Название | Miradas Cruzadas 2-3 |
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Автор произведения | Jorge Martin |
Жанр | Философия |
Серия | |
Издательство | Философия |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789978775356 |
Es posible ejemplificar este punto con un ejemplo paradigmático en Pablo. En muchos textos se ha culpado a Pablo de ser misógino. Es cierto que Pablo no se puede asemejar con un feminista del siglo XXI, y varias de sus afirmaciones podrían justificar en un primer momento estas acusaciones. Así por ejemplo su concepción del cuerpo: “No dispone la mujer de su cuerpo, sino el marido.”115, o la necesidad de que las mujeres escondan su cabello: “[…] toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta a su cabeza; es como si estuviese rapada.”116 Podríamos encontrar dentro de estas citas dos oposiciones al carácter universal del mensaje cristiano ya que según vemos en el texto, éste no es indiferente a todas las diferencias puesto que reconoce como mínimo la diferencia entre hombres y mujeres, y parece proponerles verdades diferentes a cada grupo. Más aun, no sólo diferencia entre hombre y mujere, sino que jerarquiza la dicotomía, manifestando que el acontecimiento cristiano está plenamente sometido a la ley del mundo dentro del cual surge. No obstante, una lectura más precisa de Badiou permite cuestionar este último punto. Efectivamente, se puede primero notar que, si bien las mujeres deben llevar un velo para poder profetizar, están de hecho incluidas dentro de los grupos que profetizan. Hay así en Pablo un proceso de simetrización secunda que sobrepasa las particularidades hacia singularidades universales. Por este motivo, Pablo nunca niega las diferencias, pero anuncia su indiferencia desde el punto de vista del acontecimiento cristiano. Es cierto que tal como lo hemos visto117, las mujeres no disponen totalmente de sus cuerpos; no obstante, de la misma manera: “Igualmente, el marido no dispone de su cuerpo, sino la mujer.”118 Encontramos la misma estrategia de simetrización en el caso del velo. Las mujeres deben llevar un velo que, al desdoblar su cabello, marca la diferencia de los sexos; sin embargo, el hombre también debe someterse a este tipo de inyuncciones: “Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta a su cabeza.”119 De esta manera, Pablo no hace hincapié sobre una particularidad, sino más bien, al imponerle cierta simetría, la da un carácter universal: “[…], lo que Pablo emprende, y es justo considerar que finalmente es una invención progresista, es hacer pasar el igualitarismo universalizante por la reversibilidad de una regla inigualitaria.”120 Pablo es así el Sujeto más preciso que pudo encontrar Badiou dado que cristaliza todo el proceso de subjetivación. En un primer momento, Pablo es alcanzado por un relámpago camino a Damasco, un relámpago que, lejos de suceder en el Ser, le sucede al Ser, y se da sin razón alguna, al azar, y por lo tanto a todos, sin distinguir sus destinatarios según las leyes que rigen el mundo. Pero este acontecimiento no es constatado por Pablo, más bien es declarado el momento en el que Pablo se hace el militante de sus verdades y de los nuevos posibles que abre. Finalmente, en los momentos de crisis o de dudas, Pablo, tal como todo Sujeto, se mantiene firme.
De esta manera, aunque Badiou rechace los fundamentos teológicos de los procesos de subjetivación, no podemos dejar de notar que, en su materialismo democrático121, el Sujeto sólo existe bajo la condición de la Gracia. Podemos así entender por qué razón toda la teoría del Sujeto de Badiou se despliega finalmente a la luz de las tres virtudes teologales. La Fe (o convicción en Badiou) que nombra al Sujeto en el momento de la declaración de la acontecimientalidad del acontecimiento; la Caridad (o amor en Badiou) que se manifiesta en la fidelidad del Sujeto al mundo que abrió el acontecimiento, o como mínimo a las nuevas posibilidades que surgieron; finalmente, la Esperanza (o certeza en Badiou) que marca la perseverancia del Sujeto en los momentos de crisis en los cuales debe encontrar la fuerza para seguir siendo el co-creador de las verdades.
