Misterios develados. Saint Germain

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Название Misterios develados
Автор произведения Saint Germain
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9786074574043



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sus auras.

      “El sacerdote hizo, simplemente, regresar sobre ellos sus propios sentimientos y egoísmos. El sacerdote quedó protegido él mismo por su generoso esfuerzo en proteger a la vestal.

      Finalizado ese incidente se desvaneció la escena de esplendor, y nuevamente nos encontramos en medio de las ruinas del templo. Saint Germain me reveló todavía más cosas, que no puedo relatar aquí.

      —Hay solamente un modo —prosiguió Él—, para evitar la rueda cósmica de causa y efecto, la necesidad de reencarnar, y es el de hacer un consciente esfuerzo para comprender la Ley de la Vida. Uno debe buscar fervorosamente el Dios Interno, hacer permanente y consciente contacto con ese Ser Interno y mantenerse firme en ello, ante toda condición de la vida externa.

      “Será mi placer y privilegio mostrarte más, pero solamente por la enseñanza que les pueda traer a ti y a otros. Vamos, ahora debemos volver.

      Cuando llegamos cerca de mi cuerpo, me instruyó de nuevo:

      —¡Observa cómo desaparece el círculo de Llama Blanca!

      Yo miré. El círculo se desvaneció. Un momento más tarde yo estaba de vuelta en mi cuerpo. El sol estaba descendiendo, y deduje que sería cerca de la medianoche, cuando llegara a casa.

      —Coloca tu brazo sobre mi espalda —dijo Saint Germain—, y cierra tus ojos.

      Yo sentí mi cuerpo elevarse del suelo, pero no fui particularmente consciente de ningún movimiento de avance. Al poco tiempo mis pies tocaron el suelo y, abriendo mis ojos, me encontré en mi alojamiento. Saint Germain estaba bastante divertido, cuando pregunté cómo era que habíamos podido volver en esta manera, sin atraer la atención de la gente alrededor nuestro, y Él contestó:

      —Nosotros, muchas veces, ocultamos nuestros cuerpos con la capa de invisibilidad, cuando nos movemos en medio de las personas con cuerpo físico—, y en el siguiente segundo se había ido.

      Yo había oído hablar de que los Maestros Ascendidos podían llevar sus cuerpos con ellos dondequiera que van, y manifestar, o hacer visible, cualquier cosa que deseen usar directamente desde lo Universal.

      No obstante, fue una cosa muy diferente experimentar un contacto real con uno de ellos, e intenté comprender plenamente la maravilla de la experiencia. Para Saint Germain fue evidentemente una ocurrencia muy normal.

      Me senté en silenciosa reflexión durante un largo tiempo con profunda, profunda gratitud, intentando comprender y darme cuenta plenamente de su explicación de “La Ley” concerniente al deseo.

      Él enfatizó su importancia y actividad como el poder motivador del Universo, para propulsar nuevas ideas que forzan una expansión de conciencia dentro de la Vida de cada individuo. Él lo había explicado diciendo:

      “El Deseo Constructivo es la actividad expansiva dentro de la Vida, porque tan sólo en este modo vienen a la expresión mayores y mayores ideas, actividad, y logros, en el mundo externo de la sustancia y la forma. Dentro de cada Deseo Correcto está el poder de su realización. El Hombre es el Hijo de Dios. Él tiene orden del Padre para elegir cómo dirigirá la energía de Vida, y qué cualidad desea que exprese su deseo realizado. Y esto debe hacerlo porque el libre albedrío es su derecho de nacimiento.

      La función de la actividad externa del intelecto es la de guiar toda la expansión dentro de canales constructivos. Este es el propósito y deber del ser externo. Permitir que la Gran Vida, o Energía Divina, sea usada solamente para gratificar los deseos de los sentidos —que es el hábito de la masa de la humanidad— lleva a su uso destructivo, y siempre, sin ninguna excepción, está seguido por la desarmonía, debilidad, fracaso y destrucción.

      El uso constructivo del deseo es la dirección consciente de esta ilimitada Energía Divina, mediante la Sabiduría. Todo deseo, dirigido por la Sabiduría, lleva alguna clase de bendiciones al resto de la creación. Todo deseo dirigido por el Dios Interno, sale con el sentimiento de Amor y bendice siempre”.

