El pequeño doctor. Alfred Vogel

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Название El pequeño doctor
Автор произведения Alfred Vogel
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9783906404370



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       Cosecha en los campos de plantas medicinales en Roggwil (Suiza)

      Su actividad al servicio de sanos y enfermos tuvo su comienzo en Teufen, en la región suiza de Appenzell. Allí dirigió un establecimiento terapéutico de medicina natural, se dedicó a la recolección y al estudio de plantas medicinales de aquella zona prealpina, y produjo los primeros extractos de plantas frescas recién recolectadas. Descubrió que dichos extractos ejercían un efecto más intenso y amplio que las tinturas obtenidas a partir de plantas secas. Fiel a su máxima «el amor es la fuerza más potente del universo», se dedicó también a divulgar sus conocimientos, mediante charlas y conferencias, por todos los continentes. Animado siempre por el amor a Dios y la fuerza sanadora de la naturaleza, mantuvo contacto con diversas casas reales, políticos y líderes económicos. Pero, ante todo, dirigió su mensaje al «hombre sencillo», cuyo lenguaje – el lenguaje del corazón – siempre también era el suyo. Entre estos oyentes encontró la mayoría de sus fervientes admiradores. El mayor desafío para muchos organizadores de sus conferencias era poder encontrar una sala lo suficientemente grande para poder albergar al gran número de asistentes que solía acudir.

      Para dar a conocer mejor sus vivencias y experiencias como naturópata, investigador en dietética, plantas medicinales y descubridor de remedios naturales de pueblos indígenas, nuestro incansable personaje comenzó a publicar, desde 1929, una revista mensual titulada Gesundheits-Nachrichten («Noticias de Salud»). A pesar de que no siempre fue tomado en serio, al ser autodidacta, por los seguidores de la ciencia establecida, en 1982 fue premiado con la medalla Priessnitz (máximo galardón en el ámbito de la medicina natural) por la Asociación Alemana de Naturopatía en su congreso anual, reconocimiento que se vio coronado en 1984 al ser nombrado miembro honorario de la Sociedad Suiza de Médicos de Medicina Empírica.

      A los 23 años escribió su primer librito «Kleiner Wegweiser für die Lebensreform» (Pequeña guía para la reforma de la vida). En 1935 apareció su libro «Die Nahrung als Heilfaktor» (El poder terapéutico de la alimentación) que, como su nombre indica, se ocupaba de la influencia de la alimentación sobre la salud. En 1952 apareció su best seller El pequeño doctor, que dio a conocer a Alfred Vogel a un público internacional, libro que se ha convertido en una obra de referencia también para algunos médicos y científicos. ¡Convénzase usted mismo!

       Prólogo y mirada retrospectiva sobre una vida laboriosa de Alfred Vogel

      En octubre del año 1992, cuando escribo estas líneas, mi corazón ha estado latiendo durante 90 años sin interrupción, día y noche, tanto en días tranquilos como en días agitados. Desde una perspectiva física y anímica, agradezco enormemente a este incansable corazón que ha participado activamente en todo cuanto pude construir, desarrollar y producir. Hoy, al mirar atrás, tengo la sensación de que todos estos años y decenios han pasado volando.

      Ya de niño me impresionaba y entusiasmaba la naturaleza con toda su diversidad de plantas y animales. Mi ansia de saber me conducía por montes, bosques y campos. Mi padre, basándose en la sabiduría de mi abuela, me mostró el camino a muchos hermosos secretos del mundo multicolor de la creación. Hormigas, escarabajos, ranas, lagartijas y salamandras eran para mí un mundo enigmático hasta que empecé a conocer más de cerca sus formas de vida. Desde muy temprana edad tuve conciencia de que las plantas poseían propiedades curativas. Si, corriendo descalzo, me hería con un trozo de cristal o con un clavo oxidado, la aplicación de sanícula del bosque y de la malva de detrás del cobertizo de madera, debidamente machacadas, reparaban adecuadamente el daño producido. No podía imaginar ni soñar, por aquel entonces, que mis experiencias juveniles con las plantas medicinales me serían de utilidad en años posteriores y que, incluso, iban a influir de forma decisiva en mi futura vida profesional.

