Yo soy el que soy. Servelio Hernández

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Название Yo soy el que soy
Автор произведения Servelio Hernández
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788468558882



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porque nuestras facultades están coaccionadas y para ello la élite utiliza los diferentes sistemas de comunicación tales como radio, prensa, televisión etc., por esta razón los noticieros resaltan siempre las noticias catastróficas, violentas, satánicas, atroces etc., y casi nunca las buenas noticias que se producen a diario y a cada momento en todos los lugares del planeta.

      Expiación- Se nos ha hecho creer que a este mundo vinimos a sufrir y que el sufrimiento es la única forma de acumular puntos para ganarnos una existencia amable después de nuestra muerte. La tierra es una expansión del universo, el universo es de creación divina y Dios es amor, por eso nos ha dado este planeta tan inefable para que lo disfrutemos al máximo en nuestro tránsito por el mismo.

      Tiempo- El tiempo es una invención del ser humano, y es muy útil en nuestro diario vivir, porque el calendario y el reloj nos sirven para programar, controlar y competir entre otras cosas, pero hay que darse cuenta que programar, controlar y competir, lo mismo que poseer, atesorar, acumular etc., son verbos que se conjugan a nivel de nuestra apariencia también denominada, nuestro pequeño yo, que como dije antes tiene fecha de caducidad. Pero para nuestra esencia el tiempo no existe porque somos eternos.

      Conciencia

      Según el diccionario esta palabra hace referencia al concepto de bueno y malo, de acuerdo a la moral y la religión. Es bueno lo que se hace conforme a lo establecido por la corriente espiritual de nuestra preferencia y malo lo contrario. Hay que darse cuenta que aquello que hacemos en determinados momentos de la vida, lo hacemos de acuerdo a nuestro estado de consciencia del momento y hace parte de las bases que han servido para conformar nuestro estado de consciencia actual, por tanto, juzgar hechos pasados con nuestro estado de consciencia actual resulta un desatino, además de que nuestra memoria es selectiva y recuerda lo que quiere, lo interpreta a su manera, por lo tanto, no podemos confiar en ella. Lo más sabio en estos casos es realizar un acto de amor y perdonarnos a nosotros mismos.

      Mi conciencia

      Debido a mi formación familiar, académica y religiosa, siempre vi mi conciencia como un estado de resultados, en donde las buenas acciones conforman los ingresos y las malas acciones conforman el costo y el premio o el castigo corresponde al resultado final. Pero como según las enseñanzas recibidas de mis ancestros y mis orientadores espirituales en mi niñez y mi juventud, casi todo en la vida constituye pecado, siempre creí que mi vida era un completo desastre y que después de mi muerte lo más probable era que me enviarían a sufrir el suplicio del fuego en el infierno por toda la eternidad, o estando con suerte me enviarían al purgatorio que según los sistemas de creencias es un infierno temporal.

      Con mi maravillosa experiencia cercana a la muerte, acaecida el 29 de diciembre de 2015 me di cuenta que la vida después de la muerte es felicidad plena y que el plano de luz es el lugar más inefable del universo hasta ahora conocido por mí.

      CAPITULO 3

       Acerca de la Divinidad, Dios y Dios y yo

      Acerca de la Divinidad

      Cuando nos referimos a Dios, al universo o la existencia, encontramos situaciones in-manifestadas que constituyen un verdadero misterio, situaciones manifestadas que no entendemos y situaciones que entendemos pero que no existen palabras para expresarlas. Por ejemplo, cómo explicar el misterio de la Santísima Trinidad – tres personas distintas, que siendo cada una Dios, constituyen un solo Dios verdadero- “, o analizando el universo como entender dónde comienza lo que no tiene principio y dónde termina lo que no tiene final, o con que palabras se puede expresar lo inefable del plano de luz. De todos modos, tratare de ser lo más explícito posible.

      Dios

      Algunos lo llaman El Todo, otros El Absoluto, El Universo, Consciencia Universal, el Silencio Profundo, La Nada, El Verbo, Energía pura etc., para mí y para muchos otros sencillamente Dios.

