra vez a Bridget lo caliente que se ve, ella ríe con todos sus halagos. Solo tiene ojos para Keith, y se mantiene atado a su cintura y besa de manera distraída su cabello en varias ocasiones.

      —Bueno, ya me voy —digo, besando la mejilla de Bridget y luego la de Keith.

      —Gracias, Hilary, haré la transferencia de tu pago hoy mismo.

      Camino con Doug hacia el ascensor. Ambos estamos en silencio. Siento mis ojos un poco pesados, me siento agotada, he tenido muy pocas horas de sueño últimamente.

      Cuando subo al auto de Doug me causa gracia que él sea quien abroche mi cinturón de seguridad. Cuando pone el auto en marcha no puedo evitar observarlo y parece que lo nota porque repentinamente sonríe.

      —¿Sabías que mañana tengo una entrevista de trabajo para ser asistente de una gerente de una importante galería?

      —¡Eso es genial, Hilary! —me ve brevemente antes de volver su mirada a la vía—. Seguro que lo conseguirás.

      —Sí, estoy segura que lo haré.

      —¿Ves? Eres más hermosa cuando no intentas ser modesta y admites tener ciertas habilidades.

      —¿Andrew dejó mi mochila?

      —Está justo en el asiento de atrás —responde—, sabes que todos nosotros estamos apostando cuando vas a conducir el auto que tus hermanos te regalaron… ¿Verdad?

      —Todos ustedes se están volviendo unos pesados.

      Él ríe mientras nos mantenemos en silencio, bostezo y cierro los ojos para relajarme un poco, al menos esa es mi intención, pero parece que me quedo dormida, porque lo próximo es escuchar la voz de Doug llamarme.

      —Hemos llegado, princesa Jefferson.

      Me estiro un poco y efectivamente estamos frente a la casa de mis padres. Realmente quiero mudarme para independizarme.

      —Gracias por traerme, Doug.

      —No hay de qué, no me la paso tan mal contigo —bromea.

      Me estiro hacia la parte trasera apoyándome en mis rodillas y escucho un silbido por parte de Doug.

      —Me estás dando una excelente vista de tu culo en ese pantalón ajustado —dice y totalmente le creo que está viendo mi trasero, razón por la que tomo rápidamente mi mochila para volver a una posición normal—, siempre eres bastante buena de ver Hilary.

      Lo miro fijamente antes de reír e inclinarme hacia él y besar su mejilla.

      —Quiero ver luego ese tatuaje.

      —Me aseguraré de que lo veas —dice, guiñándome un ojo y siguiéndome con la mirada hasta estar dentro de mi casa.

      Doug es simplemente Doug.

      Capítulo VI

      5 de octubre,