Название | Genera cambios y construye tu éxito |
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Автор произведения | Fernando Hernández Avilés |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877476262 |
Cuando somos niños, nuestra estructura psicológica y emocional va de la mano con el proceso de descubrimiento social y de nuestro entorno. Empezamos a ponerles nombres y sentimientos a las experiencias a medida que las vamos viviendo, y es muy común que nos concentremos en el aquí y ahora, razón por la cual no nos preocupamos por lo que viene o por lo que pasará, sino por vivir ple namente nuestro proceso de descubrimiento y cambio actual. Todo es novedoso y no existe una enseñanza repetitiva de las consecuencias de tal o cual acción. Nuestra experiencia se basa en el aprendizaje y se concentra en lo nuevo que aprendimos hoy. Vivimos en un cambio permanente pero somos puro presente y vamos paso a paso.
Cambiar es una opción que puedes o no elegir, como así también la manera de abordar esa transformación. La forma en la que vamos viviendo y haciendo crecer una relación de pareja; la manera en la que criamos a nuestros hijos; el tiempo, intereses y actividades que destinamos a nuestros amigos; la comunicación, cercanía y vínculos con nuestros familiares e incluso nuestros gustos, inquietudes y temores, siempre están cambiando de acuerdo al momento que estemos transitando.
CAMINOS
SIN
RECORRER
Como todo proceso, el cambio necesita claridad, conciencia, dirección, herramientas, habilidades y recursos para que suceda. También energía, fortaleza emocional y determinación, además de conocimiento y destreza para poder adoptarlo como algo realizable, a pesar de que puedan presentarse imprevistos o alguna situación no deseada en el camino. Pero, a su vez, requiere un entendimiento previo de que, en algún momento, más adelante, tendremos que evolucionar de nuevo, y pasar otra vez por este proceso de aprendizaje y redescubrimiento. Así es como el cambio hace su magia y nos lleva siempre a encontrar la mejor versión de nosotros mismos, en todos los sentidos.
Sin embargo, en ocasiones asociamos los cambios con la idea o creencia de que son malos o negativos, y que pueden exhibirnos, mostrarnos débiles o vulnerables, e incluso hacernos ver menos diestros o capaces de lo que realmente somos, y no es así.
Piensa por ejemplo en un conflicto con un ser querido. Es probable que a lo largo de esa relación te hayas encontrado en la necesidad de ceder, soltar o cambiar tu postura, opinión o conducta sobre un tema o situación en particular. Y es posible que te hayas preguntado: “¿por qué debo cambiar yo?, ¿por qué no cambia él o ella?, ¿por qué siempre tengo que ser yo quien da el primer paso?, ¿por qué tengo que ser yo quien se “sacrifique”?”. Cambiar es una muestra de madurez y aprendizaje sobre ti mismo y tu forma de relacionarte con los demás, y no es signo de vulnerabilidad o flaqueza.
Los cambios son procesos que llevan su tiempo de acuerdo al objetivo o meta, cuentan con etapas de transformación, enseñanza, aprendizaje y adopción, claves para poder generar un avance sostenible de realización.
Es posible que, al principio, estos procesos no sean tan claros o que no sea muy visible su beneficio o utilidad. A veces, incluso, pueden llegar a ser complicados y desesperantes, pero justamente se debe a que el recorrido de estos nuevos caminos nos está mostrando descubrimientos y experiencias que quizá no imaginábamos que eran posibles.
Nos mostrarán nuevas formas de ver la vida, de interactuar con ella, de aproximarnos y hacerla nuestra como no lo habíamos hecho antes. Y es ahí cuando nos puede parecer que no podremos lograrlo.
De la misma forma que vamos avanzando y aprendiendo, depositamos y dejamos a cada paso diferentes cargas emocionales en los logros ya obtenidos. Y, en algún momento, nos resultará difícil la idea de abandonar el éxito ya conquistado y aventurarnos a ir por más. Porque en el proceso nos aferramos y no queremos dejar ir tan fácil aquello en lo que ya pusimos un sentimiento o sentido muy personal, creyendo incluso que no podemos superar esa sensación y obtener otra mejor.