      San Juan de la Cruz dijo más o menos: “No le conozco porque no tiene origen, pero es el origen de todo lo que lo tiene”. Los más insignes meditadores dicen que el silencio profundo tiene voz y esa voz como lo dice el evangelio de San Juan es Dios: Al principio fue el verbo, y el verbo es Dios, y continúa, el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. La ciencia nos dice que en el vacío hay vibración y que esa vibración pura y primigenia es el origen de todo. La filosofía nos dice que la nada siendo nada, lo tiene todo en potencia. La cuestión es de creyentes y no creyentes, para los creyentes siempre hay algo antes de y para los no creyentes todo viene después de, pero ambos nos referimos a lo mismo, a la creación, al universo, a la vida etc., o sea que tanto creyentes como no creyentes aceptamos la divinidad, unos afirmándola y otros negándola, porque cómo negar lo que no existe, se niega lo que realmente existe.

      Dios y yo

      “Dios es yo, y yo soy Dios cuando ceso de ser yo. Fue lo que dijo” Al-Hallay un místico sumita al que encarcelaron y condenaron a morir cuatro veces, y fue ahorcado, crucificado, descuartizado e incinerado por decir tal cosa.

      “El más alto grado de perfección al que puede llegar un ser humano en esta vida, es el de convertirse en Dios”. Fue lo que dijo San Juan de la Cruz un místico cristiano al que encarcelaron y desterraron por haber dicho esto.

      “El padre y yo somos la misma persona”. Fue más o menos una de las cosas que dijo Cristo Jesús y por decir esto y muchas otras verdades lo crucificaron.

      Yo siempre asumía que Dios era un ser lejano y severo, siempre presto a juzgarnos y a castigarnos. Con mi estado de conciencia apresado en mis sistemas de creencias, Dios estaba allá en su reino y yo aquí tratando de ignorarlo, pero cumpliendo con algunos de mis compromisos como cristiano, para tener algo a mi favor cuando mi hora llegara. Pero ahora comprendo que siendo nosotros parte de su creación y siendo Él puro amor, es imposible que sea un castigador y que no desee lo mejor de lo mejor para su propia obra. Estos miedos acerca de Dios no son más que creencias utilizadas por los manipuladores para someternos a su voluntad, siempre con ambiciones egoístas, ya sean de poder político, social, económico o religioso.

      CAPITULO 4

       Acerca de sufrimiento

      Porque sufrimos

      Sufrimos porque nos olvidamos de lo que realmente somos (esencia) y nos identificamos con el pequeño yo (apariencia). También porque no logramos conseguir lo que quiere el pequeño yo, porque no logramos evitar que a nuestra vida lleguen aquellas cosas que no le gustan a nuestro pequeño yo y por el apego a las cosas materiales.

      Cuando desconocemos u olvidamos a nuestro yo superior (esencia) nuestra vida es dirigida por la mente, pero como la mente no sabe vivir el momento presente porque siempre está en el pasado o en el futuro, creándonos ansiedad, nostalgia, complejos de culpa, remordimientos, tristeza y sufrimiento, nombra al ego como conductor. El ego hace lo mejor que puede, pero como tiene miedo porque sabe que tarde o temprano va a morir, siempre quiere más y al contrario de lo que decía San Francisco de Asís “Necesito poco y lo poco que necesito, lo necesito poco”, nuestro ego dice – necesito mucho y lo mucho que necesito, lo necesito mucho-, en la creencia de que acumulando y atesorando, puede librarse de lo inevitable, pero como nunca se siente plenamente satisfecho nos ocasiona sufrimiento.

      Para que sufrimos

      Sufrimos para crecer en consciencia, porque solamente en el sufrimiento valoramos la vida y recordamos nuestra esencia. Sí siempre tuviéramos presente lo que realmente somos, miedo a que, si somos eternos, infinitos y Dios está con nosotros, como dijo la Madre Teresa de Calcuta cuando la entrevistaron después de salvar a unos niños junto con otras monjas en medio de un tiroteo “Miedo a que, si lo máximo que pueden hacerme, es volarme la cabeza de un tiro”. Infortunadamente no crecemos en consciencia en medio del bienestar, el jolgorio y la alegría, no porque no pueda hacerse, sino porque en esos estados nos olvidamos de lo que somos. Valoramos la salud cuando enfermamos, la compañía cuando estamos solos, el agua