Detrás de los retratos de Frida Kahlo se ocultan tanto la historia de su vida como la de su obra. Es precisamente esta combinación la que atrae al espectador. La obra de Frida es un testimonio de su vida. Pocas veces se puede aprender tanto acerca de un artista con sólo contemplar lo que él inscribe dentro del marco de sus cuadros. Frida Kahlo es sin lugar a dudas la ofrenda de México a la historia del arte. Tenía apenas dieciocho años cuando un terrible accidente cambió su vida para siempre, dejándola discapacitada y agobiada de un dolor físico permanente. Pero su carácter explosivo, su férrea determinación y su inquebrantable ahínco la ayudaron a formar su talento artístico. A su lado estuvo siempre el gran pintor y muralista mexicano Diego Rivera, cuyo obsesivo donjuanismo no le impidió a Frida conquistarlo con sus encantos, su talento y su inteligencia. Ella aprendió rápidamente a aprovechar el éxito de su compañero para explorar el mundo, creando así su propio legado y rodeándose con gran esmero de un muy estrecho grupo de amigos. Su vida personal fue turbulenta: muchas veces dejó de lado su relación con Diego mientras cultivaba sus relaciones amorosas con personas de ambos sexos. Pese a esto, Frida y Diego lograron salvar su deteriorado idilio. La historia y las pinturas que Frida nos dejó revelan el valiente relato de una mujer en constante búsqueda de sí misma.
El Impresionismo ha sido siempre uno de los estilos de arte preferidos por el público y las obras impresionistas continúan deleitando a los observadores con su asombroso juego de colores y formas. Este libro ofrece una cuidada selección de las obras más fascinantes de artistas como Degas, Monet, Pissarro, Renoir y Sisley. El volumen de Mega Square Impresionismo rinde tributo a la popularidad de este movimiento y, con un formato práctico y compacto, constituye un regalo perfecto.
Aquellos que han tenido la oportunidad de sostener entre sus manos un manuscrito medieval, no habrán podido evitar verse sorprendidos por la sensación de entrar en contacto directo con un pasado remoto. Tiempo atrás, cuando un libro era una verdadera obra de artesanía y cada copia el resultado de un laborioso proceso, este objeto constituía una obra de arte más que un volátil producto comercial. El volumen de Mega Square Manuscritos Iluminados presenta al lector asombrosas ilustraciones medievales y adornos únicos que constituyen un testimonio de la privilegiada imaginación de sus creadores.
El arte del Ukiyo-e es la expresión artística de una civilización aislada que, cuando se convirtió en algo accesible para Occidente, influyó de manera significativa a un gran número de artistas europeos. Los tres maestros de este género: Hokusai, Utamaro e Hiroshige, se reúnen aquí por primera vez generando un verdadero marco de referencia del arte japonés. Los tres artistas destacan ampliamente entre la producción artística nipona de todos los tiempos. Este nuevo título de la colección Prestige está llamado a ser una referencia tanto entre estudiantes como entre amantes del arte japonés.
El volumen de Mega Square Herbario está basado en la obra de Basilius Besler, el famoso experto en plantas que, por primera vez en la historia, describió, pintó y grabó más de mil especies de plantas. Sus dibujos son de gran valor tanto científico como artístico y constituyen un vívido testimonio de la ecléctica flora europea. Esta edición de Mega Square, que presenta un tema interesante y original en un formato compacto y práctico, constituye un regalo perfecto.