Gracias a los análisis que Badiou propone de los textos Pablo, ha sido posible recorrer su teoría del Sujeto en tanto que proceso de subjetivación a raíz de un acontecimiento. Pero también nos ha llevado a entender en qué medida es posible, en la filosofía de Badiou, seguir pensando una ética positiva que no se limite a rechazar el Mal ni a ponernos de acuerdo sobre reglas mínimas que nos permitan convivir. Hemos mostrado además que los dos puntos (Sujeto y ética afirmativa) están sumamente vinculados y convergen en la figura de Pablo, en el sentido de que Pablo es un Sujeto porque se encarna dentro de las verdades que abrió el acontecimiento cristiano. Militante de este acontecimiento, mucho más que teólogo, Pablo afirma su acontecimientalidad, la declara, así como su asignación universal que es indiferente a las diferencias situacionales. Por este motivo, es el hombre de las declaraciones mucho más que el del conocimiento. De hecho, Pablo no es un teólogo sino un verdadero militante: “Pablo nos dice: siempre es posible que piense en el siglo un pensamiento no conforme. He ahí lo que es un sujeto. Es él quien sostiene lo universal, y no la conformidad.”122 De allí que su conversión sea el fruto de un relámpago más que del estudio o de una demostración. De allí también que, como todo militante, sea el hombre de la organización y de la movilización de las masas, mucho más que de la teorización y de la creación de un corpus teórico.
Para Badiou, el genio de Pablo es que, en su militancia universal, no trata de alcanzar un universal abstracto, ni de encontrar raíces dentro de la situación en la cual se dio el acontecimiento cristiano. Al contrario, incorporándose a las verdades, defiende las singularidades universales: “Pablo, ya hemos insistido, no es un dialéctico. Lo universal no es la negación de la particularidad.”123 Por este motivo, y sobre el modelo de la figura de Pablo, se puede entender que siga siendo posible una ética afirmativa que hace del individuo un Sujeto, puesto que las singularidades universales siempre son las verdades transmundanas que nos convocan y nos llaman, que desbordan nuestros pequeños intereses individuales para llevarnos a unirnos a la parte infinita de cada uno de nosotros, aquí mismo, en este mundo: “No es universal sino lo que está en excepción inmanente.”124
1 Alain Badiou, La ética, Ensayo sobre la consciencia del mal, Herder, México, 2004, pp. 125-126.
2 Primera Epístola a los Tesalonicenses, 5, 5, Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1975, p. 1696.
3 Alain Badiou, La ética, Ensayo sobre la consciencia del mal, Herder, México, 2004, p. 23.
4 “Esta norma de los comentarios y de las opiniones se adosa a las instituciones y dispone así de su propia autoridad: hay “comisiones de ética” nombradas por el Estado. Todas las profesiones se interrogan sobre su “ética”. Asimismo, se montan expediciones militares en nombre de la “ética de los derechos del hombre”.”, Alain Badiou, La ética, Ensayo sobre la consciencia del mal, Herder, México, 2004, p. 25.
5 « Au sens général, c’est ce que recouvre le beau mot de communisme, société égalitaire, société qui par son propre mouvement abat les murs et les séparations, société de la polyvalence et des trajets variables, dans le travail comme dans la vie. », Alain Badiou, Circonstances 5, L’hypothèse communiste, Lignes, Paris, 2009, pp. 51-52.
6 Alain Badiou, San Pablo, La fundación del universalismo, Anthropos, Barcelona, 1999, p. 7.
7 “Si hoy quiero resaltar en unas páginas la singularidad de esta conexión en Pablo, es porque, por todas partes, trabaja, hasta en la posibilidad de su negación, la búsqueda de una nueva figura militante destinada a suceder a la que establecieron