El proceso de aprendizaje puede ser tan demandante que lo desconocido podría verse amenazante, generando cierto miedo en nosotros y en lo que pueda pasar. Es posible que reforcemos la idea de que estábamos mejor antes porque ya sabíamos perfectamente el funcionamiento de cada pieza y engranaje, y porque nos encontrábamos muy cómodos y seguros dentro de ese saber. Sin embargo, ese tipo de señales e inquietudes forman parte natural de todo cambio y transformación personal.
CAMBIAR
PARA
MEJORAR
Es sorprendente la relación que tienen los cambios de la vida con nuestra capacidad de aprendizaje y desarrollo individual. Entre más nos damos la oportunidad de cambiar, de hacer algo nuevo y diferente, de mejorar la forma en la que veníamos respondiendo ante los retos y oportunidades de nuestra vida, elaboramos nuevos caminos intelectuales, nuevos mapas de pensamiento, y también nuevas rutas y aproximaciones emocionales y sociales que nos podrán llevar a una verdadera transformación.
Si deseamos un cambio en nuestra vida es porque, como seres humanos, nos nutrimos de nuevas experiencias. Si hemos llegado al final de un camino o a la culminación de una meta, y estiramos de más nuestra estadía o permanencia en algún lugar, rutina o situación, en algún momento desearemos cambiar y, contrario a lo que pudiera pensarse y sobre todo temerse, estos cambios siempre están orientados a mejorar, a incorporar nuevos descubrimientos de nosotros y de lo que nos rodea.
Somos seres exploradores, conquistadores de nuevas experiencias y retos, que entendimos que estar estáticos y permanecer mucho tiempo inmóviles no nos enseña ni ayuda en nada. Nuestro sentido natural de adaptación está orientado a trascender y evolucionar permanentemente lo que somos.
En las historias, experiencias y emociones personales el cambio hace referencia a los diferentes procesos que vivimos para dar paso a ciclos nuevos. De esta manera, dejamos atrás la forma en la que veníamos entendiendo e interactuando con el mundo y nos ayuda a generar espacios de transformación de una etapa de nuestra vida a otra. Es por eso que nos regimos a partir de ciclos. Nos guiamos por el tiempo, por la emoción y los sentimientos que depositamos en cada uno de los acontecimientos de la vida.
Conforme vamos creciendo, las experiencias y aprendizajes son más exigentes, y nos demandan muchas más habilidades y conocimientos. Y a pesar de que a veces el cambio nos cuesta trabajo, pensamientos sofisticados y acciones más disruptivas, nuestro organismo está siempre listo. Estamos tan bien equipados para hacer un uso preciso de nuestras emociones ante lo nuevo, de nuestros recuerdos y enseñanzas para adaptarnos y apropiarnos de nuevas experiencias y sensaciones que, siempre que así lo decidas, podrás aprender nuevos pasos de baile, usar nuevas tecnologías y conocer nuevas personas. Tu capacidad de aprendizaje siempre será más poderosa que la idea o creencia de que ya lo conoces todo, ya lo viviste o algo no está hecho para ti. Nunca dudes de que todo tu ser está diseñado para ayudarte a cambiar y tener siempre una mejor versión de ti mismo.
LAS
PREGUNTAS
INDICADAS
A veces, dedicamos tiempo valioso de nuestra vida a buscar respuestas a las preguntas equivocadas. Por eso, debemos aprender a identificar y hacer las preguntas correctas, esas que nos acerquen realmente a nuestros objetivos. Para ello te invito a que respondas algunas preguntas que te ayudarán a visualizar si quieres un cambio, para qué y cómo puedes empezar a lograrlo.
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¿Cómo te sientes actualmente con la persona que eres?
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¿Qué crees que pasaría si haces algunos cambios en tu vida?
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¿Qué crees que pasaría en tu vida en unos años si no modificas nada en tu presente?
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¿Qué aspectos de tu vida quieres cambiar? Ordénalos en base a tus prioridades.
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¿Qué esperas ser o tener luego de que produzcas esos cambios?
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MI EXPERIENCIA