      En mis numerosos viajes por todos los continentes he vuelto a encontrar a mis amigas, las plantas, que a menudo me han dado más satisfacciones que el encuentro con personas con las que uno nunca está seguro de si tendrá buenas o malas experiencias. Las plantas fueron siempre mis fieles acompañantes y, todavía hoy, son mis mejores amigas, pues nunca me han defraudado ni me han dejado en la estacada, incluso en situaciones de peligro de muerte. Más de una vez, especialmente en países tropicales, las plantas me han salvado la vida. En aquellos momentos me sentía muy contento de conocer sus propiedades terapéuticas. Por ello, me he esforzado en poner por escrito todos estos conocimientos y experiencias en mi revista mensual «Noticias de Salud» y, sobre todo, en mis libros.

      Hace más de cincuenta años que publicamos nuestra propia revista. Al principio se titulaba «Das neue Leben» (La nueva vida), pero posteriormente le cambiamos el nombre por el de «Noticias de Salud». Traducida al alemán, neerlandés, finlandés, sueco, danés y durante cierto tiempo al noruego e inglés cuenta con miles de seguidores y agradecidos lectores.

      Durante decenios he estado escribiéndola, junto con mi primera esposa Sophie, mientras que mi hija se ocupaba de las imágenes e ilustraciones. No pocas veces escribimos los artículos durante los viajes a lejanos países, en el desierto, en una playa, en una bahía solitaria o en una isla en una cabaña de indígenas. Hoy, en cambio, cuento con el apoyo de una experimentada redacción que elabora la revista, según mis indicaciones y mi línea de pensamiento.

      En dichos viajes recibíamos muchos estímulos y sugerencias procedentes principalmente de personas con otros usos y costumbres. En beneficio de nuestros lectores, nuestra máxima, desde siempre, ha sido de transmitir observaciones y experiencias que sean de utilidad en la vida diaria.

      Para nosotros era importante describir aquellas observaciones y experiencias, y que pudieran servir de provecho a nuestros lectores en la vida cotidiana. El libro El pequeño doctor ha servido de ayuda, durante más de cuarenta años, a más de dos millones de familias, desde su aparición en 1952. Ha sido traducido a doce idiomas.

      Por su parte, el libro «Die Leber als Regulator der Gesundheit» (El hígado regula la salud) ha aparecido en inglés, francés, neerlandés, sueco, danés e italiano. Ha mostrado a miles de personas qué se puede hacer en el ámbito preventivo y muestra el camino a seguir para evitar enfermar de cáncer. Debido a que la mortalidad por cáncer va en aumento, he decidido exponer mi experiencia práctica sobre este tema en el libro «KREBS – Schicksal oder Zivilisationskrankheit» (CÁNCER – ¿cuestión del destino o enfermedad de la civilización?; agotado).

      Con el libro «Gesundheitsführer durch südliche Länder, Subtropen, Tropen und Wüstengebiete» (Guía de salud en países meridionales, subtropicales, tropicales y desérticos; agotado), he conseguido advertir y proteger a los lectores viajeros de los posibles peligros existentes en las zonas tropicales; trabajo nada fácil y esfuerzo que no ha sido en vano, en vista de los muchos escritos de agradecimiento procedentes de países tropicales. Sé lo hermoso, pero a la vez peligroso, que puede resultar viajar a estas zonas o residir allí durante un tiempo. Guiado por un sentido de responsabilidad hacia mis semejantes decidí escribir este libro y, por las informaciones recibidas, muchas personas han podido y podrán protegerse de padecer un sinnúmero de enfermedades o de cosas peores.

      Podemos considerar el libro «Die Natur als biologischer Wegweiser» (La naturaleza como guía biológica) como El pequeño doctor II, ya que contiene nuevos datos, conocimientos y experiencias en el campo de la medicina natural y sobre temas de cultivo biológico.

      En honor a la verdad, quisiera destacar que deberíamos mostrar agradecimiento al Creador por todas esas maravillosas fuerzas curativas existentes y a aquellos que han recibido de Él el amor por las plantas, así como la fuerza y la perseverancia necesarias para dedicarse a investigar sus poderes curativos para el bien de nuestros semejantes. Toda persona que haya experimentado con plantas medicinales o con productos derivados de ellas debiera agradecer al Creador este precioso don que, debidamente empleado, puede llegar a hacer milagros.

      Los pueblos indígenas que viven en contacto íntimo con la naturaleza, sin