Название | Los miedos de Ethan |
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Автор произведения | Darlis Stefany |
Жанр | Языкознание |
Серия | BG.5 |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788417589042 |
Los vestidos de dama de honor de Kae eran muchos más bonitos y cómodos. No digo que este vestido no resulte bonito. Pero prefiero mil veces el de la boda Karry. Pero siendo Leo mi mejor amigo y Marly una buena amiga, no me quejo.
Además, tengo la fortuna de que el vestido se catalogue como bonito. Una novia que no teme que sus damas de honor lleven vestidos que no luzcan como costales de papas. Eso le da puntos al vestido.
La modista viene para ajustarlo un poco, mi crisis de marzo se llevó un par de kilos por lo que deben reajustar la zona del busto y trasero.
—Casi ni se nota tu cicatriz Grace. Si no se enfocan, no se dan cuenta.
—Gracias —digo tensa.
Marly suele ser muy despistada, sé que no lo ha dicho con malas intenciones, pero el que lo diga únicamente hace que me vuelva más consciente de ella.
—¿Muchos ajetreos en los preparativos finales de la boda?
—Ni que lo digas, además me estoy encargando de la luna de miel. Vamos a pasar unos días en Irlanda.
—Oh, qué genial. Nunca he salido del país —hago un mohín con mis labios—; pero apuesto a que Irlanda es hermosa.
—Sé que te encantaría.
Mi celular suena y ella lo saca de mi bolso extendiéndomelo. Se trata de Kaethennis.
—¿Qué sucede? ¿Me necesitas? Pensé que habías dicho que no era necesario que yo acudiera hoy…
—Hola, Grace, yo estoy bien gracias por preguntar.
—No pregunto porque yo sé que tú estás fabulosa y hermosa como siempre.
—Gracias —ríe, pero es una risa tensa.
—¿Qué sucede?
—Yo no te necesito, pero Max sí que lo hace.
—¿Max? ¿Max Greene?
—Sí. Harry me acaba de llamar te necesitan en una dirección que voy a enviarte.
—Pero… ¿Por qué?
Se queda en silencio y creo que suspira.
—Cariño, por experiencia sé que esto se pone de locos y sé que no te gusta ser el centro de atención, por lo que debes prepararte. No mires fijamente a las cámaras, no los maldigas y no respondas a ninguna de las preguntas que arrojen hacia ti.
Puedo sentir que comienzo a sudar. El vestido va a arruinarse así que como puedo salgo de él y me quedo en ropa interior.
—¿Hay fotógrafos y periodistas fuera del lugar en el que estás?
—Estoy en una tienda de vestidos. En ropa interior no tengo acceso a la ventana para saber —respondo nerviosa—. ¿Qué sucede?
—¿Tienes tu auto?
—Sí.
—Muy bien, voy a enviarte la dirección. Conduce con cuidado. Harry va a estar esperándote.
—No me dejes con la intriga.
—Tranquila, no es nada malo… Creo. No permitiría que nada te lastimara, soy tu amiga, Grace.
Finaliza la llamada e inmediatamente en mensaje llega la dirección del lugar. Como puedo alcanzo mi pantalón y la camisa manga larga. Me pongo rápidamente mis zapatos.
—Vas a tener que programar otra cita si necesitan más medidas. Debo irme.
—Todo está listo, puedo trabajar desde aquí sin necesitarte —asegura la modista.
—Genial. —Beso la mejilla de Marly—, te amo, cosita bonita. Dile a Leo que estaré llamándolo para que me lleve a comer.
—¡No olvides conseguir una cita para la boda! —grita detrás de mí.
Cuando salgo estoy paranoica, pero todo luce tranquilo. Subo a mi auto y con ayuda del GPS consigo llegar al lugar donde parece que me necesitan. Tal como Kaethennis me dijo Harry está esperándome.
Él me da una de sus sonrisas mientras pasa un brazo por mis hombros.
—Nuera.
—¿En dónde dejaste a mi novio, suegro? —le sigo la broma mientras caminamos.
—En el colegio, estudiando para que tengas a un novio inteligente.
Reímos y él aprieta mi hombro a medida que nos acercamos a lo que parece una sala de conferencia. Creo que es un sitio de relacionistas públicos o abogados. Quizás ambas cosas.
—No vayas a espantarte. ¿De acuerdo?
—Esas palabras no causan ninguna tranquilidad en mí, Harry. De hecho, me asustan.
Él me da otra sonrisa y sus cálidos ojos de tonalidades azules diversas me hacen sentir un poco de tranquilidad mientras abre la puerta de lo que parece una pequeña sala de conferencia. Inmediatamente todos los ojos están sobre mí.
Ethan hace una mueca, sus brazos están cruzados a la altura de su pecho y parece que Max, el sexy representante, le envía dagas con la mirada.
—Lo siento, habladora —se disculpa Ethan.
No es una buena señal. Doug se ríe y desliza al menos cinco diversos periódicos hasta la esquina de la mesa más cercana a mí. Observo a Harry.
—Adelante, dale un vistazo.
Camino hacia la mesa y solo me basta con leer uno de los encabezados. Aún peor, solo me basta con ver la foto.
Mierda, no.
Yo no debería estar en periódicos.
Yo no debería estar en periódicos besando a Ethan Jones y mucho menos con un encabezado que me declara su novia secreta.
No soy buena con la presión de ser el centro de atención, pensar que miles de personas están viendo esto casi me marea.
¿Cómo estará la noticia por internet? No, no. No.
—Alguien, agárrela, se está poniendo muy pálida —dice la voz de Andrew.
Harry me ayuda a sentarme. Tomo profundas respiraciones antes de volver mi vista hacia Ethan.
—¡Te estaba ayudando!
—Lo hacías.
—¡Y ahora soy la besucona en los periódicos!
—Parece como un buen beso —comenta Doug. Abro y cierro mi boca sin saber qué decir.
—Me están llamando tu novia.
—Y no has leído la parte en la que la fuente cercana asegura que Ethan lo dijo y cómo los tórtolos escaparon sin poder mantener sus manos lejos del otro fuera de la fiesta. En pocas palabras, anuncian que se fueron a follar —prosigue Doug.
—¡Doug, cállate! —dice Harry, golpeando su nuca.
La puerta por la que entré se abre y Dexter Jefferson entra. Él me da una mirada pícara y señala de mí a Ethan.
—¿Hubo lengua? —es lo que pregunta.
—Amigo, yo creo que hubo lengua —responde, Doug riendo.
—Ethan… ¿Quieres explicarnos lo que sucedió? —pregunta Max pareciendo resignado.
Todos observan a Ethan, incluso yo lo miro. Él suspira de manera dramática y observa su mano antes de decidirse a deleitarnos con su acento de Bolton.
—Quizás muchas personas en la fiesta me escucharon llamar a Grace «mi novia» y quizás otras muchas me vieron besarla —mira a Dexter—. Respondiendo a tu pregunta. Sí, definitivamente hubo lengua.
Dejo que todo el peso de mi cuerpo caiga en la silla. Este caliente hombre me ha jodido. Adiós al