Goya es tal vez el pintor más accesible. Su arte, al igual que su vida, es un libro abierto. Nada ocultó a sus contemporáneos y les ofreció su obra con la misma franqueza. La puerta a su mundo no está oculta detrás de grandes dificultades técnicas. Fue la prueba de que si un hombre tiene la capacidad de vivir y multiplicar sus experiencias, de luchar y trabajar, puede producir grandes obras de arte sin el decoro clásico y la respetabilidad tradicional. Nació en 1746 en Fuendetodos, un pequeño pueblo montañés de un centenar de habitantes. De niño trabajó en los campos con sus dos hermanos y su hermana, hasta que su talento para el dibujo puso fin a su miseria. A los catorce años recibió el apoyo de un mecenas adinerado y se marchó a Zaragoza a estudiar con un pintor de la corte y, posteriormente, cuando cumplió diecinueve años, se fue a Madrid. Hasta los treinta y siete años, sin contar algunos diseños de tapicería de modesta calidad decorativa y cinco pequeñas pinturas, Goya no pintó nada de gran importancia, pero una vez que dominó su temperamento, produjo obras maestras con la misma velocidad que Rubens. Tras su nombramiento en la corte siguió una década de actividad incesante, años de pinturas y escándalos, con intervalos de salud deteriorada. Los grabados de Goya demuestran su gran pericia como dibujante. En la pintura, al igual que Velázquez, depende en mayor o menor medida del modelo, pero no de la manera objetiva del experto en naturalezas muertas. Si una mujer era fea, la convertía en un horror despreciable; si era atractiva, dramatizaba su encanto. Prefería terminar sus retratos en una sola sesión y era un tirano con sus modelos. Al igual que Velázquez, se concentraba en los rostros, pero dibujaba las cabezas con pericia, construyéndolas con varios tonos de grises transparentes. Su mundo en blanco y negro está habitado por formas monstruosas: se trata de las producciones en las que demuestra una reflexión más profunda. Sus figuras fantásticas, como solía llamarlas, nos llenan de una sensación de gozo vulgar, acentúan nuestros instintos diabólicos y nos deleitan con el nada caritativo éxtasis de la destrucción. Su genio alcanzó el punto culminante en sus grabados de los horrores de la guerra. Al compararlas con la obra de Goya, otras pinturas sobre este tema palidecen hasta convertirse en estudios sentimentales de la crueldad. Evitó la acción esparcida por el campo de batalla y se confinó a escenas aisladas de matanzas. En ninguna otra obra demostró tanto dominio de la forma y el movimiento, tantos gestos dramáticos y efectos sorprendentes de luz y sombra. En todos estos aspectos, Goya fue un renovador e innovador.
Paul Gauguin fue primero un marino y luego un exitoso corredor de bolsa en París. En 1874 comenzó a pintar los fines de semana, como pasatiempo. Nueve años después, tras la caída de la bolsa de valores, se sintió lo bastante confiado en su habilidad para ganarse la vida pintando, que renunció a su puesto y se dedicó a la pintura de tiempo completo. Siguiendo el ejemplo de Cézanne, Gauguin pintó naturalezas muertas desde el principio de su vida artística. Incluso poseía una naturaleza muerta de Cézanne, que aparece en el cuadro de Gauguin Retrato de Marie Lagadu. El año de 1891 fue crucial para Gauguin. En ese año dejó Francia y se marchó a Tahití, donde permaneció hasta 1893. Su estancia en este país determinó su vida y trayectoria futuras, ya que, en 1895, después de pasar una temporada en Francia, volvió a Tahití para siempre. En Tahití, Gauguin descubrió el arte primitivo, con sus formas planas y los colores violentos de una naturaleza salvaje. Con sinceridad absoluta, los transfirió a sus lienzos. A partir de ese momento, sus pinturas reflejaron este estilo: una simplificación radical del dibujo, colores brillantes, puros y vivos, una composición de tipo ornamental y una deliberada falta de contraste en los planos. Gauguin bautizó su estilo como “simbolismo sintético”.
El arquitecto y diseñador español Antoni Gaudí (1852-1926) es una importante e influyente figura en la historia del arte contemporáneo de España. El uso del color, la utilización de diferentes materiales y la introducción de movimiento en sus construcciones fueron toda una innovación en el terreno de la arquitectura. En su diario, Gaudí expresó sus propios sentimientos sobre el arte: “los colores usados en arquitectura tienen que ser intensos, lógicos y fértiles”. El autor, Jeremy Roe, utiliza una amplia gama de detalles fotográficos y arquitectónicos que le permiten revelar el contexto del arte de Barcelona mientras nos introduce en el mundo de Gaudí, maestro de algunas de las más famosas construcciones, objetos de diseño y grandes obras de la arquitectura española. Este libro ayuda a comprender a Gaudí y su legado.
Las flores constituyen el elemento fundamental en la mayoría de las representaciones pictóricas de naturalezas muertas. Al trazar sus formas y colores, numerosos artistas desde Brueghel a O’Keeffe han creado símbolos tanto de vida como de mortalidad. Los girasoles de Van Gogh, los nenúfares de Monet y los ramos de Matisse permanecerán en nuestra memoria para siempre. La mayor parte de los trabajos incluidos en Flores son verdaderas obras maestras que, a menudo, han marcado estilos y épocas enteras. Con el formato práctico y compacto característico de Mega Square, este título constituye un regalo ideal.
El abanico es un objeto cultural que combina la utilidad práctica con la moda, lo que ha contribuido a su prolongada historia, caracterizada por multitud de formas, materiales y colores diferentes. Este libro presenta los ejemplos más elaborados creados entre los siglos XVIII y XX. A la extravagancia de las formas y la presencia de materiales preciosos en los adornos hay que añadir la frecuente inclusión de dibujos basados en curiosos acontecimientos sociales, imágenes iconográficas e incluso partituras musicales. Su práctico formato hace del volumen Abanicos un regalo ideal para los apasionados de los objetos culturales y la artesanía creativa antigua.