      Los siguientes días los pasé escribiendo este registro de mis experiencias. De pronto, una mañana, al despertarme, encontré una tarjeta dorada sobre la mesa cercana a mi cama. Parecía una pieza de oro metálico, y sobre ella había una frase corta, escrita en un bello color violeta:

      “Vaya a nuestro lugar de cita en la montaña

      a las siete de la mañana.

      Saint Germain”.

      Guardé esta tarjeta cuidadosamente, y apenas pude esperar a que pasara el tiempo intermedio, tan grande era mi expectación. Tempranamente, la mañana siguiente, mientras preparaba un bocado, sentí un claro impulso de no llevar nada conmigo. Obedecí y decidí confiar que mis necesidades serían satisfechas directamente desde lo Universal.

      Alegre de corazón, pronto estuve de camino, determinado a no perder ninguna oportunidad de hacer preguntas, si eran permitidas. A medida que me aproximaba al punto de encuentro, mi cuerpo llegó a sentirse cada vez más ligero, hasta que, cuando apenas faltaba un kilómetro y medio, mis pies casi no tocaban el suelo.

      No había nadie a la vista, de modo que me senté en el tronco de un árbol para esperar a Saint Germain, no sintiendo fatiga ninguna, aunque mi caminata había sido de unos dieciséis kilómetros.

      Mientras meditaba sobre el maravilloso privilegio y bendición que había llegado a mi vida, oí romperse una ramita y miré a mi alrededor, esperando ver a Saint Germain. Imaginen mi sorpresa cuando, alejada, no más de quince metros, vi una pantera aproximándose lentamente hacia mí. Mi cabello debió ponerse de punta. Quise correr, gritar, tal era el sentimiento de miedo dentro de mí. Hubiera sido inútil moverme, porque un salto de la pantera habría sido fatal para mí.

      Mi cerebro dio vueltas por el gran miedo que sentía, pero una idea se abrió paso claramente y mantuvo mi atención con fijeza. Yo comprendí que tenía la Magna Presencia de Dios justo dentro de mí, y que esta Presencia era todo Amor. Este bello animal era una parte de la Vida de Dios también, y me obligué a mirarlo directamente a los ojos. A continuación me vino la idea de que una parte de Dios no podía dañar a otra parte. Estuve consciente solamente de este hecho.

      Me recorrió un sentimiento de Amor, que se proyectó como un Rayo de Luz directamente hacia la pantera, y con él se fue mi miedo. Las sigilosas pisadas cesaron y yo me acerqué lentamente hacia ella, sintiendo que el Amor de Dios nos llenaba a ambos. Se suavizó la mirada viciosa de sus ojos, el animal se enderezó, y vino lentamente hacia mí, restregando su lomo contra mi pierna. Yo me agaché y palmeé su suave cabeza. Ella elevó la mirada hacia mis ojos durante un momento y después se tumbó y puso a rodar como un gato juguetón. El pelo era de un bello color oscuro, rojizo-marrón; el cuerpo era largo, flexible y de gran fortaleza. Yo continué jugando con ella, cuando subí la mirada repentinamente, y vi a Saint Germain de pié a mi lado.

      —Hijo mío —dijo Él—, yo conocía tu gran fortaleza interna, de lo contrario no hubiera permitido semejante prueba. Has conquistado el miedo. ¡Te felicito!

      “De no haber dominado al ser externo, no hubiese permitido que la pantera te dañara, pero nuestra asociación hubiera cesado por un tiempo.

      “Yo no tengo nada que ver con la aparición de la pantera aquí. Fue parte de la operación de la Gran ley, como comprobarás antes de que cese tu asociación con tu nueva amiga.

      “Ahora que has pasado la prueba del coraje me es posible darte mayor asistencia. Cada día llegarás a ser más fuerte, más feliz, y expresarás mayor libertad.

      Él extendió su mano y en un momento aparecieron cuatro pastelillos de un bello color dorado-marrón, del tamaño de unos cinco centímetros cuadrados. Él me los ofreció y los comí según su instrucción. Estaban deliciosos.

      Inmediatamente sentí una sensación de hormigueo y aceleración a través de mi cuerpo entero; un nuevo sentido de salud y claridad de mente.

      Saint