Название | Filosofía de las neurociencias |
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Автор произведения | Michele Farisco |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789506232368 |
Farisco, a través de la confrontación con la semántica de la persona que ha ensayado, subraya, por un lado, que las indagaciones neurocientíficas no pueden ignorar la complejidad del sujeto humano y que ellas mismas vienen a caracterizar por medio de la dinamicidad y la evolución en respuesta al ambiente externo; por el otro, que categorías antropológicas tradicionales, como por ejemplo, la persona, siguen teniendo su vigencia y pueden oficiar como instrumentos interpretativos de la identidad humana en diálogo con las evidencias de las neurociencias.
Para Farisco, una identidad de la persona humana, entendida en los términos señalados precedentemente, es el presupuesto adecuado de una neuroética y de una neurofilosofía no reduccionistas. Desde esta óptica, señala Farisco, «… el ser-en-el-mundo-con-los-otros y el ser-en-el-proceso-de-devenir, los cuales expresan la condición de relacionalidad típica del ser humano, implican entre otras cosas, que “los esquemas de activación y los procedimientos de elaboración en el cerebro de alguien en cualquier parte son intrínsecamente relacionales o cibernéticos, reflejo de la interacción entre los seres humanos y los contextos socioculturales que ellos estructuran por sí mismos y en los cuales definen la propia identidad, modos individuales situados de ser hombre”». Y remata: «En conclusión, nuestra confrontación filosófica con las neurociencias nos ha conducido a reconocer el rol extraordinario de las mismas en la empresa fascinante del estudio de la naturaleza humana, la cual, sin embargo, se muestra irreductible y demasiado compleja para poder ser fijada en definiciones rígidas y definitivas. Es muy auspicioso, por lo tanto, un diálogo proficuo entre las ciencias del cerebro y las ciencias humanas: una filosofía de las neurociencias, que en gran parte todavía debe ser pensada, debería desarrollarse como plataforma conceptual para la definición de las condiciones de posibilidad de un diálogo semejante».
Consideramos que esta obra de Michele Farisco, más allá de la perspectiva filosófica desde la cual piensa la categoría de persona, con la cual se puede o no acordar, manifiesta un profundísimo conocimiento de la temática tratada, a la vez que nos ofrece un actualizado estado de la cuestión en lo que respecta al desarrollo de las neurociencias.
Asimismo, resulta justo subrayar el equilibrio en el tratamiento de las cuestiones, el cual es el resultado, a nuestro juicio, del respeto riguroso del ámbito propio de cada saber y de sus métodos respectivos.
Carlos Daniel Lasa
Villa María, Córdoba
21 de abril de 2014
PREFACIO
NEUROBIOÉTICA: REFLEXIONAR SOBRE CUESTIONES
FILOSÓFICAS EN LA INTERSECCIÓN DE
NEUROCIENCIAS Y SOCIEDAD
James Giordano, PhD (1)
Las neurociencias se han convertido en una disciplina mucho más abierta, involucrando técnicas y tecnologías extraídas de las ciencias naturales y físicas, como también de las ciencias humanísticas, con el fin de afrontar cuestiones de psicología, y, mucho más sólidamente, de sociología, antropología y economía (2). Los descubrimientos neurocientíficos están promoviendo la vuelta a pensar cuestiones filosóficas relativas a la naturaleza de la mente, del sí y de la persona, y podrían poner en discusión ontologías socialmente definidas, valores sociales, convenciones, normas y usanzas, así como las nociones ético-legales del «bien» individual y social (3). Al mismo tiempo, las heurísticas de las neurociencias contribuyen al desarrollo de sofisticadas neurotecnologías (por ejemplo, varias formas de neuroimaging; implantes cerebrales e interfaces cerebro-máquina, trasplantes neurogenéticos y de tejidos; estimulaciones trans- e intracraneanas; etc.), y, dada la frecuencia y la importancia de tales desarrollos, debemos preguntarnos cómo estos serán utilizados para valorar, tener acceso, enderezar y condicionar los conocimientos, las emociones y el comportamiento de individuos, grupos y también su interés potencial para la sociedad.
¿Cómo, por ejemplo, las neurociencias y las neurotecnologías cambiarán el objetivo, la praxis y tal vez también la finalidad de la medicina como profesión y práctica en el ámbito de una cultura mucho más tecnófila y guiada por el mercado? ¿Cómo estableceremos aquello que constituye normalidad y anormalidad, y los límites con los cuales definir, ofrecer o negar un tratamiento, una rehabilitación o una potenciación, en el momento en el cual las técnicas y las tecnologías de las neurociencias son más disponibles —aun cuando no igualmente accesibles— para el público? Las neurociencias y las neurotecnologías, ¿ofrecerán intuiciones a la conciencia y al sí que permitirán a la humanidad superar las distinciones biológicas, psicológicas y culturales? ¿Podría todo eso favorecer una nueva realidad social a través de la creación de una nueva y más unificada visión de los hombres, de la humanidad y de las otras creaturas (por ejemplo, animales, máquinas que sienten) que va más allá de las antiguas distinciones entre género humano, naturaleza, seres orgánicos e inorgánicos? Finalmente, aunque ciertamente no sea una cuestión menos importante, ¿cómo podremos intuir y recorrer las direcciones de los escenarios futuros muy probables, altamente plausibles y potencialmente utópicos y/o distópicos que las neurociencias podrían emprender? Estas cuestiones —y otras que sin duda surgirán— reflejan la promesa, los desafíos y los problemas que pueden y serán generados por el entrecruzamiento de las neurociencias, la neurotecnología y la sociedad (4).
Es en el espíritu de las realidades corrientes y del futuro potencial de las neurociencias desde donde ofrezco este prefacio al volumen de Michele Farisco sobre la neuroética. Farisco somete a examen la neuroética según aquello que Adina Roskies (5) ha definido como la «doble tradición», o sea, 1) los estudios de las supuestas bases neurales de los conocimientos, de las emociones y de los comportamientos que las sociedades humanas ponen en acto como moralidad, y 2) las cuestiones éticas que surgen en y de la investigación neurocientífica y de la aplicación de su conocimiento y tecnologías a la medicina, a la vida pública y, de manera creciente, a las relaciones internacionales y a los programas de seguridad nacional y de defensa. He afirmado anteriormente —y reafirmo aquí como una apología de la neuroética— que entre ambas tradiciones, la neuroética debe «suscitar el discurso» a propósito de aquello que es conocido y no conocido relativamente a cerebros y conciencia, y deberían ofrecer a las neurociencias un modelo de sistema que reconozca una orientación bio-psicosocial en el sentido más riguroso, reconociendo la complementariedad del ser biológico en una relación ecológica con su entorno vital (6).
Por lo tanto, la neuroética puede ser asumida como una forma de metaética, tanto en el sentido de lente epistemológica como en el sentido de espejo antropológico y ético (7). En cuanto lente, ella 1) trabaja para desarrollar una comprensión interactiva de las modalidades en las cuales los hombres (y tal vez también otras especies) manifiestan capacidades ecológicas protomorales relevantes para su interacción con los otros; 2) ofrece una visión fundada de modo natural de la moralidad y del desarrollo y del valor bio-psicosocial de diversos sistemas éticos; y 3) concentra esta lente sobre las tareas de la investigación neurocientífica y sus utilizaciones. En cuanto espejo, la neuroética puede —y debería— ser utilizada para desarrollar una reflexión más cuidada sobre el ser humano, la naturaleza humana, la condición humana y la validez, el significado y el valor potencial de las neurociencias —y sus efectos manifiestos— como empresa humana (8). En este último sentido, un deseo de conocimiento, y motivos positivos