Las nubes narra la historia de un joven psiquiatra que, en 1804, conduce a cinco locos hacia una clínica, viajando desde Santa Fe a Buenos Aires. Con él va una caravana de treinta y seis personas: locos, prostitutas, gauchos y una escolta de soldados, que atraviesan la pampa sorteando todo tipo de obstáculos. En esta falsa epopeya, que se desarrolla en el infinito escenario de la llanura ante la mirada científica del joven doctor, Juan José Saer concentra los núcleos básicos de su escritura: sus ideas acerca del tiempo, el espacio, la historia y la poca fiabilidad de los instrumentos con que contamos -conciencia y memoria- para aprehender la realidad.
Igor, un joven y exitoso dramaturgo, se encuentra aislado en un pueblo perdido entre Polonia y Bielorrusia. Allí se encuentra con Sońka, una anciana que únicamente posee una vaca y que lo acoge en su casa y le explica su trágica vida: una historia perdida en una de las guerras más terribles; una historia de odio, de explotación y de humillación, pero sobre todo de deseo y de amor prohibido, poderoso, inconcebible. Igor entiende de inmediato que se encuentra ante un material inigualable —por honesto y auténtico— para su nueva producción teatral. Poco a poco, el lector se adentra en el relato y se da cuenta de que el verdadero narrador de la historia que está leyendo no es Sońka, sino Igor, que la modifica, intercala notas sobre cómo adaptarla e incluso fragmentos de la obra de teatro que escribe inspirada en ella. El lector desconfía; es lo que necesita para enfrentarse a lo que vendrá. ¿Cuáles son los límites de la producción artística? Karpowicz refleja en el teatro las aspiraciones, oportunidades, manipulaciones y mentiras de la ficción literaria. Pero, ¿acaso no es la ficción la única forma de contar la verdad?