Название | Historia de la evangelización en el Perú |
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Автор произведения | Juan B. A. Kessler |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786124252914 |
Los esfuerzos para una reforma en el siglo xvi
Es un error pensar que el clero no se dio cuenta de la superficialidad de su labor misionera en el siglo xvi. Muy conocida es la historia de Bartolomé de las Casas, quien, durante la preparación de un sermón para el día de Pentecostés en el año 1514, dio con un texto bíblico que le hizo ver la injusticia con la que él y otros colonos trataban a los indios33. No es una exageración decir que Bartolomé de las Casas nació de nuevo, y hasta su muerte, 52 años después, luchó abnegada e incansablemente para libertar a los indios de su semiesclavitud. En su lucha lo apoyó el propio emperador Carlos v, quien en 1542, firmó las “nuevas leyes” para poner fin a los abusos del sistema de “encomienda”. Sin embargo, estas leyes provocaron una rebelión en el Perú y el rey se vio obligado a modificarlas, de modo que los abusos continuaron. Santo Toribio de Mogrovejo, el segundo arzobispo de Lima, quien llegó al Perú en 1581, luchó en defensa de los indios hasta su muerte en 1606. Obtuvo el respaldo de Felipe ii, pero nuevamente el mismo rey fue incapaz de instaurar las reformas necesarias. Martín de Porras y Marfil de Jesús también deben mencionarse como personas que se destacaron en la lucha contra los abusos de los colonos.
Muchos de los primeros misioneros españoles se percataban de que los indios, impresionados por el poderío español, querían asegurarse de la protección del Dios español sin dejar sus antiguos dioses34. Por eso, en el Primer Concilio de Lima en 1552, se decidió dar la eucaristía únicamente a aquellos indios que demostraron comprender lo que recibían, y aun así sólo con la aprobación del obispo35. Este mismo concilio exhortó a observar el día domingo con reverencia y dejó sentado que ninguna mujer indígena podía vivir en la casa parroquial36.
En el Segundo Concilio de Lima, en 1567, se observó que los indios solían esconder sus ídolos debajo de los crucifijos y los adoraban mientras aparentaban venerar al símbolo cristiano37. Por eso, el concilio ordenó que los sacerdotes destruyeran todo lo que los indios pudieran utilizar como objetos de adoración38. Después de una campaña sistemática de destrucción, los sacerdotes creyeron haber extirpado la idolatría para el año 1660, pero en 1953, el arqueólogo Víctor von Hagen descubrió un adoratorio del Sol, pequeño, pero muy bien hecho, en Pomacocha, un sitio muy aislado en los Andes, cerca de Vilcashuamán. El adoratorio mostraba señales de destrucción y algunas de sus piedras habían sido empleadas en la construcción de una hacienda cercada que llevaba la fecha de 1780. Por eso Víctor von Hagen cree que se siguió usando este adoratorio del Sol hasta mucho después de 166039. Como lo sabe cualquier persona que haya vivido en la sierra peruana, los indios todavía tienen objetos que adoran.
El Tercer Concilio de Lima, celebrado en 1583, prohibió que se comerciara los domingos40, y amenazó con excomulgar a todo sacerdote al que se le sorprendiera jugando naipes o echando suertes41. Se podría citar muchos ejemplos más, pero estos bastan para demostrar que no sólo se daban cuenta de los problemas, sino que procuraban eliminarlos. Así que, el hecho de que los abusos hayan continuado es un indicio de que la iglesia era incapaz de disciplinarse.
El decaimiento del impulso misionero
Durante el siglo xvi, la Iglesia Católica en el Perú tuvo un tremendo empuje misionero. Como ya se ha dicho, los frailes, sobre todo, realizaron hazañas. Pero durante el siglo xvi el entusiasmo misionero menguó y se produjo un estancamiento. No se profundizó la obra inicial realizada entre los indios serranos, y muchos indios de la selva no fueron evangelizados del todo. En el Perú hubo por lo menos cuatro razones:
1. La desilusión. Se generalizó la noción de que los indios eran burros y que nunca podrían entender nada de la religión42.
2. La indisciplina entre el clero. Según Mackay, el clero latinoamericano llegó a ser uno de los más corruptos que ha conocido la iglesia de Roma43. Uno de los síntomas de esta situación fue la “solicitación (seducción) en el confesional”44.
3. El oscurantismo. El temor morboso a la herejía cerró la puerta a cualquier progreso. La Inquisición tenía que ver tanto con libros como con personas. Por el año 1800, el 90% o más de los habitantes de América Latina eran analfabetos. Gente de categoría creía que la educación de las clases inferiores produciría ideas subversivas, incredulidad religiosa y conmoción social45.
4. La riqueza de la iglesia. Se calcula que entre 33 y 50% de los bienes raíces llegaron a pertenecer a la iglesia. En la ciudad de México, por ejemplo, había 3387 casas en 1790, y de estas, 1935 pertenecían a la iglesia46. En las demás ciudades latinoamericanas la situación era muy similar.
El impacto social de la iglesia colonial
A los indígenas que se dejaron bautizar se les obligaba a asistir a misa los domingos. El Primer Concilio de Lima decretó que los indios que se ausentaran injustificadamente recibirían por parte de las autoridades locales quince golpes de palo. Para los caciques, la pena correspondiente era un día de detención. El Tercer Concilio intensificó estas penas. El indio que se ausentara recibiría por la primera ofensa veinte palos, y por la segunda, cuarenta. Las penas correspondientes para los caciques se elevaron a cuatro días de trabajo forzado por la primera ofensa, y ocho por la segunda47. Como resultado de estas medidas, se les acostumbró a asistir a misa con puntualidad, pero no de buena gana.
Para hacer más atractiva la celebración, a menudo se organizaban procesiones con música y danza48. El resultado fue que el domingo llegó a ser un día de fiesta y de comercio en los centros regionales, a pesar de todos los esfuerzos de los concilios en Lima de hacerlo observar con reverencia. Desde el punto de vista puramente eclesiástico, este resultado no fue deseable. Pero desde el punto de vista social tenía aspectos positivos. Las fiestas dominicales reemplazaron a las fiestas indígenas tradicionales, y el aspecto religioso ayudó a aglutinar a una sociedad que en todo lo demás se hallaba sumamente estratificada y dividida.
Desgraciadamente, también hubo aspectos negativos, como la borrachera con que terminaban aquellas fiestas y la tendencia a confesarse con padres desconocidos para no tener que abandonar el pecado49. Gracias a estas fiestas, la Iglesia Católica llegó a dominar la vida social de la Colonia. Si bien es cierto que los indios guardaron a sus dioses antiguos en el corazón, también es cierto que aceptaron las fiestas católicas, con todos sus detalles, como cosas muy suyas. En 1964, cuando los padres Maryknoll que trabajaban en Cerro Colorado, en las afueras de Arequipa, exhortaron a los feligreses a no malgastar en procesiones y cohetes el dinero que necesitaban para vivir, la gente protestó diciendo “Los padres se han vuelto protestantes; quieren quitarnos nuestras costumbres”50. Gracias a esta aceptación social, la Iglesia Católica como institución se arraigó tan firmemente en la conciencia del pueblo, el cual pudo resistir los golpes rudos que recibiría durante la Independencia.
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